
Robots armados
El ejército robótico de China es cada vez más real, y Estados Unidos se prepara para hacerle frente
Mientras Occidente debate, China avanza sin tregua en la carrera de la robótica, con precios imbatibles, un dominio apabullante de las patentes y una clara aplicación militar que ya se prueba en el campo de batalla

La "guerra inteligentizada" ha dejado de ser una teoría futurista para convertirse en una prioridad estratégica para el Ejército Popular de Liberación chino. Esta doctrina, que se apoya en el uso masivo de tecnología punta para dominar el campo de batalla, ya tiene aplicaciones prácticas. El despliegue de docenas de robots perro fabricados por Unitree en el conflicto de Ucrania es la prueba más palpable de que la robótica se ha convertido en una nueva doctrina de combate. Esta apuesta por la automatización se complementa con otros avances significativos, como el desarrollo de un nuevo radar militar que permite a sus soldados ser invisibles en el campo de batalla.
De hecho, la empresa detrás de este avance, Unitree, es la punta de lanza de una ofensiva comercial y tecnológica sin parangón. Su último lanzamiento, el robot humanoide G1, ha sacudido el mercado al salir a la venta por un precio de 16.000 dólares, una cifra que representa apenas una décima parte del coste de sus competidores occidentales. Con esta estrategia, la compañía ya ha conseguido distribuir sus robots en más de un centenar de países.
En realidad, el éxito de esta empresa no es un hecho aislado, sino el reflejo de una ambiciosa apuesta nacional. El 14º Plan Quinquenal de Pekín establece la robótica como un pilar fundamental para convertir a China en un centro de innovación de referencia a nivel mundial para 2025, una estrategia que subrayan desde National Interest. El objetivo es claro: liderar un sector cuyo valor podría alcanzar los 7 billones de dólares en 2050.
La respuesta de occidente al gigante asiático
Por ello, los datos que sustentan esta hegemonía resultan abrumadores. China acapara actualmente dos tercios de las patentes de robótica a nivel global, con más de 190.000 registradas, y acoge a más de la mitad de las principales compañías dedicadas al desarrollo de autómatas humanoides. Es un dominio que va más allá de la teoría y se materializa en una capacidad industrial arrolladora.
Asimismo, el impacto en el mercado ya es visible. Solo durante el año pasado, el volumen de robots que Unitree distribuyó a sus clientes fue diez veces superior al de su rival estadounidense, la conocida Boston Dynamics. Esta capacidad para producir y vender a gran escala amenaza con dejar fuera de juego a buena parte de la industria occidental si no se toman medidas urgentes. Frente a este dominio, el Pentágono ya explora soluciones innovadoras para integrar sistemas no tripulados, como la adaptación de aviones cisterna para que puedan lanzar drones en pleno vuelo.
Frente a este escenario, desde Estados Unidos ya se barajan varias contramedidas para frenar la expansión china. Entre las propuestas se encuentra la restricción de la actividad de empresas como Unitree, pero también el fomento de la producción local para reducir la dependencia exterior. La aceleración de la inversión privada, la captación de talento internacional y la creación de "zonas de fabricación avanzada" completan un plan diseñado para recuperar el terreno perdido.
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