Aviación

Corea del Sur se une al club de cazas supersónicos: ¿qué países lo conforman?

El nuevo KF-21 Boramae es uno de los proyectos más importantes para reemplazar a los aviones de combate actuales de la fuerza aérea surcoreana

A principios de este mes, el nuevo KF-21 Boramae de Corea del Sur comenzó a realizar sus pruebas de rodamiento y motores, previo a su primer vuelo. El caza surcoreano fue captado en las afueras de las instalaciones de Korea Aerospace Industries (KAI) cuando se dirigía a pista para completar los test de preparación, así como probar sus motores General Electric F414-GE-400K.

Según la información brindada por KAI, el vuelo inaugural debería haber tenido lugar durante el mes de junio, pero las pruebas se retrasaron. No obstante, cabe destacar que el desarrollo del Boramae avanza rápidamente. The Korea Times señala que el próximo 22 de julio como la fecha más probable para el primer vuelo, lo que significa que solo tendrá un mes de retraso, una diferencia que no es de gran importancia.

Además, dentro del plan se encuentra la necesidad de la Fuerza Aérea de la República de Corea (RoKAF) de reemplazar unos 60 F-4E Phantom II, más pronto que tarde, y una de las opciones que se está barajando es la de aumentar el pedido de unidades de KF-21 Bloque 1.

El nuevo KF-21 Boramae es uno de los proyectos nacionales más importantes para reemplazar a los cazas actuales de la fuerza aérea y para introducir la próxima generación de cazas. Está diseñado para ir avanzando progresivamente en capacidades de combate y supervivencia, mediante la implementación de mejoras en bloques.

Se trata de un avión de combate polivalente, y el resultado del programa de desarrollo del programa Programa KF-X, que se ha llevado a cabo desde 2016. Son considerados aviones de 4,5 generación, con una baja silueta al radar, similar a la de un Dassault Rafale o Boeing Super Hornet, así como electrónica de quinta generación.

Los únicos otros países que han desarrollado y volado un caza supersónico avanzado son Estados Unidos, Rusia, China, Japón, Francia y Suecia, así como también un consorcio europeo formado por Reino Unido, Alemania, Italia y España.

De esos, solo EE UU y China han desplegado aviones de combate de quinta generación de fabricación nacional, aviones que cuentan con tecnologías sigilosas, capacidades de interferencia de radar y aviónica que integran datos a bordo y remotos para brindar a los pilotos una imagen en tiempo real de su operación, según el Centro Conjunto de Competencia del Poder Aéreo de la OTAN.