
Expansión del terrorismo
¿Llegará el yihadismo del Sahel a Argelia y Marruecos?
Argelia y Marruecos han frustrado operaciones terroristas en los últimos años, pero existen evidencias que respalden la opinión que señala que vaya a extenderse a estos países el modelo terrorista del Sahel

La expansión del yihadismo armado en el Sahel se ha convertido en un tema recurrente. Los intereses políticos que engloban al flanco sur de la OTAN vuelven la información volátil, poco fiable, donde los medios de desinformación rusos se suman a los dispuestos por Francia, el terrorismo islámico y las juntas militares que gobiernan Mali, Níger y Burkina Faso. Existen informaciones contradictorias que juegan con los sentimientos del público.
Un post reciente publicado en X por una cuenta con 32.000 seguidores escribía este lunes: “Ojo al colapso del Sahel. No sería descartable un Estado Islámico que incluso alcance el sur de Argelia. Nuestro flanco sur sólo tendría (y a medias) el buffer del Magreb”. Se suman numerosas publicaciones donde el público señala la posibilidad de que el terrorismo islámico se extienda al Magreb, a Marruecos, a Argelia, con las consecuencias lógicas que esto traería a la seguridad del sur de Europa. Este tipo de afirmaciones obligan a preguntarse hasta qué punto es posible que el terrorismo islámico se extenderá al Magreb; y qué implicaciones tiene para la seguridad europea.
Grupos terroristas: de dónde vienen
Habría que considerar que los primeros pasos que dieron las organizaciones terroristas en el Sahel ocurrieron en Mali, en 2012, y que muchos de estos grupos procedían de Argelia. Por ejemplo, el GSPC (Grupo Salafista para la Predicación y el Combate) pasó a nombrarse AQMI (Al Qaeda en el Magreb Islámico) tras desplazarse a Mali desde Argelia, aunque su cúpula siguió teniendo una presencia predominante argelina. Otros grupos, como el MUYAO (Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental), nacieron con una mayor presencia de combatientes internacionales, nigerianos, mauritanos, malienses, pero también argelinos. Mientras que otros grupos nacidos en Mali, como Ansar Dine, nacieron con perspectivas regionales antes que internacionales.
El desarrollo de las actividades terroristas derivó en que muchos de los grupos surgidos en un lugar u otro comenzaran a unirse bajo banderas únicas. La más poderosa, sin duda, es la que ondea en nombre de Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM), que opera actualmente, no sólo en Mali, pero también en Burkina Faso y Níger. El Estado Islámico del Gran Sáhara, una filial del Estado Islámico en la región, también se considera otro gran contendiente, aunque sus intereses chocan en ocasiones con el JNIM, provocando violentos enfrentamientos entre los integrantes de ambos grupos.
Que los grupos terroristas penetren en el Magreb significaría el regreso de los grupos que nacieron en el Magreb para luego introducirse en el Sahel y combinarse con otros grupos de la región. En esencia, es una teoría plausible. Los grupos extranjeros fueron expulsados de sus territorios, se refugiaron en Mali y se fortalecieron por medio de las alianzas con otros grupos. Esto permite un doble objetivo: la expansión a otros países de grupos aparentemente acotados a Mali, gracias a la fuerza ganada (como ha ocurrido en Burkina Faso y en Níger) y el fortalecimiento de los grupos argelinos… que podrían aprovechar esta ventaja ganada para recuperar sus viejos territorios.
Puede existir la intención. Pero cabe preguntarse si existe la oportunidad. LA RAZÓN ha contactado con Pilar Rangel, profesora de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad de Málaga, para conversar sobre la expansión del yihadismo en el Sahel. Indica que “hay muchos que piensan que podrían avanzar hacia el norte, pero estamos viendo como estos países, como Marruecos, Mauritania o Senegal, han blindado fuertemente sus fronteras y lo están volviendo realmente complicado”.
¿Senegal, Argelia o Marruecos?
A principios de agosto, medios senegaleses informaron de que Senegal había fortalecido el aparato de seguridad fronterizo ante los recientes ataques cometidos por los terroristas malienses, muy próximos al territorio senegalés. Estos ataques incluyeron un asalto a Diboli, una comunidad fronteriza a menos de 500 metros de la ciudad de Kidira, en Senegal. Los atentados fueron reivindicados por el grupo terrorista JNIM. La respuesta de las autoridades senegaleses consistió en reforzar las posiciones de la gendarmería en las localidades de Tambacounda, Kédougou y Saraya. En la frontera maliense y en las principales vías que conectan con la capital senegalesa.
