Terrorismo
Los aspirantes a "lobos solitarios" solicitan instrucciones sobre cinturones explosivos
Autentica obsesión de los yihadistas tras recibir órdenes de atacar legaciones diplomáticas
En las redes sociales yihadistas hay diversos personajes que se dedican a instruir a sus seguidores sobre la forma de confeccionar artefactos explosivos de forma artesanal. Adopta diversos alias y, entre ellos, destaca uno que se hace llamar "El cocinero" (lo que no deja dce ser una copia de Al Qaeda) por aquello de que los artefactos se pueden hacer en el propio domicilio.
En los últimos días, este sujeto contesta a sus acólitos que le dejen en paz porque se halla en plena faena, con un cinturón explosivo y que tengan paciencia.
No deja de ser una anécdota, pero una prueba de lo que se cuece en el seno del terrorismo yihadista, obsesionados como están ante la próxima celebración de los Juegos Olímpicos de París y los últimos partidos de la Eurocopa.
Tal y como informó LA RAZÓN, los cabecillas del Estado Islámico (Daesh, Isis) han dado órdenes tajantes a los actores, "lobos solitarios" de que pasen a la acción ya que, según ellos, ha quedado demostrado que las Fuerzas de Seguridad y Servicios Secretos no pueden con ellos y que las desarticulaciones o limitación de redes se superan al final.
En su día, Isis difundió un vídeo sobre fabricación de un artilugio consistente en un cinturón de cuero hueco, a semejanza de los que se utilizan para llevar dinero o pequeños documentos, en el que los yihadistas introducen el triperóxido de triacetona (TATP), también llamado la “madre de Satán”, y una especie de gran diadema, fabricada por ellos, compuesta por centenares de bolas de acero.
El cinturón lleva dos hebillas y dos cintas de ajuste. Una vez introducido el explosivo y las bolas de acero, se añade los sistemas de ignición, todo ello unido a unos cables que, a través de la maga, llegan hasta el disparador que lleva el terrorista suicida en la mano. Existen imágenes que no se divulgan.
En el vídeo se observa la prueba que hace con un maniquí. A una treintena de metros colocan, en un radio de 360 grados, unas planchas metálicas. Una vez producida la detonación, la cámara se acerca a las mismas y se ve cómo están perforadas por las bolas de acero. Si hubieran sido personas, habrían muerto o estarían gravemente heridas. Se trata de un arma letal difícil de detectar.
Los yihadistas intentan que el terrorista suicida se pueda acerca a un lugar concurrido (objetivos blandos, los llaman), donde se utilizan este tipo de armas, sin llamar la atención, como ocurrió en Kabul. Como mucho, tendrá un poco más de cintura, lo que es relativamente normal entre una masa de gente. Una vez activada la bomba, los daños que puedan causar las bolas de acero dependerá de la cercanía de las víctimas al foco de la explosión.
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