
China
El Ejército de China celebra su aniversario: modernización, purgas implacables y la eterna sombra de Taiwán
El 3 de septiembre Pekín celebrará un imponente desfile militar para conmemorar el aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa

El Bāyī Jiànjūnjié enciende el orgullo militar de China, conmemorando cada 1 de agosto la fundación del Ejército Popular de Liberación (EPL) en 1927. Nacido del cruento Levantamiento de Nanchang, una réplica del Partido Comunista al brutal zarpazo del Kuomintang en la Masacre de Shanghái, este hito marcó el inicio de la Guerra Civil China. Los caracteres Bāyī (八一), emblema del EPL, ondean hoy en las banderas de sus Fuerzas Terrestres, Armada, Fuerza Aérea y de Cohetes, simbolizando una herencia de resistencia.
Hace una década, el secretario general del Partido Comunista, Xi Jinping, emprendió una reestructuración integral del EPL, optimizando su estructura de mando para enfrentar los desafíos de la guerra moderna. Esta reforma, según las autoridades, redujo el personal en 300. 000 efectivos, disminuyendo la proporción del componente terrestre por debajo del 50 % del total, recortando las unidades no combatientes a la mitad y reduciendo el número de oficiales en un 30 %. Como resultado, se crearon nuevas unidades de élite, incluidas brigadas de armas combinadas, formaciones de asalto aerotransportado y grupos navales de portaaviones.
Washington cuestiona sus capacidades
Sin embargo, el brillo de esta modernización se ve opacado por supuestas grietas internas. Desde Washington, analistas del RAND Corporation señalan que la estructura jerárquica del EPL, atada a la lealtad al PCCh, limita su capacidad para enfrentar conflictos de alta intensidad. La dificultad para reclutar talento de élite, una economía en desaceleración y una demografía juvenil en declive -aunque aún triple que la de EE UU- plantean serios desafíos a su ansia de convertirse en una potencia militar global para 2049. La falta de experiencia en combate real, junto con alianzas oportunistas con Rusia e Irán, expone vulnerabilidades estratégicas, inclinando al EPL hacia tácticas indirectas en lugar de enfrentamientos frontales.
Por su parte, Pekín rechaza estas críticas con vehemencia. El Ministerio de Defensa chino acusa al Pentágono de orquestar una campaña de difamación, distorsionando su doctrina militar y cuestionando sin pruebas el desarrollo de sus aptitudes. Defienden la modernización del EPL -con una armada que supera en número a la de EE UU, un arsenal nuclear proyectado a 1.000 ojivas para 2030 y misiles hipersónicos de vanguardia- como un bastión de su disuasión y seguridad estratégica, frente a lo que percibe como una maniobra de contención liderada por Washington.
Con todo, el 3 de septiembre, un imponente desfile militar en Pekín marcará el 80.º aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa y la lucha antifascista global. Esta demostración de fuerza exhibirá un arsenal que incluirá drones autónomos, unidades submarinas avanzadas, sistemas de guerra cibernética y electrónica, y armas hipersónicas de última generación. Según analistas, el evento destacará la adaptación del EPL a los imperativos de la guerra moderna, con capacidades que incluyen ciberataques, contramedidas espaciales y misiles balísticos como el DF-41, aptos para alcanzar objetivos a 15.000 km. La parada, con formaciones de élite como brigadas de armas combinadas y grupos navales del portaaviones Shandong, reflejará su adiestramiento para futuras contiendas, proyectando su ambición de supremacía estratégica.

Purgas en la cúpula
Sin embargo, la ambiciosa modernización del EPL se ve empañada por una serie de purgas implacables en su alto mando, que han desatado serias dudas sobre su cohesión interna y su capacidad operativa, particularmente en el contexto de las crecientes tensiones en el estrecho de Taiwán. Desde el XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) en octubre de 2022, más de 20 altos oficiales de los cuatro servicios del EPL han sido destituidos o han desaparecido de la esfera pública, según informes de inteligencia y análisis de medios especializados.
