Crisis migratoria en Europa

El Gobierno de Sánchez se desentiende ahora del «Lifeline»

Borrell media para que Italia, Francia y Malta se encarguen de solventar la nueva crisis humanitaria.

El Gobierno de Sánchez se desentiende ahora del «Lifeline»
El Gobierno de Sánchez se desentiende ahora del «Lifeline»larazon

Borrell media para que Italia, Francia y Malta se encarguen de solventar la nueva crisis humanitaria.

Logrado el golpe de efecto mediático inicial con el ofrecimiento de acoger al «Aquarius» en Valencia, el Gobierno de Pedro Sánchez parece ahora súbitamente reacio a repetir el gesto con el barco de la ONG alemana Lifeline, que navega por el Mediterráneo con 224 inmigrantes a bordo en circunstancias análogas a las del ya célebre buque de SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras. La decisión de repetir el ofrecimiento realizado con el «Aquarius» corresponde directamente al presidente Pedro Sánchez, según señaló la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de ayer. Sin embargo, hasta el momento nada hace pensar que Moncloa quiera reeditar el gesto. Por ahora, el Ejecutivo de Sánchez se ha limitado a contactar con los gobiernos de los países afectados para asegurarse de la integridad de las personas que van a bordo del «Lifeline». En palabras de Celaá, «hay otro buque para cuyo cuidado, el ministro de Exteriores de España ya se ha puesto en contacto con Malta, Italia y Francia; con Malta para proceder si es necesario a la prestación de auxilio humanitario que puedan llegar a necesitar en las próximas horas en el buque». Sin embargo, las autoridades de Malta rechazaron ayer acoger al barco de la ONG alemana, que espera desde el jueves que algún país le permita atracar en un puerto seguro.

Además de informar de los contactos de Borrell, Celaá repitió la postura que el Ejecutivo socialista ha mantenido desde que se decidió abrir el puerto de Valencia al «Aquarius». El gesto se llevó a cabo para lograr «un verdadero aldabonazo, un electroshock», en relación a «las obligaciones que ha de afrontar Europa con respecto a las migraciones». Borrell llegó incluso a afirmar «comprender, no justificar» la decisión de Italia de cerrar sus fronteras a los barcos de las ONG. Para el jefe de la diplomacia española, Roma lleva mucho tiempo pidiendo ayuda a las autoridades comunitarias y éstas llevan literalmente años «poniéndose de perfil» en este tema. Al final, más que el gesto del recién estrenado Gobierno, lo que parece haber sido el revulsivo definitivo para que Francia y Alemania decidieran organizar una cumbre informal sobre inmigración y asilo mañana, ha sido la presión que Merkel está recibiendo de sus socios bávaros de la CSU. Sea como fuere, Sánchez abogará por la creación de un eje Berlín-París-Madrid que articule la respuesta de la Unión a esta asignatura pendiente europea.

Uno de los puntos en los que se podría concretar la respuesta es la creación de campos de acogida de migrantes fuera de las fronteras de la Unión. Albania y Túnez son dos posibles candidatos para albergarlos. Sobre esta posibilidad, Borrell afirmó que «hay que estudiarlo porque se pueden hacer bien o se pueden hacer mal». Su apertura a estudiar esta posibilidad fue ayer fuertemente criticada por la portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero. Montero rechazo las declaraciones porque «ahora tocan gestos valientes como el del ''Aquarius''».