Defensa

La OTAN asegura que Moscú sigue concentrando tropas y no hay desescalada

Jens Stoltenberg ha dado el visto bueno a estudiar este despliegue a Rumanía y Bulgaria

Aunque todo apuntaba a un cierto deshielo en las relaciones entre la OTAN y Rusia en los últimos días, lo cierto es que la desconfianza sigue siendo la nota dominante. A pesar los reiterados anuncios de Moscú de que está retirando tropas en sus fronteras con Ucrania, la Alianza asegura que esto no es cierto. Más bien todo lo contrario.

“Por el momento no hemos visto ninguna desescalada”, aseguró ayer el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg para después añadir que “Rusia continúa con la concentración militar y no hemos recibido ninguna respuesta a un documento escrito o las propuestas escritas que enviamos a Rusia el 26 de enero.”

Este pasado martes, Rusia aseguró que algunas de sus tropas en los distritos militares del oeste y del sur habían comenzado a regresar tras los ejercicios militares. Pero la OTAN recela de estos movimientos ya que no es la primera vez que Rusia pone en marcha este tipo de tácticas y cree que la capacidad de Moscú de ordenar un ataque militar sigue permaneciendo intacta.

Según recalcó ayer una vez más el político noruego, la OTAN sólo creerá que se está produciendo una desescalada si Rusia no se limita a mover sus efectivos terrestres sino que esto es acompañado por la retirada de su equipamiento pesado. De momento, no parece que esto se haya producido ni se vaya a producir.

Estas declaraciones de Stoltenberg se produjeron durante la reunión de los ministros de Defensa celebrada ayer en la capital comunitaria y que continuará hoy. “Estamos gravemente preocupados por el reforzamiento a gran escala, sin motivo e injustificado en Ucrania y Bielorrusia. Urgimos a Rusia, en los términos más contundentes posibles, a elegir el camino de la diplomacia y revertir inmediatamente este reforzamiento y retirar sus fuerzas en Ucrania de manera acorde a sus obligaciones internacionales y compromisos”, reza la declaración conjunta aprobada ayer por los aliados que sigue manteniendo el derecho de Ucrania a elegir su destino – en referencia a su entrada en la OTAN y el veto ruso- y la disposición de los aliados a continuar el diálogo abierto con Moscú.

En esta cita se abordó también el reforzamiento de la presencia militar el Este de Europa, concretamente a través de grupos de combate en Rumanía y Bulgaria, semejantes a los ya desplegados en Polonia y las tres repúblicas bálticas. El secretario general de la Alianza reconoció ayer que la decisión no está tomada y que corresponde ahora a los mandos militares estudiar este tema, pero de momento Rumanía esta dispuesto a acoger estos batallones y Francia ya ha mostrado su disposición a liderar estas fuerzas de combate. A pesar de esto, no se espera que estos nuevos batallones puedan ser una realidad antes de la primavera.

El desconcierto parece haberse apoderado de las cancillerías europeas que no parecen saber a qué atenerse. “Qué cabe esperar? No lo sabemos, nadie lo sabe”, reconoció ayer con inusitada franqueza el máximo representantes de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, tras asegurar que “hay señales alentadoras” pero también “cosas muy preocupantes, como la votación en la Duma” en la que el Parlamento ruso pidió a Vladimir Putin el reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas ucranianas Donetsk y Lugansk, lo que supondría una agresión a la integridad territorial de la antigua república soviética.

Ante la gravedad de la situación, hoy los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete reunidos en la capital comunitaria para una cumbre con los países africanos aprovecharán esta cita para mantener una hora de charla informal sobre la situación en Rusia.