América Latina
Los desafíos que enfrenta Bernardo Arévalo como nuevo presidente de Guatemala
La nación más poblada de América Central padece las secuelas de 36 años de guerra civil, crimen organizado, corrupción y pobreza
Guatemala ha sido testigo de la accidentada toma de posesión de su nuevo presidente, Bernardo Arévalo de León , un profesor universitario que promete acabar con la corrupción en el país centroamericano, al igual que defendieron sus predecesores Jimmy Morales y Alejandro Giammatei. Los desafíos que enfrenta el nuevo jefe del Estado son enormes y cuenta con no pocos enemigos que han hecho lo posible para frenar su ascenso al poder tras su victoria en las urnas en 2023. Este último capítulo definido por el nuevo mandatario como un "intento de golpe de Estado" se suma a la larga lista de calamidades que Guatemala ha vivido en los últimos sesenta años y que le sitúan en el podio de los países más agraviados en la historia reciente de América Latina.
En realidad, Guatemala sufrió un golpe de Estado en 1954 tras una maniobra encubierta de la CIA estadounidense para derrocar al gobierno democrático del presidente Jacobo Árbenz, que había promulgado un plan de reforma agraria que expropiaba tierras ociosas. Washington quería evitar a toda costa lo que consideraba una deriva comunista en plena Guerra Fría. En 1960 estalló una guerra civil entre las Fuerzas Armadas y la guerrilla de inspiración marxista, abriendo un sangriento conflicto que no acabó hasta 1996 y que dejó más de 200.000 muertos y desaparecidos.
La vuelta a la democracia y la paz no fue fácil. El descubrimiento de gigantescas redes de corrupción, con varios ex presidentes acusados de apropiación indebida, ha contribuido al deterioro del nivel de vida y de la frágil democracia. Al mismo tiempo, la violencia se convirtió en parte de la vida cotidiana en este país centroamericano donde la población se quedó con dos millones de armas tras la firma del acuerdo de paz. El crimen organizado se infiltró en todos los sectores de la sociedad, según declaró en su día Yolanda Pérez, ex presidenta de la Corte Suprema. En 2018 se registró una tasa de homicidios de 22,4 por cada 100.000 habitantes, la mitad de los cuales se le atribuyen a las pandillas y al narcotráfico.
En 2007, el gobierno guatemalteco le pidió ayuda a la ONU para establecer la llamada Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), que durante su mandato impulsó un proceso para luchar contra la corrupción que llevó a 200 funcionarios a juicio con 400 condenas. Este organismo, alabado tanto por la Unión Europea como Estados Unidos, fue desmantelado en 2019 con el beneplácito del entonces presidente Morales a medida que las investigaciones cercaban al ejecutivo.
Guatemala lucha desde hace años con otro cáncer que no para de extenderse. Es el flagelo del narcotráfico, que ha ido carcomiendo las instituciones del Estado una a una. Durante décadas, los grupos más poderosos de México, como el Cartel del Golfo y el Cartel de Sinaloa, se han asociado con redes de tráfico guatemaltecas -como Los Huistas, uno de los clanes más antiguos del país- para garantizar un suministro constante de cocaína desde Centroamérica, informa InSight Crime.
El año pasado, el ex coronel guatemalteco Otto Fernando Godoy Cordón confesó haber ayudado al poderoso Cartel Jalisco Nueva Generación a trasegar cocaína, confirmando las denuncias que implicaban a integrantes de las Fuerzas Armadas de Guatemala en el apoyo logístico a los grupos criminales mexicanos. Esta tendencia comenzó a finales de la década de 2000 y principios de la década de 2010, cuando Los Zetas, uno de los carteles mexicanos más poderosos y letales durante años, reclutaron y establecieron un extenso sistema de sobornos entre la policía guatemalteca mientras los narcos mexicanos tomaban el control del territorio masacrando a traficantes rivales, cuerpos de seguridad y civiles.
Este escenario ha provocado la emigración de miles de guatemaltecos por motivos económicos en los últimos años. Al contrario de lo que sucede en países vecinos como El Salvador, en Guatemala muchos se ven empujados a salir de sus casas por el hambre, según muestran las cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Guatemala sigue siendo uno de los países más desiguales de América Latina con una tasa de pobreza del 59,3% según el Banco Mundial.
Todos estos son los retos que enfrenta la presidencia de Arévalo, quien en sus primeras declaraciones ha asegurado que "nunca más" habrá autoritarismo y ha alabado a los jóvenes "que no perdieron la esperanza".
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