Defensa

China ya tiene su propia armadura de "Iron Man": sus soldados serán mucho más fuertes

El Ejército chino ha comenzado a equipar a sus soldados con exoesqueletos, una tecnología que multiplica su fuerza y resistencia en terrenos de gran altitud y que ya se extiende a unidades clave para tareas logísticas y médicas

Iron Man es uno de los héroes más inteligentes del Universo Marvel
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En las cumbres heladas del Himalaya, a altitudes que rozan los 5.500 metros, los soldados chinos se enfrentan a un enemigo tan implacable como cualquier adversario: el entorno. Para combatir el desgaste extremo de operar en estas condiciones, el Ejército Popular de Liberación ha comenzado a desplegar una tecnología que hasta hace poco pertenecía a la ciencia ficción. Se trata de los exoesqueletos, armazones motorizados que buscan aliviar la severa fatiga y potenciar la capacidad de combate de sus unidades en las regiones fronterizas de Tíbet y Xinjiang.

De hecho, esta innovación es mucho más que un simple avance técnico; se ha convertido en una pieza clave de la estrategia militar de Pekín. El alto mando chino considera estos dispositivos como un auténtico multiplicador de fuerza, una herramienta capaz de transformar la resistencia y la capacidad logística de la infantería. El objetivo es claro: dotar a sus tropas de una ventaja decisiva en algunos de los escenarios más hostiles del planeta. Esta ambición no se limita a sus fuerzas terrestres, ya que China también podría liderar la carrera por los aviones de sexta generación, demostrando un enfoque integral en su modernización militar.

Además, su aplicación ya ha trascendido las zonas de alta montaña. Comandos como el del Este, que opera frente a las costas de Taiwán, o el del Norte, ya los emplean en tareas de apoyo logístico y médico. Uno de los usos más notables se ha documentado en la evacuación de soldados heridos, donde un solo sanitario equipado con un exoesqueleto puede transportar a un compañero de setenta kilos, una capacidad que subrayan desde Defense One y que antes requería el esfuerzo de varias personas.

Un ecosistema industrial para el soldado del futuro

En este sentido, el salto de los prototipos al terreno no ha sido casual. Responde a un esfuerzo coordinado y fomentado por el Estado que ha creado un potente ecosistema de investigación y desarrollo. Este engranaje aglutina a gigantes empresariales públicos, ágiles compañías privadas y centros universitarios punteros. Una demostración de este músculo industrial se vio ya en 2019, durante una competición denominada "Super Warrior" en la que se presentaron más de cincuenta prototipos distintos. Este mismo impulso tecnológico es el que ha posibilitado la creación de un poderoso ejército espacial que ya preocupa a Estados Unidos por su rápido desarrollo.

Asimismo, la variedad y especialización de los equipos son una prueba de la madurez de esta tecnología. Existen modelos como el desarrollado por la firma estatal CASIC, que permite a un soldado acarrear cincuenta kilos de munición sin apenas sentir el peso. Otros, como una rodillera motorizada, añaden veinticinco kilos de torque en los ascensos con solo unos pocos kilos de peso. En el extremo más avanzado se encuentra el traje de la empresa Blood Wingnse, que proporciona cuarenta kilos de asistencia a los brazos y sesenta de soporte a las piernas, aumentando la capacidad de carga de un soldado entre cincuenta y ochenta kilos en total.

Esta revolución tecnológica no es un hecho aislado, sino que se integra en una doctrina de apoyo inteligente que China está implementando. La infantería aumentada con exoesqueletos se combina con el uso de drones y vehículos terrestres no tripulados para crear unidades más eficientes y letales. La naturaleza de doble uso de estos dispositivos, con posibles aplicaciones civiles, abre también la puerta a su futura exportación a otros ejércitos.