Política

Bruselas

Los deberes de Bruselas

La Razón
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l ¿Qué solución política se podría ofrecer a la cuestión de la inmigración para evitar que se repitan tragedias como la de Lampedusa?

–No hay una solución única. Se trata de actuaciones conjuntas que llevarían a reducir la magnitud del problema. En primer lugar, Europa debería asumir sus responsabilidades morales respecto a las personas salvadas en el mar, que deberían ser redistribuidas por todos los países, no sólo por Italia, Malta, Grecia o España, que es por donde entran. Habría que cambiar para eso las reglas del Convenio de Dublín, que dice que el refugiado debe pedir asilo en el primer país al que llega. Otra alternativa es que todas las naciones de la UE permitan que en sus embajadas se puedan hacer peticiones de asilo preventivo, lo que evitaría que estas personas emprendan estos terribles viajes en los que se dejan la vida.

l ¿Cómo se debería actuar con los países que utilizan los inmigrantes como etapas de tránsito, como Libia, Egipto o Túnez?

–Hay que evitar que a los refugiados se les «dispare» en Libia y Egipto, como está ocurriendo. Estas personas deben poder llegar a Europa para solicitar asilo por medio de pasillos humanitarios. No puede pretenderse que sean sólo acogidas por Libia o Egipto, como se ha intentado en el pasado. Y para que Italia pueda convencer al resto de naciones europeas de que hay que cambiar, primero debe mejorar su acogida a los inmigrantes. En los últimos años ha reducido el dinero que les dedica, por lo que las condiciones en los centros de acogida son cada vez peores.

l En Europa muchos ven a estos refugiados como nuevas bocas que alimentar en un contexto de crisis. ¿Qué les diría?

–Primero, que Europa necesita inmigrantes. Sin ellos, el sistema de seguridad social no aguantará mucho tiempo por el envejecimiento de la población. Y segundo, que los solicitantes de asilo son una pequeñísima minoría. La mayor parte de inmigrantes llega a nuestro continente con visados de tres meses y luego se queda a trabajar.