París

La «generación del 13-N»

El asaltante de ayer responde más al perfil de un «lobo solitario» o un perturbado mental inspirado en el EI

La Razón
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El asaltante de ayer responde más al perfil de un «lobo solitario» o un perturbado mental inspirado en el EI

–¿Qué supone, en pleno Estado de emergencia y en uno de los primeros días del año, el incidente de ayer en la capital francesa?

–Esto es un claro ejemplo de que se pueden producir más ataques de este tipo. Sin embargo, el perfil del individuo del ataque de ayer podría coincidir más con el de un «lobo solitario» o podría tratarse simplemente de un desequilibrado mental. Atacar una comisaría de Policía en pleno Estado de emergencia y alerta máxima terrorista no parece algo preparado con antelación, sino más bien un acto algo desenfrenado. No obstante, es algo que indudablemente alimenta esa sensación general de peligro.

–Después de un año como 2015, con los atentados de «Charlie Hebdo» o los del 13-N, ¿cómo se puede decir que ha evolucionado la sociedad y la política francesas en este tiempo?

–El cambio más importante es el nuevo estatuto jurídico en la Constitución francesa, donde se da más poder al Estado para que garantice mayor seguridad en la vida cotidiana de los franceses: más medios a la Policía y a la Justicia para luchar contra las redes yihadistas. Tras el atentado contra «Charlie Hebdo» y después el 13-N hay un sentimiento en Francia de que el mundo ha cambiado, y la sociedad ha cambiado con él. Se percibe que ahora los islamistas pueden matar a todo tipo de personas, no sólo a figuras importantes, sino a jóvenes, estudiantes, ancianos e incluso a niños. Con este nuevo temor, las costumbres y los sentimientos de la población también cambian. La sociedad es consciente de que algo que no podemos prever ahora puede suceder mañana. Debido a este sentimiento, la propia sociedad se ha organizado con diferentes iniciativas en varias organizaciones para, por ejemplo, luchar contra la radicalización de jóvenes musulmanes en los barrios con más dificultades. A pesar de que vivimos un clima de casi guerra, la sociedad no ha permanecido pasiva.

–Hollande ha asegurado que el Estado de emergencia no debe tener una gran continuidad dentro de una democracia. ¿Cuáles son los siguiente pasos en la lucha antiterrorista?

–El Estado de emergencia debe acabar a finales de febrero o principios de marzo. Está claro que las fuerzas militares y la Policía no pueden ser movilizadas durante tantos meses. Al mismo tiempo, se deben dar pasos para reforzar las diferentes leyes contra el terrorismo y el radicalismo. Por lo tanto, el cuadro jurídico galo irá evolucionando hacia una perspectiva mucho más centrada en la seguridad. Aún está por resolver la cuestión de la nacionalidad de los terroristas, a qué tipo de personas se les concede o se les retira en caso de antecedentes criminales. Es indudable que el Estado de Derecho francés ha cambiado tras 2015 y seguirá cambiando durante este año.

–¿Cómo han reaccionado los ciudadanos a las decisiones políticas en este clima de inseguridad?

–En este tipo de situaciones dramáticas, la población suele apoyar a las instituciones como la presidencia de la República, porque simbolizan la capacidad de actuación frente a actores como las redes terroristas. También hay algo positivo que creo importante destacar y es que tras los atentados se ha originado una «Generación del 13 de noviembre», esta generación de familiares de víctimas o supervivientes del Bataclan que probablemente vaya a contribuir a crear un nuevo país mucho más implicado con unos valores republicanos renovados y defender las ideas clásicas de la República francesa.

*Director de investigación del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS)