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El Gobierno sirio acusa al mediador de la ONU de falta de neutralidad

El presidente sirio, Bashar Asad, habla con el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura en Damasco, en una imagen del año pasado
El presidente sirio, Bashar Asad, habla con el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura en Damasco, en una imagen del año pasadolarazon

El régimen de Damasco acusó hoy al enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, de "falta de neutralidad en el ejercicio de sus funciones"por unas declaraciones en las que condenó un bombardeo gubernamental cerca de Damasco. Una fuente del Ministerio sirio de Asuntos Exteriores dijo a la agencia de noticias oficial Sana que las últimas palabras del mediador internacional "se alejan de la objetividad y de los hechos y se basan en partes que son conocidas por su hostilidad a Siria".

Ayer, De Mistura condenó "rotundamente"el bombardeo del ejército el domingo pasado contra un mercado en la localidad de Duma, ubicada en el bastión opositor de Guta Oriental y donde 96 personas murieron y 240 resultaron heridas, según activistas.

"Los ataques contra áreas civiles con bombas aéreas indiscriminadas, como las termobáricas, están prohibidos por la ley internacional. Que un Gobierno golpee mercados civiles abarrotados y mate a casi un centenar de sus propios ciudadanos es inaceptable bajo cualquier circunstancia", sentenció De Mistura.

Ante estas declaraciones, la fuente del Ministerio sirio de Exteriores exigió al enviado de la ONU que condene también "el lanzamiento de proyectiles por parte de grupos armados terroristas contra las ciudades de Alepo, Latakia y Deraa y los cortes de agua y electricidad durante semanas en Alepo".

También, le animó a expresar su repulsa hacia "las masacres perpetradas por organizaciones terroristas como el Frente al Nusra y el Daesh (acrónimo en árabe de Estado Islámico) y el resto de grupos de Al Qaeda en Siria".

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, designó en julio de 2014 a De Mistura como mediador en sustitución del argelino Lajdar Brahimi, que había renunciado meses antes después de casi dos años de esfuerzos para poner fin a la guerra civil.

Brahimi dimitió ante la convocatoria de elecciones presidenciales en Siria en junio de 2014, en las que fue reelegido como jefe de Estado Bachar al Asad, tras lanzar duras críticas a las autoridades de Damasco, que respondieron acusándolo de parcialidad.