Sucesos
La extraña muerte de una actriz porno tan solo unos días después de morir su novio
Sophie Anderson, de 36 años, compartía profesión con Oliver Spedding, ex jugador del Crystal Palace que dejó el fútbol para pasarse al cine para adultos aunque se arrepintió
La muerte de Sophie Anderson, actriz porno, al conmocionado al mundo del cine para adultos. Su historia, además, es una de aquellas marcadas por la tragedia y cuyo destino ha querido ser de lo más llamativo. Ella murió a principios de esta semana, pero su novio, el ex jugador del Crystal Palace Oliver Spedding, perdió la vida hace un par de semanas, tal y como explican medios británicos.
Según explica The Sun, primer medio que ha confirmado la muerte de la joven, todavía no se han desvelado los motivos que han causado la muerte de Anderson, aunque ella se encontraba pasando por un mal momento personal, a raíz de un problema de salud sumado al dolor de la muerte de su pareja.
La actriz se había sometido a una operación de implantes mamarios, aunque el pasado mes de mayo, uno de sus pechos explotó provocándole una septicemia, la reacción más grave del cuerpo ante una infección. Esto le obligó a dejar de ejercer, entrando en una profunda depresión al ver que su carrera podía verse truncada. Además, su propia pareja se encargó de lanzar un bulo contra Anderson relacionado con esta enfermedad, explicando en redes sociales que había muerto, algo que varios amigos de la actriz tuvieron que desmentir.
La historia de Spedding, aunque su nombre real era Damian Oliver por su parte, pasó a la polémica después de que dejara el fútbol para pasarse al contenido para adultos, razón por la cual se cambió su nombre. Oliver se encontraba en conversaciones con un antiguo club, el Cloydon FC, para volver a los terrenos de juego pese a sus 34 años. Había pasado a la fama por jugar en el Crystal Palace, pero dio un tremendo cambio después de ingresar en prisión y verse obligado a abandonar el deporte.
A partir de ahí, se dedicó a la reforma de viviendas hasta que le surgió la oportunidad de trabajar en una película pornográfica a cambio de 170 euros. "Fue aterrador, estar en mi primer set, el cámara era un irlandés grande, calvo y daba bastante miedo. Era horrible pensar que tenía que realizar sexo delante de él. Estaba desnudo y sudando. Era un desastre", había desvelado en una entrevista a The Sun antes de morir.
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