Segunda vuelta

El candidato "anticorrupción" arrasa en las elecciones de Guatemala

El izquierdista moderado Bernardo Arévalo se gana el apoyo masivo de un electorado harto de políticos corruptos

El sociólogo de centro-izquierda Bernardo Arévalo obtuvo una aplastante victoria en las elecciones generales celebradas en Guatemala el domingo. Con un 58% de los votos emitidos, Arévalo y su Movimiento Semilla aventajaron en más de un 20% a la ex primera dama Sandra Torres y candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).

Las encuestas daban como vencedor a Arévalo, pero el margen por el que se impuso superó incluso las previsiones más optimistas. Este sociólogo y ex diplomático de ideología centroizquierdista de 64 años, hijo del primer presidente electo democráticamente en la historia del país, culmina así lo que promete ser un sismo en la política guatemalteca, al haber logrado construir una candidatura ganadora en apenas unas semanas y pese a las trabas que le pusieron la Fiscalía y sus rivales políticos.

Arévalo sedujo a los guatemaltecos con un mensaje de regeneración y limpieza frente a la corrupción, el problema que durante años ha arrastrado la política guatemalteca y que según la mayoría de los analistas ha sido la clave tras el comportamiento de los votantes. El giro de Torres, que fue endureciendo su mensaje y haciendo énfasis en la inseguridad después de años alineada con postulados de izquierda, no dio resultado.

Si en la primera vuelta, Arévalo se encaramó a la segunda plaza y logró así pasar a la segunda sin que su nombre apareciera en ninguno de los sondeos publicados, ahora todas las apuestas le daban como seguro ganador. “Lo que el pueblo grita es ‘basta ya de tanta corrupción’”, proclamó, en sus primeras declaraciones como presidente electo.

Pero Arévalo no lo va a tener fácil. La derrotada Sandra Torres insistió en las denuncias de irregularidades sin pruebas que se han venido presentando contra Arévalo en la primera vuelta y al cierre de esta edición no había reconocido aún el triunfo de su rival.

Torres canceló la rueda de prensa que tenía prevista al final de la jornada electoral, pero antes de la hora de cierre de los colegios, advirtió: “Vamos a defender el voto; nos preocupa todo lo que ha pasado desde la primera vuelta”. Torres reclamó a la Fiscalía que se sigan investigando las supuestas irregularidades cometidas por la candidatura de Arévalo.

El candidato ganador afronta investigaciones desde que sorprendió a todos en la primera vuelta celebrada el pasado 25 de junio. El fiscal especial Contra la Impunidad, Rafael Curruchiche, incluido por Estados Unidos en su lista de “actores antidemocráticos” sujetos a sanciones, anunció la suspensión de la candidatura de Arévalo por supuestas irregularidades en las firmas presentadas y la Corte de Constitucionalidad ordenó un recuento de los votos emitidos.

Ante las zancadillas, Arévalo un “golpe de estado técnico”, se produjeron manifestaciones de protesta y pronunciamientos internacionales. Los más sonoros fueron los de la Organización de Estados Americano (OEA) y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien manifestó la “profunda preocupación” de Washington ante los intentos de revertir el resultado de las elecciones, “una grave amenaza a la democracia con consecuencias de largo alcance”.

La gran pregunta antes de la votación no era si Arévalo ganaría, sino si le permitirán gobernar. Guatemala ha vivido en los últimos años, bajo la presidencia de Alejandro Giammatei lo que los críticos caracterizan como una deriva autoritaria en la que se han anulado judicialmente las candidaturas de rivales del presidente y se expulsó del país a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), la misión que Naciones Unidas había desplegado en el país para colaborar en las investigaciones de los delitos de corrupción.

Cualquier cosa puede suceder de aquí al próximo 14 de enero, cuando Arévalo debería asumir la presidencia, pero el abrumador apoyo conseguido en las urnas y las advertencias de Estados Unidos y la Unión Europea hacen más difícil potenciales intentos de desoír el veredicto de las urnas.

El domingo, Giammatei reconoció la victoria de Arévalo y se ofreció a iniciar un traspaso ordenado del poder en cuanto los resultados sean oficializados,y gran parte de las figuras destacadas que en los últimos años han huido del país por temor a sufrir persecución se lanzaron a las redes sociales para anunciar su inminente regreso tras el triunfo de Arévalo.

Pero el camino no está despejado para el presidente electo que más esperanzas ha suscitado en la historia reciente de Guatemala. Los partidos tradicionales llevan años colocando a un ejército de funcionarios afines en puestos claves y tienen además mayoría en el Congreso, lo que le obligará a buscar difíciles acuerdos si quiere iniciar la “nueva primavera” que sueña para un país lastrado por la pobreza, la criminalidad y la corrupción. Ya el domingo, lanzó sus primeros mensajes de acercamiento a los que hasta ahora han sido sus rivales.