Mediación

China acoge con satisfacción la visita del enviado papal de paz, el cardenal Matteo Zuppi, para poner fin a la guerra de Ucrania.

La visita se produce después de que el pontífice irritase a los ucranianos al enaltecer el imperio ruso

New cardinal Matteo Maria Zuppi (C) attends Pope Francis' opening Mass for the Amazon synod, in St. Peter's Basilica, at the Vatican, Sunday, Oct. 6, 2019.
El cardenal Matteo Maria Zuppi en una imagen de archivo Massimo Valicchiaafp/NurPhoto

El cardenal Matteo Zuppi, procedente de Kyiv, Moscú y Washington, se encuentra actualmente en China, en la cuarta etapa de una misión por la paz en Ucrania que le ha confiado el Papa Francisco. El emisario pontificio, que abandonó Berlín justo después del encuentro interreligioso de la Comunidad de Sant'Egidio, permanecerá en el País del Dragón hasta el viernes. Se trata de un acontecimiento en sí mismo histórico, teniendo en cuenta que la República Popular China interrumpió sus relaciones diplomáticas con la Santa Sede en 1951.

El Papa Francisco ha descrito la visita de Zuppi como parte integrante de la "ofensiva de paz" del Vaticano. Esta polifacética iniciativa ya ha sido objeto de visitas papales a Kyiv, Moscú y Washington D.C. Además, ha contemplado la posibilidad de nombrar a un representante permanente que actúe como puente entre Rusia y Ucrania, subrayando así su inquebrantable compromiso con la pacificación de la región.

El cardenal Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, está muy vinculado a la comunidad pacifista Sant'Egidio. Se trata de una asociación católica laica que ha desempeñado un papel decisivo en las negociaciones de paz en numerosos países, como Mozambique, Sudán del Sur, Congo, Burundi y la República Centroafricana.

Sin embargo, estos esfuerzos diplomáticos del Vaticano sufrieron un reciente revés cuando Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano Volodimir Zelenskyi, criticó al Papa Francisco por "prorruso" y "no creíble". Estos comentarios se produjeron después de que el Papa mencionara a los zares imperiales y a la "gran Madre Rusia" durante una videoconferencia con jóvenes rusos en agosto. En respuesta a las afirmaciones de Podolyak, el Vaticano refutó rápidamente cualquier afirmación que sugiriera que el Banco Vaticano, o el IOR, recibe o invierte dinero procedente de Rusia. La Santa Sede insistió en que tales actividades serían tanto incorrectas como inaceptables, dadas las sanciones internacionales y las estrictas políticas del organismo

Exaltación del imperialismo ruso

El propio Francisco reconoció lo inapropiado de sus comentarios sobre la "gran Rusia" a su regreso de Mongolia. Aclaró que con sus palabras pretendía destacar el rico patrimonio cultural ruso en lugar de respaldar ambiciones imperiales. Además, el Vaticano aclaró que el Papa no pretendía exaltar el imperialismo ruso, respondiendo así a las preocupaciones expresadas por el arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk, líder de la Iglesia greco-católica ucraniana.

El cardenal Zuppi, sin embargo, se mantiene firme en su misión de paz, expresando su confianza en que las recientes críticas al Papa no obstaculizarán los esfuerzos diplomáticos. Cree que cualquier duda o preocupación se abordará a medida que surja, y subraya el apoyo duradero proporcionado por la Iglesia al pueblo ucraniano durante su sufrimiento. Cabe destacar que el enviado precisó que no pretende desempeñar un papel oficial de mediación en el proceso de paz en Ucrania, sino que se dedica a ofrecer asistencia y apoyo para promoverla.

Con todo, Zuppi no lleva a cabo un plan preconcebido, sino que va tejiendo una red de relaciones multilaterales. Esta misión refleja la esperanza de la Santa Sede, que ve en China un interlocutor potencialmente eficaz para convencer al presidente ruso Vladimir Putin de que ponga fin al conflicto con Ucrania. O al menos para abrir canales para una posible tregua.

