Downing Street
Johnson, tras la sombra de Thatcher
Las elecciones locales miden el respaldo al «premier» que podría ser relevado si deja de ser un ganador
Boris Johnson siempre quiso parecerse a su gran ídolo Winston Churchill,pero su destino podría acabar más bien unido al de Margaret Thatcher. La Dama de Hierro fue todo un referente para el Partido Conservador. Aunque la conexión que establecen estos días los analistas va por otros derroteros. En concreto, en la manera en la que el primer ministro, al igual que pasó en su día con Thatcher, podría ser forzado ahora por sus propias filas a presentar la dimisión si consideran que con él como candidato no tienen posibilidades para las próximas generales, previstas para 2024.
A lo largo de la tarde del viernes se conocerán los resultados de los comicios locales celebrados ayer en Inglaterra, Escocia y Gales. Para los conservadores, se trataba del primer ajuste de cuentas con la opinión pública desde la caída en picado de la popularidad del inquilino de Downing Street por el escándalo del Partygate y la subida del nivel de vida. Para los laboristas, un indicador de su recuperación bajo el liderazgo de Keir Starmer en el Muro Rojo. Y para los Liberal Demócratas, una oportunidad de ser de nuevo el refugio de los desencantados con las dos formaciones mayoritarias, tras la decepción que supuso para las bases el gobierno de coalición que formaron con los tories de David Cameron en 2010.
Los sondeos estimaban que los conservadores podían perder más de 500 asientos. La oposición está ahora por delante en las encuestas no solo en temas tradicionalmente laboristas como el NHS (Sanidad) y los servicios públicos, sino también en territorio supuestamente `tories´ como la inmigración y la lucha contra el crimen. Los conservadores son vistos además como `menos competentes´. Y perder esa reputación, como le sucedió a la formación a fines de la década de 1990, sería entrar en fase terminal.
Las locales de aquel año también pillaron a Thatcher en sus horas más bajas. La proporción nacional de votos (44% frente 33%) apuntaba a una victoria laborista en las siguientes elecciones generales. Ahora los pronósticos sugieren que el porcentaje de votos será del 39% para los laboristas frente al 24% para los conservadores, una brecha lo suficientemente importante como para que los rebeldes comiencen a organizarse.
De momento, los tories no cuentan con un reemplazo. Y eso es lo que mantiene a Johnson con oxígeno. El ministro del Tesoro, Rishi Sunak, que durante tiempo fue visto como el gran favorito, se ha quedado ahora sin ninguna posibilidad. Pero ya comienzan a escucharse otros nombres, como Ben Wallace, el titular de Defensa. No es precisamente `Mr. Carisma´, pero quizá lo que vayan buscando ahora las filas sea justamente un tipo aburrido.
Es complejo predecir el alcance de unos comicios locales. El éxito de los laboristas en 1990 no se tradujo luego en una victoria en las elecciones generales. Los `tories´ ganaron dos años después. La advertencia para Johnson, sin embargo, es que para conseguirlo, cambiaron de líder. Se cargaron sin piedad a Thatcher a finales de 1990 para poner a John Major. Y ahora a Johnson podría pasarle lo mismo. Se antoja improbable que, a corto plazo, se celebre una moción de confianza en su liderazgo. Pero el escándalo del Partygate tiene aún mucho recorrido y todo podría cambiar a finales de año. Si las filas consideran que la `marca Boris´ ha dejado de ser rentable, buscarán a otro para las generales de 2024.
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