Reino Unido

Badenoch gana tiempo como líder conservadora ante el declive de la formación

La política, que sucedió en noviembre del año pasado a Sunak, clausuró la conferencia conservadora en Manchester con un discurso repleto de ideas políticas a modo de réplica a quienes criticaban su liderazgo

LONDON (United Kingdom), 10/07/2025.- Leader of the Conservative Party Kemi Badenoch delivers a speech on welfare in London, Britain, 10 July 2025. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/ANDY RAIN
Leader of the Conservative Party Kemi Badenoch delivers speech in LondonANDY RAINAgencia EFE

Kemi Badenoch pronunció este miércoles su primer discurso como líder ante la conferencia del Partido Conservador. Muchos simpatizantes apostaron que podría ser el último. No es algo personal contra la que en su día fue apodada como la “niña bonita de la derecha”, sino más bien un lamento ante la gran crisis que atraviesa la formación.

Tras la humillante derrota en las generales de 2024, donde tan sólo consiguieron 121 escaños de los 650 que estaban en juego, los tories han quedado relegados a la absoluta irrelevancia. Gobernaron durante catorce años consecutivos con asombrosa capacidad camaleónica.

Nada tuvo que ver el mandato de David Cameron, con el de Theresa May. No digamos ya el de Boris Johnson o la fugaz Liz Truss. Y luego con Sunak, el primer inquilino de Downing Street de origen indio y religión hindú.

En definitiva, a la formación se le consideraba la máquina más eficaz de la democracia británica. Pero ahora no consiguen levantar cabeza. Con sólo cuatro escaños, es Reform UK, del populista Nigel Farage, quien se considera la verdadera oposición en Westminster con un un discurso de derecha radical que no sólo está forzando al Ejecutivo laborista de Keir Starmer a endurecer su política migratoria, sino que le sitúa a la cabeza de todas las encuestas con gran margen.

Ante tal panorama, es más que complejo ser hoy en día líder del Partido Conservador. Los analistas consideran que tienen que pasar aún varios por el puesto hasta conseguir la credibilidad suficiente como para aspirar de nuevo a Downing Street.

Con todo, Badenoch, quien sucedió en noviembre del año pasado a Sunak, clausuró la conferencia conservadora en Manchester con un discurso repleto de ideas políticas a modo de réplica a quienes criticaban su liderazgo. Tras ser acusada de falta de brío, imaginación y vigor, demostró ayer las tres cualidades.

Lejos de intentar bailar al son de Farage con la política migratoria se centró en alcanzar "una economía más fuerte con fronteras más fuertes". Entre aplausos de la militancia, prometió que eliminaría el impuesto sobre la compra de vivienda, el IVA para las escuelas de pago y las tasas a los comercios, al tiempo que recortaría el gasto del Estado en pro de "una estricta disciplina fiscal".

Ante las críticas constantes del actual Gobierno laborista por haber heredado una gran deuda pública de la anterior administración, Badenoch anunció ayer una nueva "regla de oro": por cada libra que el gobierno ahorre, la mitad se destinará a reducir el déficit y la otra mitad a recortes de impuestos o gasto para impulsar la economía.

Asimismo, los médicos tendrían prohibido hacer huelga y las paradas y cacheos por parte de los agentes de policía se triplicarían si ella fuera primera ministra. Las "prestaciones británicas" serían, en sus palabras, solo para "ciudadanos británicos". Las prestaciones por discapacidad se reducirían a quienes padecieran las afecciones más graves, mientras que los vehículos de movilidad —una pesadilla particular de la derecha digital— se restringirían solo a personas con discapacidades graves.

Farage solo fue mencionado una vez y Badenoch desestimó con altivez al líder populista con una cita de George Bernard Shaw. “Nunca te metas con un cerdo -dijo- Ambos se ensucian y al cerdo le gusta”.

Badenoch se había mostrado reticente a establecer una agenda política. Pero su discurso fue interpretado por su equipo como una prueba de que está utilizando eficazmente el espacio y los recursos de la oposición. Entre la mayoría de los conservadores de alto rango, la sensación es que ha ganado tiempo con esta conferencia. Si hubiera sido un desastre, comparable a la intervención de Theresa May en 2017 o Liz Truss en 2022, no se descartaba moción de confianza. Pero su actuación de ayer calmó algunos nervios.

Eso sí, la prueba de fuego sigue siendo las elecciones locales, escocesas y galesas del próximo mes de mayo. Si la formación, que ahora tan sólo cuenta con el apoyo del el 16% del electorado en las encuestas, no consigue remontar, es muy probable que los tories pongan a otra persona al cargo.

Lo mismo ocurre con el propio premier Keir Starmer. Pese a contar con una mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes su popularidad está por los suelos y no consigue dar solución a los dos problemas que más preocupan en la calle: la economía y la inmigración.