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Estados Unidos

La filtración se cobra su primera víctima

La Razón
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El subdirector de la CIA, Mi150chael Morell, al frente de la agencia después de la salida del general David Petraeus por su relación extramatrimonial, dimitió ayer mientras la atención de Estados Unidos seguía centrada en los escándalos por los programas de vigilancia. Morell adujo supuestos motivos personales. Fue el consejero de contraterrorismo, John Brennan, el que anunció la marcha de Morrell, en quién también pensó el presidente Barack Obama para sustituir a Petraeus. Finalmente, Obama se decantó por Morell. Y ayer no sólo Brennan anunció la marcha del que fue su contrincante, sino que también dio a conocer el de la persona que parece haberle quitado de nuevo el puesto a partir de agosto, Avril Haines, actual asistenta adjunto del presidente y consejera legal del Consejo de Seguridad Nacional.

El nombre de Morell siempre ha estado ligado a la controversia. Fue criticado por declarar que se consiguió información útil a través de los programas de interrogatorios de la CIA. Mientras, su nombre ha sido relacionado con el famoso memorándum de los «puntos tratables» sobre el ataque al consulado de Bengasi (Libia) el pasado 11 de septiembre en el que murieron el embajador y otros tres ciudadanos.

La nueva cara de la CIA será la de Avril Haines, cuyo cargo formal será subdirectora de la CIA, es decir, la analista de inteligencia más importante de Estados Unidos. Morell, director todavía en funciones, se retirará el próximo mes de agosto.

Haines ha participado en la mayoría de las reuniones clave de los altos funcionarios de la Administración. También, ha presidido el comité legal que supervisa las actividades más delicadas de la agencia.

Por su parte, el director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y jefe del cibercomando de EE UU, el general Ketih B. Alexander, se preparó ayer su intervención ante el comité de Uso Indebido del Senado, programada antes de que salpicase a su agencia el último escándalo. Durante la misma, fueron los senadores demócratas, en especial Patrick Leahy, los que se lo pusieron más difícil al militar. Alexander destacó que «la infraestructura digital de la nación está bajo ataque cada día. La cooperación con las industrias primordial porque son dueñas y operan la infraestructura de la nación. Tenemos que hacerlo [por vigilar] de una forma transparente, pero necesitamos estar ahí. Tenemos que trabajar con la industria. Tenemos que ser capaces de ver lo que está pasando en el ciberespacio. Tenemos que frenar lo que ocurre», se justificó ante los senadores.

Aún así, no fue suficiente para Leahy, que le interrogó de forma insistente sobre el número de amenazas reales a las que se enfrenta EE UU. «Docenas», contestó Alexander. «¿Docenas? ¿No tiene un número específico?», intentó ponerle en evidencia Leahy. Además, los senadores quieren que el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, vuelva a sentarse a responder sus preguntas. Pero en esta ocasión le interrogarán por qué les ha mentido.