Poder aéreo
Así logró derribar el caza chino J-10 de Pakistán al Rafale francés en un combate aéreo sobre Cachemira
Pakistán ha asegurado que los aviones J-10C pudieron interferir con el avanzado sistema de radar y comunicación del Rafale
Escuelas de aviación de todo el mundo estudiarán en un futuro el combate aéreo entre India y Pakistán que tuvo lugar el pasado 7 de mayo. Los dos países vecinos, ambos potencias nucleares, estuvieron a punto de iniciar una guerra a gran escala en Asia de dimensiones desconocidas, que tuvo su máximo punto de fricción en un enfrentamiento entre aviones de combate sobre la región disputada de Cachemira.
Pakistán utilizó para sus operaciones aviones J-10C de su Fuerza Aérea, de diseño chino pero fabricados en Pakistán. India desplegó aviones de cuarta generación Rafale de fabricación francesa. Aunque todavía no se ha verificado de forma independiente, Pakistán derribó al menos un caza Rafale, si bien medios y gobierno paquistaníes dicen que en realidad derribaron tres Rafale y dos aviones rusos pertenecientes a la Fuerza Aérea india.
Los expertos aseguran que, de confirmarse, sería la primera vez que un avión francés Rafale cae en combate. Una comparativa entre ambos aparatos pone de relieve que el caza francés es superior al chino, por capacidades, tecnología y diseño. Entonces, ¿por qué Pakistán canta victoria y exhibe los restos de un Rafale como frofeo de guerra?
Tanto el Rafale como el Chengdu J-10C pertenecen a la denominada cuarta generación, que incorpora radares AESA, aviónica avanzada y armamento BVR (el que más allá del alcance visual). Pero a partir de ahí, cada uno presenta sus propias particularidades.
El Rafale es un caza polivalente muy sofisticado diseñado para el combate aire-aire, ataques terrestres, misiones navales y disuasión nuclear. Francia ha conseguido exportarlo a muchos países como la propia India, Grecia, Egipto, Catar y Emiratos Árabes Unidos. De hecho, India ha firmando recientemente un contrato de 7.400 millones de dólares por otras 26 unidades, que se suman a las 34 que ya tiene.
El J-10C, en cambio, es un caza diseñado principalmente para la superioridad aérea y la interceptación. China ha desarrollado variantes mejoradas con sigilo reducido y mayor capacidad de combate, a un precio más ajustado (unos 50 millones de dólares). Exceptuando China, hasta ahora solo Pakistán ha comprado este modelo, y lo ha hecho con el objetivo de contrarrestar la amenaza que suponen los Rafale indios.
Ambos aviones incorporan sistemas de radares AESA, pero el J-10C parece contar con una antena de mayor diámetro (más de 700 mm frente a los 600 mm del Rafale), lo que podría traducirse en mejor capacidad de detección y seguimiento. Esta diferencia, combinada con una red de datos integrada entre radares terrestres, aviones de vigilancia y cazas, todos de fabricación china en el caso de Pakistán, podría haber sido decisiva en el combate del pasado 7 de mayo, dicen los expertos.
Por su parte, los Rafale indios operan con radares terrestres rusos y aviones de alerta temprana israelíes, una configuración que introduce dificultades técnicas y puede haber limitado la efectividad del sistema de combate en red de la Fuerza Aérea India, según informa South China Morning Post.
Las pesquisas hasta ahora revelan que el combate del 7 de mayo se habría desarrollado en el ámbito BVR (Beyond Visual Range), donde los misiles aire-aire de largo alcance fueron decisivos. El Rafale emplea el avanzado Meteor -un misil aire-aire de largo alcance diseñado para combatir objetivos aéreos más allá del alcance visual-. Este sistema tiene un alcance de 200 kilómetros y guía por radar AESA. Pese a esto, las imágenes del lugar del derribo muestran un misil MICA IR, con un alcance mucho más corto (de unos 60-80 kilómetros), lo que indica que probablemente el caza francés no utilizó su armamento BVR más potente.
El caza chino J-10C de Pakistán iba armado en el momento del combate con un misil PL-15E, también con radar AESA y un alcance de 145 km en su versión de exportación. Esta ventaja, sumada al mayor conocimiento de la situación aérea proporcionado por su red de sensores integrada, pudo permitir al J-10C disparar antes y con más precisión.
Una de las claves de esta batalla aérea pudo ser la interferencia electrónica desde los cazas J-10C. Funcionarios paquistaníes han dicho que sus aviones anularon parcialmente los sistemas de radar y comunicación del Rafale, lo que sugiere, de ser cierto, un gran salto tecnológico en las capacidades electrónicas chinas teniendo en cuenta que tradicionalmente el Rafale tiene ventaja en este aspecto.
En la parte aerodinámica, el Rafale tiene un mayor peso y capacidad de carga, así como un alcance de combate superior de hasta 1.850 kilómetros frente a los 1.240 kilómetros del J-10C. En lo tocante a la potencia, el motor WS-10B del chino J-10C otorga mayor fuerza de empuje que los motores dobles del Rafale, aunque este último puede tener mejor rendimiento en combates cerrados, también conocidos como "dogfights".
Una de las conclusiones que extraen los expertos militares es que en el combate aéreo moderno, ya no lo son todo los misiles y la maniobrabilidad. Ahora, dicen, quien domina el espectro electromagnético y la interoperabilidad está en condiciones de decidir el curso de la guerra.
China emerge, a priori, como un ganador pese a que no se ha enfrentado directamente a India, su rival estratégico en la zona. De hecho, horas después del incidente, las acciones del fabricante Chengdu Aircraft subieron más del 17 %.