Francia

Así es la prisión en la que acaba de entrar Sarkozy: alas para prisioneros vips y cárcel de varios dictadores

El expresidente francés ha ingresado este martes en la prisión parisiense de La Santé para cumplir la pena de cinco años impuesta por la financiación de su campaña electoral en 2007

A police van parks outside the Sante prison Tuesday, Oct. 21, 2025 in Paris as former French President Nicolas Sarkozy heads to prison to serve time for a criminal conspiracy to finance his 2007 election campaign with funds from Libya. (AP Photo/Aurelien Morissard)
France Sarkozy PrisonASSOCIATED PRESSAgencia AP

Nicolas Sarkozy, presidente de Francia entre 2007 y 2012, ha cruzado este martes los muros de la prisión de La Santé, en el distrito XIV de París. Lo hizo poco después de las nueve y media de la mañana, escoltado por una comitiva policial y seguido por decenas de cámaras que transmitían en directo su llegada. Cumplirá allí parte de los cinco años de cárcel impuestos por la financiación ilegal de su campaña presidencial de 2007 con fondos procedentes del régimen libio de Muamar el Gadafi. La imagen del exmandatario entrando en una prisión marca un momento histórico: es el primer expresidente francés en ser encarcelado.

Así es La Santé, la prisión de los poderosos en la que ha entrado Sarkozy

El edificio donde ahora dormirá Sarkozy no es una cárcel cualquiera. La prisión de La Santé, inaugurada en 1867, ha sido escenario de algunos de los episodios más oscuros y mediáticos del sistema penitenciario francés. Por sus celdas han pasado dictadores, espías, criminales de guerra y terroristas: desde el panameño Manuel Noriega, encarcelado allí en 1993 tras su extradición a Francia, hasta el conocido terrorista internacional “Carlos el Chacal”, condenado por múltiples atentados en los años setenta y ochenta.

A diferencia de la mayoría de prisiones del país, La Santé se encuentra en pleno corazón de París, a apenas tres kilómetros del Panteón. Esa ubicación privilegiada ha contribuido a su carácter singular: durante décadas fue considerada la prisión de las élites, tanto por la naturaleza de sus reclusos como por su disposición interna. Hasta la gran reforma de 2019, el centro contaba con un ala reservada para prisioneros VIP (políticos, altos funcionarios, diplomáticos o empresario) que requerían medidas de seguridad especiales.

La prisión, que sufre una historia de hacinamiento y deterioro, fue objeto de una profunda renovación entre 2014 y 2019. El objetivo era modernizar las instalaciones y mejorar las condiciones de vida de los reclusos, que en el pasado habían sido calificadas como “indignas” por organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional.

Hoy, La Santé cuenta con 1.000 celdas individuales, zonas de talleres, un centro médico y áreas de recreo separadas por niveles de seguridad. Pese a su imagen reformada, sigue siendo una prisión de alta vigilancia, con una estructura radial que permite controlar los movimientos internos desde un punto central.

Sarkozy, según han confirmado fuentes judiciales,no convivirá con la población general. Cumplirá su condena en una unidad de aislamiento, un espacio reservado a presos que requieren protección especial o que presentan riesgos de seguridad. Las celdas de esa ala son individuales, con baño, escritorio y una ventana enrejada. Los internos pueden salir una hora al día al patio, aunque no coinciden entre sí durante esas salidas.

En tiempos más recientes, la prisión ha alojado a narcotraficantes internacionales y líderes de organizaciones extremistas. En su etapa anterior a la reforma, incluso existía un sistema de clasificación informal de los pabellones: los “de los poderosos”, los “de los intelectuales” y los “de los comunes”. Hoy ese esquema ya no existe oficialmente, pero el estigma de “la cárcel de los poderosos” sigue acompañándola.

La entrada de Sarkozy en La Santé tiene un alto valor simbólico en un país donde, históricamente, los expresidentes gozaban de una amplia inmunidad judicial. Hasta las últimas décadas, ningún político de alto nivel había ingresado en prisión. Sin embargo, el endurecimiento de las leyes anticorrupción y las reformas judiciales introducidas tras los escándalos de los años 2000 cambiaron esa tendencia.

El exministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, antiguo abogado de Sarkozy, ha reiterado que el expresidente “gozará de los mismos derechos que cualquier ciudadano”, aunque su estancia esté marcada por protocolos especiales de seguridad.

El propio Sarkozy habría confesado a allegados, según el diario Le Figaro, que entraría a prisión con tres libros bajo el brazo, uno de ellos El Conde de Montecristo de Alexandre Dumas, la historia de un hombre injustamente encarcelado que busca redención y venganza. Un guiño, quizá, a su percepción de víctima como primer expresidente francés que entra en prisión.