Argelia casi triplicó sus efectivos fronterizos entre 2000 y 2015, según un informe publicado en 2015 por el Real Instituto Elcano. Por otro lado, según el sitio web de la Gendarmería Nacional de Argelia, las Secciones de Seguridad e Intervención (SSI) fueron creadas para "consolidar el sistema de lucha contra la inseguridad y la violencia", desplegando efectivos en las 48 provincias argelinas para realizar acciones de vigilancia y control permanentes. Trabajan en estrecha colaboración con el Grupo de Operaciones Especiales de la Policía, una unidad de élite creada en 2016 y entrenada con apoyo de fuerzas occidentales como el RAID francés. El GOSP está especializado en combatir al terrorismo urbano y en la liberación de rehenes.
En el plano diplomático, las relaciones positivas de Argelia con el Frente de Liberación de Azawad, el grupo principal que combate en el norte de Mali por la independencia de Azawad (asociándose en ocasiones con el JNIM) parecen haber dado sus frutos: el JNIM nunca ha atacado en Argelia.
Parece arriesgado afirmar que un grupo que ya ha operado en media docena de países sin haber atacado nunca Argelia… vaya a extenderse a Argelia. Algo similar ocurre con el Estado Islámico. Aunque operó brevemente en territorio argelino (2014-2015), no ha vuelto a actuar en Argelia desde entonces. Donde sí que operan las filiales del Estado Islámico es en Nigeria, Níger, Chad, Camerún, Mali, Burkina Faso, Mozambique, República Democrática del Congo y Somalia. Es decir, en países al sur del Sáhara. Nuevamente, parece arriesgado afirmar que vaya a regresar a Argelia un grupo terrorista que apenas operó unos meses de hace una década.
El caso marroquí es incluso menos probable. Ni el JNIM ni el Estado Islámico han atentado nunca en Marruecos. Lo único similar a un ataque reciente ocurrió en marzo de 2023, cuando simpatizantes del EI asesinaron a un policía en Casablanca. Las limitaciones geográficas (que Marruecos no colinda con ninguno de los países donde operan estos grupos), además del sofisticado aparato de seguridad marroquí, vuelven muy improbable cualquier acción del estilo que se ve en el Sahel. La profesora Rangel explica cómo son estas acciones: “entran en una de las aldeas, saquean, colocan su bandera y se quedan en los territorios, que ocupan y administran”. Hará falta repetirlo: no existen indicios de que ningún grupo terrorista vaya a entrar en Marruecos, conquistar aldeas, colocar su bandera y administrar territorios. Para esto hace falta un Estado mucho más débil.
El golfo de Guinea: el objetivo de los terroristas
La profesora Rangel y cualquier experto en la materia dirigen el foco en la dirección opuesta. El sur. Hacia los países del golfo de Guinea, donde sí que han atentado en múltiples ocasiones los grupos mencionados en este artículo. Benín, Togo, Ghana. En Benín, concretamente, ya existe una presencia del JNIM consolidada en el norte del país, como ha informado LA RAZÓN en múltiples ocasiones. Rangel especifica que los grupos terroristas “han visto que pueden replicar lo mismo que han hecho en el Sahel y pueden ocupar territorios de estos países. Porque se tratan de países donde hay fronteras porosas y donde sus gobiernos controlan sólo una parte del territorio”. Esa ausencia del Estado, de policías y militares, es lo que hace posible que estos grupos se vayan a extender en dirección al mar. El golfo de Guinea es su objetivo. Una salida marítima.
En resumen: aunque Argelia y Marruecos han frustrado operaciones terroristas en los últimos años, no existen evidencias que respalden la opinión que señala que vaya a extenderse a estos países el modelo terrorista del Sahel. Sí que existen estas evidencias en el sur del Sahel, y los ataques son numerosos y en extremo violentos. Los terroristas financian una parte de su actividad mediante las operaciones de contrabando (armas, drogas, cigarrillos), lo que significa que siempre será más útil ocupar las vías de suministro más próximas al mar. Y ya lo dice la profesora Rangel: “si ellos tienen salida al mar, la situación, que ahora es difícil, ya será imparable”.
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