
Antisemitismo
Dos hombres judíos, identificados como las víctimas del ataque a una sinagoga en Manchester
El atacante, Jihad Al-Shamie, de 35 años, ciudadano británico de ascendencia siria, fue abatido por la policía tras arrollar con su coche a varias personas y apuñalar a otras en las inmediaciones del templo

La comunidad judía británica vuelve a estar de luto tras el ataque de este jueves contra una sinagoga en Manchester, que dejó dos hombres muertos y varios heridos. La policía ha identificado a las víctimas como Melvin Cravitz, de 66 años, y Martin Daulby, de 53, ambos residentes locales que participaban en la celebración de Yom Kipur. El presunto atacante, Jihad Al-Shamie, de 35 años, ciudadano británico de ascendencia siria, fue abatido por la policía tras arrollar con su coche a varias personas y apuñalar a otras en las inmediaciones del templo.
La ministra del Interior, Shabana Mahmood, confirmó a la BBC que Al-Shamie no estaba en el radar de la policía antiterrorista. Su nombre no figuraba en las listas de vigilancia ni estaba vinculado a células radicales previamente identificadas. La policía mantiene un amplio cordón de seguridad en la zona de Prestwich, donde se llevaron a cabo arrestos relacionados con la investigación. Al mismo tiempo, se difundió una nueva imagen del sospechoso, que fue verificada por la BBC.
El atentado se ha producido en un contexto de creciente tensión en el Reino Unido por las marchas pro-palestinas que se suceden cada semana en Londres y otras ciudades. Mahmood calificó esas manifestaciones de «fundamentalmente anti-británicas» y pidió a los organizadores «dar un paso atrás» para evitar que deriven en episodios de odio.
Desde la comunidad judía, el Gran Rabino Ephraim Mirvis viaja a Manchester para acompañar a las familias de las víctimas. En declaraciones previas, aseguró que lo ocurrido es el «resultado trágico de una ola implacable de odio contra los judíos», que en los últimos meses se ha traducido en un aumento de incidentes antisemitas denunciados en todo el país.
El Reino Unido atraviesa un momento delicado en lo que respecta a las tensiones comunitarias. El conflicto en Gaza y la ofensiva israelí tras el 7 de octubre han reavivado protestas multitudinarias en apoyo a los palestinos, que en ocasiones han derivado en polémicas sobre antisemitismo.
El propio Gobierno de Keir Starmer ha sido criticado desde Israel por haber reconocido oficialmente al Estado palestino. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llegó a acusar a Londres de «debilidad ante el terrorismo», mientras que su ministro de Exteriores, Gideon Saar, señaló directamente a las autoridades británicas por no frenar lo que considera una «tóxica ola de antisemitismo» en suelo británico.
El ataque de Manchester, en ese sentido, se percibe no solo como un hecho aislado, sino como la materialización de esas tensiones globales trasladadas al plano local. El Gobierno británico anunció un refuerzo inmediato de la seguridad en sinagogas y centros comunitarios. «Haremos todo lo necesario para mantener a salvo a nuestra comunidad judía», declaró la ministra Mahmood. La medida incluye mayor presencia policial en lugares de culto y espacios públicos vinculados a la vida judía.
La población judía de Manchester, una de las más numerosas del país, ha recibido con miedo y dolor la noticia. Líderes comunitarios insisten en que se necesita más que protección policial: demandan una respuesta política contundente contra el antisemitismo.
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