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Brasil gira a la ultraderecha

El ex capitán Jair Bolsonaro logra una holgada victoria y se queda a las puertas de la Presidencia. El día 28, los brasileños deciden si dan una oportunidad a este candidato divisivo, que promete ley y orden, o renuevan al partido de Lula

Seguidores de Jair Bolsonaro celebran frente a la casa del candidato en Río de Janeiro la victoria en la primera vuelta / Efe
Seguidores de Jair Bolsonaro celebran frente a la casa del candidato en Río de Janeiro la victoria en la primera vuelta / Efelarazon

El ex capitán Jair Bolsonaro logra una holgada victoria y se queda a las puertas de la Presidencia. El día 28, los brasileños deciden si dan una oportunidad a este candidato divisivo, que promete ley y orden, o renuevan al partido de Lula.

En Brasil las encuestas no fallaron. Tanto Datafolha como Ibope fueron dando día tras día, fiel reflejo de la crecida de Jair Bolsonaro en los sondeos. Empezó muy por debajo del 20%, sin apenas apoyo de la televisión, con una campaña básicamente centrada en las redes sociales y en la calle, y al final llegó incluso más allá de lo que pronosticaron los institutos demoscópicos: al 46,08% (49,2 millones) cuando el mejor resultado que le aventuraron los sondeos fue del 41%. En algún momento de la noche estuvo incluso por encima del 49%, justo cuando en el cuartel general lulopetista se temían que el ex militar siguiera subiendo y fuera innecesario el segundo turno.

No fue así. El combate sigue abierto y Bolsonaro y Haddad se las verán en la segunda vuelta el próximo día 28. La «Folha de Sao Paulo» titulaba ayer a toda página en primera «Onda de direita» (ola de derecha). Es la primera impresión que se tiene al ver los resultados de las presidenciales del domingo en Brasil. Pero no parece claro que esté todo resuelto. Es verdad que Bolsonaro apenas necesita los cuatro puntos del centrista Alckmin para superar el 50%. Pero está por ver si Alckmin y Cardoso, líder histórico del PSDB, le van a prestar su apoyo. A día de hoy parece que no.

Los que sí han dicho ya que van a apoyar a Haddad son el laborista Ciro Gomes («hay que derrotar al fascismo»), el también izquierdista Boulos, y se espera que igualmente lo haga la ecologista Marina Silva. Pero aun así podría no ser suficiente para Haddad, sobre todo si puede confirmarse que el empresario Joao Amoedo, candidato del Partido Novo, que obtuvo un digno 2,5% de los sufragios, acaba decantándose por Bolsonaro, como parece. Amoedo estaría a la espera de lo que deciden otros candidatos menores como Meirelles y Alvaro Dias, de Podemos, que sin embargo podrían dar libertad a sus electores para que decidan en conciencia.

Lo cierto es que el resultado del domingo ha supuesto una inyección de moral en las filas del PT, deprimido en los últimos días de la campaña por los resultados que arrojaban las encuestas. Reunidos en un hotel de Sao Paulo, los seguidores de Haddad saltaban de alegría al confirmarse que Bolsonaro ya no superaría de ninguna manera el 50% en la primera vuelta. Hubo gritos, besos, abrazos, e incluso muchos lloraban. El ambiente previo era de pesimismo e incluso algunos dirigentes comentaban los errores de Haddad en la campaña, su falta de liderazgo, frialdad y exceso de academicismo. El PT parece tener clara su estrategia para la segunda vuelta: «Tenemos que unir a todos los demócratas de Brasil, a los que tienen más preocupación por los pobres y a los que buscan la justicia social», dijo ayer el propio Haddad, que intentará trasladar al electorado que «con Bolsonaro la democracia está en riesgo», e impulsará la estrategia del miedo basada en decir que el derechista es un nazi que piensa acabar con los derechos de los trabajadores, va a liquidar todas las empresas públicas, y pondrá fin a los programas sociales.

En el campo de Bolsonaro parece que se imponen los que pretenden que el ex militar traslade al electorado una imagen más humana, menos radical, intentando movilizar en su favor al noreste, tradicionalmente petista, y manteniendo sus propuestas contra la inseguridad ciudadana y la corrupción, base de su victoria.

Es bastante sintomático que, tras conocerse los resultados, Bolsonaro apareció nuevamente en un vídeo en las redes sociales acompañado por su «gurú» económico, Paulo Guedes, pero sin su «número dos» y vice, el ex general Hamilton Mourao. Parece que uno de los objetivos y desafíos de Bolsonaro para esta segunda vuelta va a ser «callar al vice», a quien el propio candidato considera un «lengua suelta» que le ha puesto varias veces en apuros durante la campaña. El ex capitán parece que ha terminado perdiendo la paciencia con su vice, a quien dos interlocutores del diario «Estado» dicen que llama «imbécil» en la intimidad, y asegura que no comprende la razón por la que su general no para de polemizar.

En otro orden de cosas, los médicos ya habrían trasladado a Bolsonaro que está liberado y tiene permiso para poder intervenir con Haddad en los debates que se programen en la televisión, en los que difícilmente estaría justificada su ausencia.