El papel de Pekín

Hasta ahora, China, que mantiene una sólida relación con Rusia, ha mantenido una línea prudente en la guerra entre Rusia y Ucrania, negándose a condenar la invasión rusa del 24 de febrero de 2022, pero pidiendo a las partes que eviten ataques contra las principales infraestructuras civiles. Asimismo, ha instado a las partes en las sedes de las Naciones Unidas a reanudar las conversaciones sobre la seguridad alimentaria y la reanudación de las exportaciones de cereales y fertilizantes.

Por lo general, el gigante asiático adopta una política de no injerencia cuando se trata de conflictos fuera de sus propias fronteras, pero cada vez se le ve más como posible mediadora en el conflicto. No obstante, Pekín ha reiterado en varias ocasiones su compromiso de buscar una solución política al conflicto y sigue reivindicando su plan de paz de 12 puntos hecho público en marzo. Desde el Kremlin se ha dicho que se estudiarán las sugerencias de China.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Pekín aseguró que Zuppi sostendría una reunión con Li Hui, representante especial de China para asuntos euroasiáticos. En mayo, este encabezó una delegación a Ucrania, Rusia y otros cuatro países europeos como enviado especial, tras el compromiso de Xi durante una llamada telefónica con su homólogo ucraniano, Volodymir Zelenski, el 26 de abril. “Sobre la cuestión ucraniana, China siempre se ha comprometido a promover la paz y las conversaciones, y estamos dispuestos a trabajar con todas las partes para seguir desempeñando un papel constructivo en la promoción de la relajación y el enfriamiento de la situación", declaró el miércoles la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning.

Durante las primeras etapas de su misión de paz, Zuppi se reunió con Zelenski, con el presidente de Estados Unidos, y con altos asesores del presidente ruso, Vladimir Putin, entre ellos con la Comisaria de Derechos del Niño, María Lvova-Belova. El purpurado aseguró que su cometido es "seguir creando todas las condiciones necesarias y empujar en la única dirección correcta, que obviamente es una paz justa y segura. Que sea una paz elegida por los ucranianos, pero con las garantías, el compromiso y el esfuerzo de todos", subrayó.

Entre sus "iniciativas humanitarias" se incluye la búsqueda de un modo de ayudar a devolver a los niños ucranianos llevados a Rusia después de que las fuerzas de Moscú invadieran el antiguo Estado soviético en febrero del año pasado. Por su parte, la Corte Penal Internacional (CPI) ha dictado órdenes de detención contra Putin y Lvova-Belova por supuesta deportación ilegal de menores y traslado ilegal de personas desde Ucrania. El gobierno de Kiev sostiene que casi 19.500 criaturas han sido conducidas a Rusia o a la Crimea ocupada por este país en lo que denomina "deportaciones ilegales". Sin embargo, Lvova-Belova ha defendido la acción como una evacuación humanitaria de niños ucranianos abandonados.

La presencia del cardenal en China se produce días después de que el Papa enviara un caluroso saludo a este país durante su visita a la vecina Mongolia, donde estuvo acompañado por el cardenal John Tong Hon y el obispo Stephen Chow Sau-yan, antiguos y actuales altos clérigos católicos de Hong Kong. Entre Pekín y la Santa Sede actualmente no existen relaciones formales. En 2018, China y el Vaticano firmaron un acuerdo histórico que desde entonces se ha renovado dos veces. Este permite al Papa nombrar y vetar a obispos aprobados por el gobernante Partido Comunista. El pasado noviembre, el Vaticano acusó a Pekín de violar los términos del acuerdo después de que nombrara a un nuevo obispo de Shanghái sin consultar a la Santa Sede. Sin embargo, finalmente el Papa aprobó el nombramiento del prelado el pasado mes de julio.