Kremlin

La realidad de Putin ya no se oculta: de la operación especial a una guerra con varios frentes

El conflicto está a punto de extenderse a Moldavia, Bielorrusia, Georgia y no se descarta un incidente más al oeste y al norte de las fronteras ucranianas

Paracaidistas rusos en el desfile del Día de la Victoria, en Moscú
Paracaidistas rusos en el desfile del Día de la Victoria, en MoscúMAXIM SHIPENKOVAgencia EFE

Detrás de las palabras, la realidad de Putin ya no se oculta. La operación especial de unas semanas se ha convertido en una guerra “general” porque está a punto de extenderse a Moldavia, Bielorrusia, Georgia y no se descarta un incidente más al oeste y al norte de las fronteras ucranianas.

En este contexto, el9 de mayo se celebró el “Día de la Victoria” introducido en 1965 por Brezhnev con motivo del 20º aniversario de la rendición nazi.

Ahora bien, en los años 1990, hubo una “ruptura” en la forma de llevar la importancia concedida al 9 de mayo. Ese periodo postsoviético se caracterizó por la desintegración de la URSS, los choques de las reformas económicas y la transición de una economía estatal planificada a una economía de mercado capitalista. El Día de la Victoria dejó de ser una prioridad y un ritual patriótico ineludible en un país en el que la población estaba más preocupada por su supervivencia y su poder adquisitivo. Sin embargo, el 9 de mayo de 1995 fue diferente con el telón de fondo de la guerra – y no operación - de Chechenia porque Boris Yeltsin invitó a Moscú a su homólogo estadounidense y británico, Bill Clinton. Suponía una señal de deshielo y normalización de las relaciones diplomáticas entre ambas potencias.

La llegada al poder de Putin, el 31 de diciembre de 1999, marcó un nuevo punto de inflexión conmemorativo y una renovación en la realización de las celebraciones del “Día de la Victoria”. En 2010, el 9 de mayo se fijó definitivamente como fiesta patriótica en un contexto de recuperación política.

Desde ahora, hay conmemoraciones en todas las repúblicas de la Federación Rusa, con nuevas iniciativas como concursos de dibujo y escritura. Abandonada al final de la Guerra Fría, la educación “patriótico-militar” vuelve a surgir en la sociedad rusa, algo que no se veía desde el periodo de la Rusia Imperial. El pasado soviético también se recupera con una imagen idealizada y una visión de la historia de geometría variable porque no se cuestiona la masacre de los oficiales polacos en Katyn o el pacto germano-soviético en el discurso oficial.

Putin otorga al 9 de mayo una importancia especial, una conmemoración única elevada a una causa sagrada. El jefe del Kremlin se esfuerza por preservar esta memoria colectiva, marcador de una nueva identidad patriótica rusa. Tras el desfile militar, la marcha del “régimen inmortal” se organiza en cada edición desde 2015. Esta iniciativa originalmente apolítica, que surgió de la sociedad civil en 2012 en Tomsk, fue asumida gradualmente por los movimientos nacionalistas y el gobierno, que la convirtieron en un desfile casi obligatorio que celebraba el heroísmo y el patriotismo. Cada familia marcha con un retrato de un pariente o antepasado que luchó en la “Gran Guerra Patriótica”. En 2015, con motivo del 70º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, el líder del Kremlin abrió la marcha de Moscú con un retrato de su padre.

Debido a la anexión de Crimea y al apoyo activo de Moscú a las repúblicas separatistas de Donbás, los líderes occidentales habían rechazado la invitación de Putin para asistir a las conmemoraciones del 70 aniversario de la Victoria. El desfile en la Plaza Roja reunió a casi 16.000 soldados. La presentación de la última tecnología militar se interpretó en Occidente como una inquietante demostración de fuerza.

En Occidente, se especulaba con una posible escalada del conflicto. Por parte del Kremlin, el ministro Sergei Lavrov negó que el Ejército ruso tuviera un objetivo militar oculto o escondido el 9 de mayo. Sin embargo, era posible que el jefe del Kremlin aprovechase la ocasión para lanzar un nuevo llamamiento a la movilización. Ha preparado el terreno para decir “mirad, esto es ahora una guerra contra los nazis y lo que necesito es más carne de cañón”.

En Washington, el Departamento de Estado también comentó los rumores de que Putin estaba aprovechando las celebraciones del “Día de la Victoria” para formalizar una declaración de guerra contra Kyiv, lo que daría a Moscú la oportunidad de aumentar el número de tropas sobre el terreno.

Un tanque T-34 de la era soviética participa en el desfile militar del Día de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú
Un tanque T-34 de la era soviética participa en el desfile militar del Día de la Victoria en la Plaza Roja de MoscúYURI KOCHETKOVAgencia EFE

La desnazificación ha sido el trapo rojo agitado por las autoridades rusas desde 2014. No es de extrañar que, con motivo del 9 de mayo, Moscú retome esta idea de desnazificación utilizando referencias históricas. Este argumento anacrónico de la desnazificación se ha convertido en el leitmotiv de las autoridades rusas, un argumento eficaz destinado a crear un paralelismo con la Segunda Guerra Mundial en la sociedad rusa. Y desde hace quince años, las autoridades ucranianas hablan de la victoria sobre el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, y ya no de la Gran Guerra patriótica, como la sigue llamando Moscú.

Frédéric Mertens de Wilmars es profesor Titular y Coordinador del Grado en Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia