Elecciones en Turquía
Erdogan gana las elecciones aunque la presidencia se decidirá en segunda vuelta
El actual presidente encabeza el balotaje con el 49% de los votos por el 45% del principal aspirante, el socialdemócrata Kemal Kilicdaroglu
Como los especialistas y las encuestas anticipaban desde hace semanas, la batalla por la presidencia turca será ajustada hasta el final. El actual jefe del Estado y candidato del AKP, Recep Tayyip Erdogan, se impuso ayer en las elecciones presidenciales a su principal rival, el líder del socialdemócrata CHP y la Alianza Nacional, Kemal Kilicdaroglu, por lo que la presidencia se dilucidará el próximo 28 de mayo en segunda vuelta. Con el 90% de los votos escrutados, la candidatura del actual mandatario, de 69 años, se situó ligeramente por encima del 49% de los votos –con casi 24,8 millones de votos-, frente al 44% -y más de 22 millones de apoyos- logrado por el líder de la Alianza Nacional.
A tenor de los resultados, Erdogan parte con más posibilidades que su rival, candidato de la Alianza Nacional –una agrupación formada por seis partidos de distinta orientación política, entre ellos liberales, laicos, islamistas y conservadores–, para convertirse en el próximo presidente de la República de Turquía en el centenario de su fundación en la segunda vuelta. Aunque nadie dio nunca por derrotado al veterano presidente turco, ciertos sondeos y análisis situaban a Kilicdaroglu, un veterano ex funcionario de 74 años, sensiblemente por delante de Erdogan.
Pasadas las diez y media de la noche y aún sin resultados definitivos, Erdogan se dirigía a los ciudadanos a través de una seria de tuits sin proclamar aún su triunfo. “El hecho de que las elecciones del 14 de mayo tuvieran lugar como una gran celebración de la democracia con paz y tranquilidad es una expresión de la madurez democrática de Turquía”.
El mandatario, que ha liderado el país durante dos décadas –11 años como primer ministro y nueve como presidente–, aprovechaba para atacar a la oposición al afirmar que “mientras las elecciones tuvieron lugar en una atmósfera democrática y en pleno escrutinio, intentar anunciar resultados de manera precipitada equivale a usurpar la voluntad nacional”.
El ajustado resultado en los comicios presidenciales de este domingo convierte al tercer candidato en liza, Sinan Ogan, en juez de la segunda ronda, que se celebrará dentro de 14 días. El líder de la nacionalista y derechista Alianza Ancestral, que fue diputado en la Asamblea entre 2011 y 2015, obtuvo un 5% de los votos.
Menos ajustada fue la contienda de las elecciones legislativas. Con poco más del 50% de las papeletas, el AKP (Justicia y Desarrollo), lograba 268 de los 600 escaños del Parlamento turco. El laico y kemalista CHP (Partido Republicano del Pueblo) obtenía, con un 34% de los sufragios, un total de 168 diputados. La izquierdista Alianza Trabajo y Libertad –cuya principal formación es el pro kurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP)– conseguía, aún con resultados no definitivos, 59 diputados del Parlamento unicameral turco con un predominio en el oriente y el sudeste del país.
Participación récord
La doble cita electoral de este domingo registró cifras récord de participación. En los comicios presidenciales, la participación alcanzó el 88,31% (en las presidenciales de 2018 el porcentaje llegó al 86,24% y en las de 2014, al 74,13%). Prácticamente idéntica fue la de las legislativas: un 87,65%. La expectación despertada por la cita y las horas de recuento dejó desiertas las habitualmente concurridas calles del centro de Estambul, la principal ciudad del país.
“Impresionante, casi un 90% de participación. Los ciudadanos turcos han votado en libertad más tiempo que los españoles y hoy están viviendo su mejor momento en lo que se refiere a la participación democrática”, escribía en su perfil de Twitter el investigador y director del Turkish Research Program del think tank Washington Institute for the Middle East Soner Cagaptay.
Si el terremoto que sacudió el sur de Turquía a comienzos del mes de febrero –dejando más de 50.000 muertos y 1,5 millones de personas sin hogar– y la gestión de la catástrofe explican en parte el retroceso de Erdogan y su partido, lo cierto es que las zonas más afectadas no han dado la espalda al actual presidente.
Ha sido el caso de dos de los lugares más golpeados como las provincias de Hatay y Gaziantep, donde los islamistas del actual presidente se han impuesto a sus rivales. “En las zonas afectadas por el sismo, Erdogan ha logrado un amplio margen, como antes del terremoto, lo que significa en mi opinión que su mensaje sobre la reconstrucción, salvar vidas y estabilidad ha calado”, explicaba a la cadena qatarí Al Jazeera el analista Hakan Akbas.
Las elecciones presidenciales y legislativas, aunque con matices, volvieron a presentar un mapa semejante al de otras citas electorales: la Anatolia del interior favorable de manera incontestable a Erdogan y la costera y urbana partidaria del candidato de la alianza opositora liderada por Kilicdaroglu.
Lo que no sorprende es que que una jornada histórica como la del día de ayer no estuviera salpicada por la polémica. Tras comenzar el escrutinio ampliamente por delante del candidato opositor, la ventaja de Erdogan fue bajando a medida que avanzaba la noche hasta caer, pasadas las once de la noche –según los datos ofrecidos por la agencia Anadolu–, por debajo del 50%, lo que significaba que habría segunda ronda. Entretanto, cuando Anadolu situaba el escrutinio en el 90% el presidente de la comisión electoral turca, Ahmet Yener, advertía de que oficialmente el organismo sólo había dado por oficiales el 47% de los votos. Un recuento de infarto y una guerra de nervios que recordaba a los comicios municipales de 2019.
Además, también fue protagonista la propia agencia estatal de noticias Anadolu, sobre la cual pesaron ayer acusaciones de “manipulación” por parte de los partidos de la oposición. Desde el AKP, su portavoz, Omer Celik, no tardó en defender el desempeño de la agencia informativa atacando a los representantes del CHP: “Actúan de manera dictatorial. Intentan asesinar la voluntad nacional”.
Mientras Erdogan lideraba los recuentos, la oposición aseguraba haber ganado las elecciones presidenciales con la mitad del voto escrutado. Lo ajustado de los resultados augura días de disputas entre las distintas candidaturas. “Nos haremos con cada voto hasta el final. Estaremos aquí hasta mañana por la mañana. No os preocupéis; todo irá bien: el sol está en su lugar. ¡Vamos ganando!”, afirmaba en Twitter Meral Aksener, líder del segundo partido de la alianza –el Iyi– encabezada por Kilicdaroglu, el IYI.
No fueron unos comicios cualquiera los celebrados ayer, habida cuenta que se dilucidaba no sólo quién gobernará Turquía sino cómo. El candidato opositor, Kemal Kilicdaroglu, había prometido durante toda la campaña que, de convertirse en el décimo tercer presidente reformaría el sistema constitucional para regresar al modelo parlamentario imperante antes de 2017, cuando Erdogan convirtió, referéndum mediante, Turquía una república presidencialista.
Si Erdogan ha hecho del nacionalismo y el islamismo dos de las fuerzas rectoras de sus dos décadas en el poder, el candidato del secular CHP promete gobernar para todas las sensibilidades, buscando consensos y una política exterior más cooperativa con Occidente.
El candidato que resulte a la postre vencedor en las presidenciales tendrá por delante el enorme reto de enderezar el rumbo económico de Turquía, undécima economía mundial, en medio de una profunda crisis –la inflación alcanzó a finales del año pasado el 85%– y de reconstruir las zonas afectadas por el terremoto.
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