África

Guinea Bissau: claves de una nueva crisis democrática

Tras la disolución de la Asamblea Nacional por parte del presidente del Gobierno, el presidente de la cámara legislativa ha comunicado que se celebrará una sesión el 13 de diciembre

G.Bissau.- La Unión Africana ve con "preocupación" la disolución del Parlamento de Guinea Bissau y condena la violencia
La Unión Africana ve con "preocupación" la disolución del Parlamento de Guinea Bissau y condena la violenciaEuropa Press

En la madrugada del 1 de noviembre se escuchó un intercambio de disparos en Bissau (Guinea Bissau), cuando un comando de la Guardia Nacional asaltó la sede de la Policía Judicial, con la intención de liberar a dos ministros que habían sido arrestados con cargos de corrupción. Fueron momentos de enorme tensión en la capital guineana, considerando la oleada de golpes de Estado que infectan África Occidental en los últimos años, y numerosos medios de comunicación internacionales tildaron el enfrentamiento entre facciones del ejército como tal. No sería hasta pasadas unas horas que se descubrió que se trataba de eso, de un acalorado enfrentamiento entre militares pero sin vistas a asaltar el poder.

El suceso tuvo lugar seis meses después de las elecciones legislativas del país, que concluyeron con la victoria por mayoría absoluta de la coalición Plataforma Alianza Inclusiva – Terra Ranka (PAI –Terra Ranka) liderada por Domingos Simões Pereira, y con la derrota del Movimiento para la Alternancia Democrática (Madem G15) del actual presidente guineano, Sissoco Embaló.

Embaló había disuelto la Asamblea Nacional en mayo de 2022, tras alegar “diferencias irreconciliables” entre el Gobierno y la mayoría de la cámara, deteriorando por un espacio de trece meses la democracia de Guinea Bissau. El Índice de Democracia publicado anualmente por The Economist catalogó entonces su gobierno como “dictadura autoritaria”. La victoria de la coalición de Pereira, y la consiguiente aceptación de los resultados por parte de Embaló, procuraron un respiro aliviado para una de las 20 naciones más pobres del planeta.

La democracia avanzó durante un puñado de meses. Domingos Pereira fue nombrado presidente de la Asamblea Nacional y pareció que lo ocurrido en mayo de 2022 era historia. Luego ocurrió el citado intercambio de disparos del pasado 1 de diciembre, precisamente cuando Embaló se encontraba de viaje en Dubái para participar en la COP28.

Llegado el 4 de diciembre, alegando que lo ocurrido se debía a un intento de golpe de Estado, Embaló tomó de forma unánime la decisión de volver a disolver la Asamblea Nacional y convocar nuevas elecciones en un plazo todavía por determinar. Sissoco Embaló: el mismo que fue investido como presidente en una ceremonia no oficial en el Hotel Azalaï en 2020, el mismo que aprobó en 2022 y sin la aprobación de la Asamblea Nacional una intervención militar de la CEDEAO liderada por Nigeria y Senegal, el mismo que disolvió la Asamblea Nacional para no convocar elecciones hasta pasados 13 meses, el mismo que concluyó su carrera militar para zambullirse en la peligrosa política guineana, el mismo cuyos opositores políticos han sido tiroteados, el “dictador autoritario”.

La democracia en Guinea Bissau, un pequeño país que pocos sabrían ubicar en el mapa, vuelve a zozobrar con su última jugada para aferrarse al poder que las papeletas quieren arrebatarle. Un cooperante europeo con residencia en el sur del país y cuyo nombre permanecerá en el anonimato por su seguridad describía la situación para LA RAZÓN de la siguiente manera: “Estoy cansado y triste. Llevábamos cuatro buenos meses de Gobierno después de que el PAI ganara por mayoría absoluta. Incluso con mayoría absoluta habían incluido al tercer y cuarto partido en el Gobierno, y en 100 días habían bajado considerablemente el precio del arroz, del pan, del pescado y de los combustibles. Estaban tomando medidas sociales de calado y el presidente lo ha echado todo por la borda para mantenerse en el poder y que nadie le haga sombra.”.

¿Quién podría detener a Embaló? Sus ciudadanos temen las represalias. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental le brinda su apoyo. Europa, en espacial España y Portugal, mantienen una creciente relación de cooperación con su gobierno. Únicamente queda Domingos Pereira, que emitió el 9 de diciembre un comunicado donde anunciaba que la Asamblea Parlamentaria mantendrá una sesión el próximo 13 de diciembre, pese a lo estipulado por el presidente Embaló para su disolución. En dicho comunicado, afirmaba su intención de mantener la inviolabilidad de la Asamblea y de garantizar su control sobre el cuerpo de seguridad destinado a la protección de la cámara. El 13 de diciembre se adivina como un día que levantará enormes tensiones en un país ya tenso de por sí.

La posición de Pereira como principal de opositor de Embaló hace temer por su vida a varios entrevistados, que conocen por situaciones anteriores el modus operandi de Embaló con sus opositores políticos: o cárcel o plomo.

Una disolución anticonstitucional

Debe resaltarse que el artículo 94.1 de la Constitución de Guinea Bissau especifica que "la Asamblea Popular Nacional no podrá disolverse dentro de los 12 meses siguientes a las elecciones legislativas, en la última mitad del mandato del Presidente de la República o durante el período del estado de sitio o de emergencia”, igual que el mismo artículo obliga a dar una fecha exacta para las próximas elecciones, cosa que no ha ocurrido. En el caso de que hubiera diputados involucrados con lo ocurrido el 1 de diciembre, la ley especifica que el castigo deberá dirigirse en exclusiva a dichos diputados, no a la totalidad de la Asamblea.

La Liga Guineana de los Derechos Humanos (LGDH) quiso “alertar a Su Excelencia, el Señor Presidente de la República, como garante de la Constitución, sobre las consecuencias de su persistencia en mantener en vigor un Decreto Presidencial que mata la democracia y el Estado de Derecho en Guinea Bissau” a las pocas horas de anunciarse la disolución del órgano legislativo. Pero Embaló, empoderado por sus aliados regionales y europeos, se mantiene impertérrito hasta la fecha.

Aprovechando un sentimiento internacional en donde se considera que los gobiernos autoritarios son viables en África (pese a las terribles experiencias recogidas con Mobutu Seko, Idi Amin o Gnassingbe Eyadema), como si los africanos no fueran lo suficientemente “civilizados” como para escoger la ruta democrática, Sissoco Embaló secuestró el poder en Guinea Bissau hace tres años y hoy vuelve a secuestrarlo para sí. El periodista y analista Armando Lona fue más allá, al señalar en el medio alemán DW que “el presidente está dando un golpe de Estado constitucional”, aprovechando el rifirrafe del primero de diciembre.