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Del oso al tigre: reservas en Europa por el abrazo de Scholz a Xi

Malestar porque con su viaje a Pekín el canciller alemán repita los mismos errores que se cometieron con Moscú

El canciller alemán, Olaf Scholz
El canciller alemán, Olaf ScholzCLEMENS BILANAgencia EFE

“Me sorprende las pocas críticas que está recibiendo Angela Merkel en la prensa europea”, reconocía durante los primeros meses de la invasión rusa a Ucrania un alto cargo diplomático. Se refería al gran error de cálculo de la excanciller cuando apostó por seguir incrementando la dependencia energética europea respecto a Moscú a cambio de gas barato y se empecinó en continuar las obras del gasoducto Nord Stream 2, a pesar de las advertencias de Washington, el malestar de la Comisión Europea y las críticas de los países del Este, partidarios de la mano dura con el Kremlin. Si Merkel pensaba que la interdependencia económica entre la UE y Rusia era la mejor manera de apaciguar cualquier veleidad expansionista de Vladimir Putin, se equivocaba.

Si el hombre es el único animal que tropieza siempre con la misma piedra, puede que Alemania vuelva a repetir sus mismos errores. O así es percibido por gran parte de las cancillerías europeas, que ven con horror el viaje que va a realizar el canciller Olaf Scholzlos próximos 3 y 4 de noviembre a Pekín, el primero de un mandatario europeo tras la elección de Xi Jinping para un tercer mandato.

Pero en esta ocasión, las críticas no son “sotto voce”, sino frontales. A diferencia de Merkel, Scholz es un recién llegado a la Cancillería, mantiene una coalición de Gobierno con importantes tensiones y no se ha demostrado que sea una máquina de ganar comicios. En realidad, Sholz está siguiendo el camino trazado por su predecesora, ya que Chinaes el mayor socio comercial con Alemania.

Pero ,una vez más, la sensación es que Berlín está poniendo sus intereses económicos por encima de todo y cometiendo un error geoestratégico colosal por solo mirar las tablas de Excel con las importaciones y exportaciones. La semana pasada, Alemania anunció la adquisición de una terminal del puerto de Hamburgo por parte del grupo chino Cosco, a pesar de las reticencias de muchos socios europeos a dejar entrar a Pekín en infraestructuras estratégicas. Las tensiones dentro de la propia coalición de Gobierno también han hecho que se haya limitado la participación a un 24,9% frente al 35% negociado inicialmente.

En el año 2019, La UE se cayó del caballo respecto a China. Definió por primera vez al gigante asiático como un “rival sistémico” y comenzó a mirar con preocupación el blindaje de sus mercados y su dominio de tecnologías de última generación como el 5G. A su vez, también intentaba diferenciarse de EE UU en esta guerra fía y marcar un papel propio en las relaciones con Pekín para poder llegar a acuerdos en la lucha contra el cambio climático.

Según constataron los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete en la última cumbre, en los últimos años esta rivalidad se ha incrementado. Preocupa la asertividad de Pekín en política exterior, su incremento del gasto en defensa,sus amenazas respecto a Taiwán y su ambigüedad respecto a la Guerra con Ucrania.

Además, la crisis en las cadenas de suministro mundiales tras la pandemia del coronavirus ha demostrado los peligros de que la UE no sea autosuficiente en ámbitos como los semiconductores, de los que China se ha convertido uno de sus principales fabricantes mundiales. El presidente francés, Emmanuel Macron, es uno de los más firmes defensores de la “soberanía estratégica” europea y este próximo viaje de Scholz ha contribuido a complicar aún más las renqueantes relaciones del maltrecho motor franco-alemán.

Como muestra de la frialdad entre Macron y Scholz, tras el encuentro entre los dos mandatarios en el Elíseo este pasado miércoles, no se celebró una rueda de prensa para no airear posibles discrepancias, después de que esta cita haya tenido lugar tras el aplazamiento de la reunión regular del Consejo de Ministros franco-alemán. Berlín y París no miran en la misma dirección y el conjunto del proyecto europeo se resiente. En el año 2019, la visita del mandatario chino a París contó con la presencia de Merkel y el entonces presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker. Macron decidió invitarles para dar imagen de unidad. En este ocasión, Scholz viajará solo con una delegación de empresarios alemanes.

El malestar de gran parte del club por los “Nein”continuados de Alemania a poner en marcha medidas para contener los precios de la energía o un nuevo paquete de ayuda europea con instrumentos comunes –mientras aprovecha su músculo financiero para auxiliar a su economía con 200.000 millones de euros- han contribuido a dar la imagen de una Alemania egoísta y aislada. Justo lo que la UE no puede permitirse en estos momentos.