Entre octubre de 2023 y abril de 2025, tres de los seis miembros uniformados de la Comisión Militar Central (CMC), el máximo órgano de supervisión de las fuerzas armadas, fueron purgados, un hecho sin precedentes que evidencia fracturas en el liderazgo. Li Shangfu, exministro de Defensa y figura clave en la modernización de armamento, fue destituido en octubre de 2023 tras investigaciones por presunta corrupción en contratos de defensa, y expulsado del PCCh en junio de 2024.
Miao Hua, director del Departamento de Trabajo Político de la CMC, encargado de garantizar la lealtad ideológica del EPL, fue suspendido en noviembre de 2024 por "graves violaciones disciplinarias" -un eufemismo habitual para fraude o deslealtad- y formalmente removido en diciembre. Más recientemente, el general He Weidong, segundo vicepresidente de la CMC y miembro del Politburó, ausente desde marzo, fue señalado como purgado en abril, según fuentes como el Financial Times. Este último caso es particularmente significativo, dado su rol en la supervisión de operaciones estratégicas y su experiencia previa en el Teatro de Operaciones Oriental, responsable de Taiwán.
Esta depuración masiva, que afecta a oficiales promovidos por Xi revela una paradoja: los mismos líderes seleccionados por su lealtad, muchos vinculados a la "facción de Fujian" por su historial compartido con el mandatario en esa provincia, han sido eliminados. Expertos militares, como Timothy R. Heath del RAND Corporation, sugieren que estas ejecuciones reflejan no solo problemas de corrupción endémica, especialmente en la Fuerza de Cohetes -que gestiona misiles nucleares y balísticos como el DF-41-, también posibles desacuerdos estratégicos sobre la preparación para un conflicto de alta intensidad, como una hipotética invasión de Taiwán.
La corrupción en la Fuerza de Cohetes, por ejemplo, ha comprometido proyectos de modernización, con informes de 2023 que revelaron desvíos de fondos en la adquisición de sistemas de misiles, lo que podría retrasar los objetivos de Xi para 2027, fecha límite para que el EPL esté listo para operaciones anfibias complejas. La inestabilidad en la CMC, combinada con la falta de experiencia en combate real del EPL -cuya última guerra fue contra Vietnam en 1979- plantea dudas sobre su capacidad para ejecutar operaciones multidominio en la isla autogobernada, que requerirían una coordinación impecable entre servicios y una cadena de mando fiable.
Taiwán, en el punto de mira
Paralelamente, el EPL ha intensificado sus maniobras militares en el estrecho de Taiwán, consolidando una postura más coercitiva desde la pandemia de COVID-19. Desde agosto de 2022, se han realizado cinco ejercicios a gran escala, a menudo sincronizados con eventos políticos. El primero, en agosto de 2022, siguió a la visita de la que fuera presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, a Taiwán.
En abril de 2023, otro coincidió con la reunión de Tsai Ing-wen con Kevin McCarthy. Los ejercicios Espada conjunta y las maniobras de diciembre de 2024 se alinearon con la investidura de Lai Ching-te, su discurso del Día Nacional y su viaje a Estados Unidos, respectivamente. Estas operaciones, que incluyeron simulaciones de bloqueo, asaltos anfibios y ataques de precisión, han involucrado activos como el portaaviones Shandong, cazas J-20 y misiles balísticos Dong Feng, demostrando una vez más un enfoque en la coordinación multidominio.
Demostraciones de fuerza
Las herméticas expulsiones y las maniobras militares están intrínsecamente relacionadas. Mientras las destituciones generan dudas sobre la fiabilidad del liderazgo militar, los ejercicios buscan proyectar fortaleza y disuadir cualquier percepción de debilidad, tanto interna como externa. Además, la retórica beligerante y los ejercicios frecuentes, descritos como "intensos, a gran escala y multidominio", también sirven para presionar a "la isla rebelde" y desalentar la intervención de potencias extranjeras, como Estados Unidos y Japón.
A pesar de estas demostraciones de fuerza, los ajustes de personal sugieren que Xi enfrenta desafíos para consolidar un mando militar leal y competente. Esto podría otorgar a Taiwán y sus aliados un margen para fortalecer sus defensas, aunque la creciente sofisticación de los ejercicios del EPL indica que sigue comprometido con su objetivo de integración, incluso a través de medios coercitivos.
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