Guerra en Gaza

Egipto construye un muro junto a Rafah para contener una avalancha de palestinos

El Cairo erige un campo de refugiados con capacidad para más de 100.000 personas ante la inminente operación terrestre de Israel en el sur de Gaza

Soldados palestinos hacen guardia junto a un puesto fronterizo egipcio en el Sinaí
Soldados palestinos hacen guardia junto a un puesto fronterizo egipcio en el Sinaílarazon

Las autoridades egipcias lo han dejado meridianamente claro: no quieren una invasión palestina de la península del Sinaí. La más clara prueba del miedo del presidente Abdelfatah Al Sisi –enemigo declarado de los islamistas, a los que desalojó por la fuerza del poder en su país en 2013, concretamente a la Hermandad Musulmana de la que Hamás es deudora– es la construcción, en cuestión de semanas, de un muro de hormigón junto a la frontera con la Franja de Gaza con el fin de contener el ingreso de palestinos en su territorio. Una entrada que, en todo caso, El Cairo acepta ya como inevitable. Y que puede comprometer el acuerdo de paz firmado entre Egipto e Israel en 1979, el primero suscrito por una nación árabe con Tel Aviv.

La inminencia de la ofensiva terrestre de las Fuerzas de Defensa de Israel contra el sur del territorio bastión de los terroristas de Hamás –entretanto prosigue el operativo antiterrorista en otras zonas, con fuertes combates en torno a la ciudad de Jan Yunis– no ha hecho sino incrementar los temores de El Cairo. El ministro de Defensa israelí aseguró el pasado viernes que «no tienen intención» de empujar a los civiles palestinos hacia suelo egipcio.

Lo cierto es que Egipto rodea con grandes muros una amplia zona del Sinaí, de más de 20 kilómetros cuadrados, cerca de la frontera con Gaza, según reveló la semana pasada el diario estadounidense The Wall Street Journal citando como fuentes a funcionarios egipcios y analistas de seguridad. Según los testimonios recogidos por el citado medio, se trata de un enorme «nuevo complejo» destinado a evitar la entrada de «un gran número de habitantes de Gaza» y, en suma, preservar la seguridad de Egipto, el extenso y despoblado Sinaí ha sido refugio en los últimos años de organizaciones yihadistas. El espacio, concebido como una suerte de campo de refugiados, rodeado de muros de hormigón y lejos de poblaciones egipcias, podría acoger más de 100.000 personas.

No en vano, a pesar de la retórica solidaria con la causa palestina –compartida con el resto de cancillerías árabes–, Egipto ha tratado en los últimos meses de reforzar la seguridad, lo han hecho con el despliegue de soldados y de vehículos blindados y la instalación de vallas, en la frontera con Gaza –el de Rafah es el único paso fronterizo del territorio no controlado por Israel– con objeto de impedir la entrada de palestinos. Se estima que en el tercio meridional de la Franja se concentran en estos momentos más de un millón de personas llegadas de otras zonas del territorio –una gran parte de ellos ya se ha desplazado hasta la zona más próxima a la frontera– después de haber huido del operativo aéreo y terrestre de las Fuerzas de Defensa israelíes.

El citado diario estadounidense mostró fotografías satelitales tomadas por la empresa Planet Labs PBC que mostraban movimientos de tierra dentro de un área designada como recinto amurallado para la posible ubicación del citado campo de refugiados palestinos. El lugar, situado junto a la carretera Rafah-Sheikh Zuweid, se ubica a unos 3,5 kilómetros de la frontera entre Egipto y Gaza. Las autoridades egipcias han trasladado, también según dio cuenta citando a las mismas fuentes The Wall Street Journal, un gran número de tiendas de campaña hasta el lugar.

Otras imágenes satelitales difundidas por la Fundación Sinaí para los Derechos Humanos, con sede en Londres, el pasado 12 de febrero mostraba grúas erigiendo muros de hormigón junto a una carretera. La organización asegura que los trabajos pretenden «crear una zona aislada cerca de la frontera con Gaza en preparación para la recepción de refugiados palestinos en caso de un éxodo masivo».

Egipto está siendo además escenario en las últimas semanas de varias rondas de negociaciones multipartitas –las posiciones continúan lejanas entre Israel y Hamás– en busca de un alto el fuego sobre la base del intercambio de rehenes de la milicia islamista por presos palestinos en cárceles israelíes.

Tel Aviv está convencido de que gran parte de los rehenes supervivientes se encuentran cautivos en la ciudad de Rafah. El primer ministro Benjamin Netanyahu –que retiró la delegación israelí de las negociaciones de El Cairo hace una semana– advierte de que no se detendrá y aconseja a los gazatíes que abandonen la zona meridional de la Franja. Naciones Unidas teme, como Estados Unidos, que, de producirse un éxodo masivo de palestinos desde Gaza a Egipto, muchos no regresen nunca a sus hogares.

Entretanto, la situación humanitaria se sigue agravando para la población palestina en vísperas de la operación terrestre de las Fuerzas de Defensa y a menos de tres semanas para el inicio del Ramadán. La delicada situación actual hace prever un agravamiento de la situación regional coincidiendo con la llegada del mes sagrado de los musulmanes.