Ucrania

Los blogueros militares rusos dudan de que Moscú pueda lanzar una gran ofensiva mecanizada terrestre

Ucrania destaca que la aviación y artillería rusas han gastado ya el 80 % de sus misiles de precisión y que la industria militar aún no ha logrado reponer ese arsenal

Soldados ucranianos disparan un sistema de artillería Pion contra posiciones rusas cerca de Bajmut, región de Donetsk
Soldados ucranianos disparan un sistema de artillería Pion contra posiciones rusas cerca de Bajmut, región de DonetskLibkosAgencia AP

El fuego cruzado en Ucrania no ha dejado de oírse desde que Moscú empezara su “Operación Especial” el pasado 24 de febrero de 2022. Casi un año de pérdidas humanas que nadie acierta en cuantificar y que se ha convertido en una poderosa arma que ambos bandos se empeñan en utilizar. Las imágenes que se publican diariamente en internet muestran cementerios improvisados y funerales celebrados entre explosiones. Como era de esperar, la guerra en Ucrania no es una excepción y como cualquier conflicto armado se ha convertido en una fiera capaz de engullir vidas humanas a una velocidad vertiginosa.

El Kremlin no tardaba en corregir, el pasado mes de diciembre, un dato publicado por Mikhalo Podolyak, el asesor del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que cifraba en 13.000 el número de muertos en el bando de su país. Medios de comunicación de Moscú, que se apoyaban en estadísticas oficiales del Ministerio de Defensa ruso lo elevaban hasta las 100.000 víctimas mortales. En mitad de este baile de cifras tan exagerado como impreciso aparecía una fuente oficial estadounidense que daba por buena la corrección de Moscú, aunque precisando que las seis cifras correspondían por igual tanto a caídos rusos como ucranianos.

La guerra sigue su curso en el este de Ucrania, aunque tras un año de desgaste informativo apenas ocupe tantas portadas y cabeceras como hace unos meses. Los militares y civiles siguen muriendo a ambos lados de la trinchera y, mientras todo el mundo habla de una ofensiva inminente por parte del Kremlin, desde Kyiv aseguran que pocos serían los militares que participarían en esa operación, visto que la cifra de fallecidos rusos se ha incrementado considerablemente durante los últimos meses.

Al parecer, estarían perdiendo la vida alrededor de 824 soldados rusos por semana. Desde Moscú guardan silencio, siendo el Ministerio de Defensa británico quien se arriesga a dar por buenos los números dados por Kiev, afirmando que, aunque no las pueden verificar, la tendencia publicada es “probablemente cierta”. Según los datos ucranianos, esas 824 pérdidas humanas rusas al día supondrían más de cuatro veces la tasa reportada en junio y julio por ese mismo ministerio, cuando alrededor de 172 soldados rusos murieron diariamente.

Si se estableciera un total de fallecidos desde el inicio de la guerra podría rondar entorno a los 137.780 militares rusos, siempre según fuentes ucranianas, cuya objetividad estaría en tela de juicio. Volviendo a la valoración ofrecida desde el ministerio de Defensa británico esta justificaría que el aumento reciente de pérdidas en el lado ruso podría deberse a "una variedad de factores, incluida la falta de personal capacitado, coordinación y recursos en todo el frente", teniendo asimismo muy en cuenta que Ucrania "también continúa sufriendo una alta tasa de deserción".

La pérdida de militares en ambos ejércitos parece empezar a hacer mella en el transcurso de la “Operación Especial” y solo un revulsivo como el aumento de los ataques a gran escala por parte de Moscú podría acelerar la consecución de los objetivos marcados desde un primer momento por Rusia. Sería difícil valorar el nivel efectividad entre las filas ucranianas a la hora de atajar ese ataque masivo, sobre todo si los rusos aumentan sus tropas echando mano de nuevas movilizaciones masivas. No parece claro que para entonces puedan estar disponibles los tanques y la nueva artillería brindada por Europa al régimen de Zelenski, recién llegado a Kyiv de su gira europea en la que ha vuelto a pedir más ayuda militar. Estados Unidos, que también acordó la semana pasada enviar misiles de largo alcance aún no tiene previsto cuándo, aunque está claro que no será a corto plazo.

En Moscú lo saben y aprovechan la ocasión, pudiendo suponer un golpe de efecto muy necesario para la Defensa rusa, necesitada de éxitos concluyentes tal y como piden desde la presidencia del país.

La semana pasada, el ministro de Defensa saliente de Ucrania, Oleksiy Reznikov, afirmaba que la fecha de la nueva gran ofensiva rusa tendría lugar el próximo día 24 de febrero, coincidiendo con el primer aniversario de la Operación Especial, pero algunos políticos locales, incluidos los gobernadores de Lugansk y Donetsk, sostienen que la ofensiva ya ha comenzado.

La respuesta a tantas especulaciones la podría decir el propio presidente ruso, Vladimir Putin, que ya ha anunciado un discurso a la nación que será televisado en directo el próximo día 21 de este mismo mes. A juzgar por las escasas intervenciones públicas del premier ruso desde que estallara la guerra esta podría contener un mensaje determinante para el transcurso de los acontecimientos venideros Mientras, el ejército ruso sigue adelante apoyado por el famoso batallón Wagner. Ayer mismo el jefe de este grupo dijo que habían ocupado nuevas poblaciones cerca de Bajmut, noticia que confirma las advertencias del ejército ucraniano que ya ha comunicado que Rusia está reagrupándose en las áreas de Lyman y Bajmut con la intención de lanzar desde allí una ofensiva.

Malestar dentro de Rusia

Los blogueros militares rusossiguen albergando serias dudas de que el ejército ruso pueda conquistar la totalidad de los territorios anexionados en Ucrania, mientras que algunos oficiales prorrusos del Donbás incluso instan a los altos mandos rusos a cambiar de estrategia.

El Instituto estadounidense sobre el Estudio de la Guerra (ISW) también considera que Rusia no dispone del potencial necesario para lanzar una gran ofensiva mecanizada terrestre, más aún tras perder, según algunas fuentes, la mitad de sus tanques desde hace un año. Yevgueni Prigozhin, presidente del Grupo Wagner de mercenarios que combaten en Ucrania, fue aún más allá al asegurar que Moscú necesitará unos dos años para controlar la frontera administrativa de Donetsk.

Por su parte, la Inteligencia Militar ucraniana insistió este domingo en que "el mando ruso no dispone de suficientes recursos para lanzar acciones ofensivas a gran escala" y que tendrá que conformarse con victorias tácticas. Kyiv destaca que la aviación y artillería rusas han gastado ya el 80 % de sus misiles de precisión y que la industria militar aún no ha logrado reponer ese arsenal.