Ejército venezolano

Estados Unidos mira de cerca a Venezuela: el chavismo pone en alerta a su ejército

La operación antinarcóticos de Estados Unidos en el Caribe, con 10.000 soldados, choca de frente con la alerta de «guerra total» decretada en Venezuela, que ha movilizado a su ejército ante lo que considera una amenaza de invasión

Soldados con uniforme de camuflaje y boina negra desfilando con sus fusiles de asalto AK al frente
Estados Unidos mira de cerca a Venezuela: el chavismo pone en alerta a su ejércitoMinisterio Defensa Venezuela

El mayor riesgo que se cierne ahora mismo sobre el Caribe no es tanto una invasión premeditada como la posibilidad de un conflicto accidental. La constante exhibición de fuerza militar por parte de Venezuela, a través de continuos ejercicios, ha creado un polvorín donde un simple error de cálculo o un malentendido podría desencadenar una espiral de violencia de consecuencias imprevisibles.

De hecho, la presencia estadounidense en la zona, aunque notable, responde a un objetivo muy concreto y limitado. La Administración Trump ha desplegado un contingente de unos 10.000 efectivos, pero se trata de tropas diseñadas para misiones antinarcóticos, sin el músculo logístico ni el equipamiento necesarios para sostener una campaña terrestre a gran escala en un territorio tan complejo como el venezolano.

Por su parte, la respuesta de Caracas ha sido una demostración de fuerza desproporcionada. El Gobierno venezolano no solo ha elevado la tensión dialéctica, sino que ha puesto en estado de máxima alerta a sus 123.000 militares en activo, un movimiento que busca, sobre todo, la disuasión ante cualquier posible agresión externa.

Asimismo, la estrategia defensiva del país no se fía únicamente a su ejército regular. Las autoridades venezolanas aseguran haber activado una milicia popular que, según informa el medio Military, contaría con más de ocho millones de miembros entrenados para la defensa territorial. El objetivo es claro: convertir una hipotética invasión en una guerra de desgaste mediante tácticas de guerra asimétrica y combate urbano, elevando el coste humano para cualquier fuerza invasora a un nivel insostenible.

El arsenal venezolano como factor disuasorio

En este sentido, y a pesar de los conocidos problemas de mantenimiento que padecen sus fuerzas armadas, Venezuela cuenta con un arsenal de tecnología rusa que no puede subestimarse. Su fuerza aérea dispone de una veintena de cazas Sukhoi Su-30 MK2, aeronaves polivalentes que, armadas con misiles antibuque Kh-31, suponen una amenaza directa para cualquier flota que opere cerca de sus costas. Esta capacidad se complementa con una densa red de defensa antiaérea, articulada en torno a sistemas de misiles tierra-aire S-125 Pechora-2M y Buk-M2E. Esta amenaza a nivel naval se ve contrarrestada por los avances de otras potencias, ya que Estados Unidos ha logrado convertir misiles y torpedos en una superarma definitiva para hundir buques a bajo coste. La operatividad de esta red antiaérea es crucial para su defensa, un área estratégica donde incluso las grandes potencias afrontan retos, como evidencia la preocupación en el Pentágono por el stock de misiles Patriot.

Por si fuera poco, a la volátil situación sobre el terreno se suma un elemento de guerra no declarada. La confirmación de que la CIA tiene autorización para ejecutar operaciones encubiertas en el país sudamericano añade una capa de complejidad y secretismo a un escenario ya de por sí extremadamente delicado, donde la frontera entre la disuasión y la provocación es cada vez más difusa.