Macron advierte en un discurso en la Sorbona que Europa "puede morir"

Siete años después de aquel mítico discurso en la universidad de la Sorbona sobre el futuro de Europa, Macron ha vuelto al mismo escenario, aunque ni él ni la UE son los mismos de entonces. En 2017 un enérgico joven presidente recién llegado al poder denunciaba una Europa “demasiado lenta, ineficaz y débil" y no ahorraba superlativos para definir su voluntad de reformar el bloque. La atalaya del tiempo permite ahora observar a un Macron mucho más cerca de su final que de su principio, y constatando, no sin ahorrar amargura en varios puntos, que “pese a las sucesivas crisis nunca Europa ha avanzado tanto”.

El diagnóstico que ha hecho el presidente francés en su vuelta a la Sorbona es que Europa ha ido sorteando crisis tras crisis saliendo bastante bien parada de los sucesivos envites pero que pese a todo, los desafíos que tiene enfrente son los suficientemente grandes como para acabar sucumbiendo. “Nuestra Europa puede morir”. ha sentenciado el mandatario en un discurso que muchos analistas traducen como el pistoletazo de salida de la campaña de las europeas que se celebrarán entre el 6 y 9 de junio y que Macron vuelve a plantear como un combate frente a la ultraderecha de Le Pen a partir de una batería de puntos como las ayudas a Ucrania, el trato a Putin, la crisis agrícola o la reforma migratoria. Comicios para los que los sondeos han ido mostrando hasta ahora una amplia ventaja de casi una decena de puntos para la lista del Reagrupamiento Nacional de Le Pen.

Pero el discurso de la Sorbona 2 va más allá de la pura campaña y Macron intenta desde ahora fijar la línea estratégica de la próxima comisión e instituciones que salgan de las urnas del 9 de junio. Un discurso para influir en Europa y para que Francia tenga en sus manos un mayor poder sobre las “decisiones que Europa tendrá que tomar desde ahora” según palabras del mandatario. La primera de ellas parece clara, su Defensa.

El gran desafío de la emancipación de EE.UU. con la sombra de una posible vuelta de Trump a la Casa Blanca. Un eventual escenario sobre el que Francia llevaba tiempo llamando a trabajar en los pasillos de Bruselas. Macron ha pedido una “Defensa creíble”, es decir, disuasoria para Putin. Esa protección debe extenderse especialmente al campo de la ciberseguridad según ha subrayado el presidente en varios tramos del discurso.

El jefe del Estado ha insistido en la idea de una Europa soberana en todos los campos, desde su Defensa hasta su autosuficiencia energética en un mundo cambiante, ensimismado y replegado en conflictos en los que el bloque tiene que tener su voz propia sobrepasando los tiempos de mentores en Defensa o dependencias externas. Una toma de control que va desde las grandes líneas estratégicas hasta el plano más social: Macron quiere inscribir el derecho del aborto como derecho europeo y establecer una mayoría de edad numérica en 15 años para “recivilizar” el mundo digital en todo el bloque.

Sobre el encaje entre justicia social y transición verde, intersección sobre la que pivotan muchas de las crisis del mundo actual como la reciente de los agricultores en varios países del bloque, Macron sigue convencido de la solución complementaria. “Hay que producir más y verde” ha dicho el presidente galo volviendo a critica a quienes oponen descarbonización y crecimiento económico. Una visión tecnológica criticada por sectores tanto de la izquierda como de la ultraderecha desde perspectivas distintas. Macron quiere que la UE sea “líder mundial” en cinco campos concretos: Inteligencia artificial, energías renovables, biotecnologías, informática cuántica y campo espacial.

Ha llegado el momento de que “Europa decida qué quiere ser” y de que “asuma” sus elecciones, ha concluido Macron un discurso de dos horas impregnado de referencias al futuro del bloque con una visión casi federalista o unitaria de una estrategia en común, la de la voz de la defensa en el mundo de las democracias liberales. Palabras eminentemente dirigidas a movilizar a su propio electorado, de perfil claramente europeísta, de cara al 9 de junio.