
Poder naval
China entra en la era de los portaaviones electromagnéticos
Xi Jinping encabeza la ceremonia de incorporación del Fujian, el primer portaaviones chino con catapultas electromagnética. Trump ha criticado este sistema y propone volver a las catapultas de vapor en los buques estadounidenses

China entra en la era de los portaaviones electromagnéticos con la incorporación oficial del Fujian a su flota naval. El presidente Xi Jinping encabezó la ceremonia de puesta en servicio del buque, celebrada el 5 de noviembre de 2025 en el puerto naval de Sanya, en la provincia de Hainan, marcando un hito en la modernización militar del país.
El Fujian, con número de casco 18, es el tercer portaaviones de la Armada del Ejército Popular de Liberación (EPL), después del Liaoning y el Shandong. Con una desplazamiento superior a las 80.000 toneladas, este navío simboliza el salto de China de una marina de defensa costera a una fuerza capaz de operar en aguas profundas y lejanas. Durante la ceremonia, Xi entregó la bandera del EPL al capitán y al comisario político del buque, saludó a unos 2.000 representantes de la marina y del sector industrial, y posteriormente subió a bordo para inspeccionar la nave. En la cubierta se encontraban los nuevos cazas embarcados J-35 y J-15T, junto al avión de alerta temprana KJ-600, que conformarán el grupo aéreo del portaaviones.
El Fujian es el primer portaaviones chino equipado con catapultas electromagnéticas (EMALS), una tecnología que solo comparte con el USS Gerald R. Ford de Estados Unidos. Este sistema permite lanzar aeronaves con mayor eficiencia, autonomía y carga útil, además de reducir el desgaste de los aviones. El propio Xi Jinping ordenó personalmente la adopción de esta tecnología, desarrollada íntegramente en China, que reemplaza las tradicionales catapultas de vapor. Durante el acto, Xi visitó el área de control del sistema, supervisó sus operaciones y firmó el libro de a bordo, en un gesto simbólico que marca el inicio de una nueva etapa para la Armada china.
Según expertos militares como Zhang Junshe, la incorporación del Fujian supone tres avances fundamentales: el aumento del alcance de combate gracias al lanzamiento de aeronaves con plena carga de combustible y armamento; una mayor frecuencia de despegues y aterrizajes; y la formación de un sistema ofensivo y defensivo de largo alcance, reforzado por los nuevos aviones de alerta temprana KJ-600 y los escoltas de última generación.

El Fujian compartirá base con el Shandong, lo que permitirá a China desplegar grupos de doble portaaviones en el Mar de China Meridional, una región clave para su estrategia de defensa. Este despliegue aumentará la capacidad operativa del EPL y servirá como instrumento de disuasión frente a movimientos separatistas en Taiwán, además de fortalecer la influencia marítima de Pekín en el Indo-Pacífico. Con tres portaaviones activos, la Armada china puede mantener uno en operaciones, otro en entrenamiento y un tercero en mantenimiento, cumpliendo con el estándar operativo de una potencia naval global.
Mientras tanto, China ya trabaja en un cuarto portaaviones, que podría ser el primero de propulsión nuclear, ampliando aún más su capacidad de proyección marítima. Este avance contrasta con la postura del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha criticado los sistemas electromagnéticos de los portaaviones norteamericanos y ha propuesto volver a las catapultas de vapor tradicionales.

El Fujian es también un símbolo de orgullo nacional e independencia tecnológica. A diferencia del Liaoning, basado en un diseño soviético, y del Shandong, una evolución del anterior, el nuevo portaaviones ha sido diseñado y construido íntegramente en China, demostrando la madurez de su industria naval. Con su entrada en servicio, Pekín consolida su posición como segunda potencia naval del mundo y reafirma su capacidad para desarrollar tecnología militar avanzada sin depender de modelos extranjeros.
Como señaló el almirante Zhang, “la puesta en servicio del Fujian marca el comienzo de una nueva era para la Armada china: la era de los portaaviones electromagnéticos”.
Mientras tanto, el contraste con Estados Unidos es notable. Mientras Xi impulsa las catapultas electromagnéticas, el presidente Donald Trump ha criticado el sistema EMALS en los portaaviones estadounidenses y ha propuesto volver a las catapultas de vapor. Su principal crítica se ha centrado en los sobrecostos, la complejidad percibida y los problemas iniciales de fiabilidad del sistema en comparación con las probadas catapultas de vapor que se han utilizado durante décadas.
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