
Sudán
Masacre en El Fasher: más de 2.000 civiles ejecutados tras la toma de la ciudad por las RSF en Darfur
El Fasher cayó este domingo en manos de las Fuerzas de Apoyo Rápido

Cuando Alejandro Magno tomó la ciudad de Tiro tras siete meses de asedio, su primera reacción consistió en crucificar a 2.000 tirios a lo largo de la costa que enmarca la ciudad. Casos similares se acumulan a lo largo de la Historia en Jerusalén, Bagdad, Magdeburgo, Manila y Srebrenica; todas fueron urbes que cayeron en manos enemigas y sufrieron la matanza indiscriminada de civiles. No importa la fecha ni el lugar. Parece ser esta una actitud que aplica al ser humano en general. Y la última ciudad en añadirse a esta lista de la infamia ha sido El Fasher. En Darfur Norte, Sudán.
La diferencia es que ahora hay móviles para grabar estos horrores. Y redes sociales donde los criminales comparten su lujuria por la violencia con un tipo de orgullo mezquino. El Fasher cayó este domingo en manos de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF por sus siglas en inglés) tras más de 500 días de asedio, lo que significa que el grupo paramilitar apoyado por Emiratos Árabes Unidos controla ahora de facto la región de Darfur. En su totalidad. Son 430.000 kilómetros de mayoría desértica y tierras fértiles al sur.
El propio jefe del ejército sudanés, Abdel Fattah Al Burhan, admitió el repliegue y dijo que se produjo "para evitar la destrucción total de la ciudad y una matanza aún peor de civiles", reconociendo que la posición era ya insostenible. Al Burhan sabía lo que ocurriría en el instante en que El Fasher cayera, por eso aguantaron sus tropas más de año y medio de asedio. Hay vídeos que lo documentan.

En ellos aparecen hombres que suplican por sus vidas antes de ser ametrallados por un niño, prisioneros que no emiten una queja cuando son ejecutados, mujeres que chillan hasta que una ráfaga las interrumpe, cuerpos amontonados en zanjas, jovencitos riendo mientras disparan a los cadáveres, pedazos de carne que saltan por los aires, posturas grotescas e inmóviles, carreras en zigzag para salvar la vida, música que acompaña al jolgorio de los genocidas en su fiesta de la muerte, que recuerda a las barbarie de Tiro y de después.
El Laboratorio de Investigación Humanitaria (HRL) de la Escuela de Salud Pública de Yale, que analiza la guerra sudanesa mediante fuentes abiertas e imágenes satelitales, afirma haber hallado evidencia consistente" de matanzas masivas tras la captura de la ciudad y describe un proceso "sistemático e intencional de limpieza étnica" contra comunidades no árabes (fur, zaghawa, berti) en El Fasher. Han publicado los manchurrones de sangre que empapan la ciudad y que pueden verse desde los satélites.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos habla de "informes múltiples y alarmantes" de atrocidades cometidas por la RSF: ejecuciones en grupo, violencia sexual, ataques deliberados contra civiles y hospitales, y un patrón que, en palabras del propio organismo, apunta a motivaciones étnicas. Las llamadas Fuerzas Conjuntas, aliadas del ejército regular, acusaron a las RSF de haber "ejecutado a más de 2.000 civiles desarmados" en cuestión de horas, en operaciones casa por casa y a plena luz del día.
La huida
Pero faltan todavía cifras verificadas y es poco probable que se tengan jamás. La ciudad llevaba meses bajo cerco, con sus telecomunicaciones cortadas y los corredores de salida controlados por la RSF. Las cifras más concretas, de momento, provienen no tanto de los muertos como de los que consiguen escapar. A 60 kilómetros de El Fasher, en Tawila, el coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF), Sylvain Penicaud, describe para LA RAZÓN un éxodo físico y moralmente roto: "Aquí, en Tawila, a sesenta kilómetros de El Fasher, nuestros equipos de Médicos Sin Fronteras se enfrentan a una afluencia masiva de personas que huyen de la ciudad. En los últimos días, cerca de mil personas han llegado por la noche a bordo de varios camiones, tras un viaje extremadamente peligroso. Muchas se encontraban en un estado de gran debilidad, sufriendo desnutrición o heridas causadas por la violencia."
Penicaud cuenta que el colapso sanitario es inmediato y absoluto: "Ayer, en un solo día, nuestros equipos de Tawila atendieron a más de 250 pacientes en el puesto de salud instalado a la entrada de la ciudad. Entre ellos había muchos niños con desnutrición aguda, mujeres embarazadas muy debilitadas y varias decenas de personas heridas por disparos o por actos de violencia". El hospital de Tawila, avisa, está desbordado. Dos quirófanos trabajan sin pausa para intentar salvar vidas que se escapan por hemorragias de bala, infecciones y hambre prolongada.
Ese afluencia desesperada de civiles que huyen a Tawila y el estado en el que llegan permite conocer, todavía de forma superficial, el estrangulamiento que ha sufrido El Fasher a lo largo de los últimos meses. Desde el mes de junio, las RSF fueron avanzando a través de los barrios periféricos en dirección al cuartel de la 6ª División del ejército regular (cuya toma era necesaria para su victoria), bombardeando en su camino campos de desplazados internos y sellando posibles salidas para controlar quién podía huir y quién no.
A quien huía lo cazaban. Y luego le robaban lo poco que llevaba encima. El HRL de Yale había alertado ya en agosto de 2025 de que las RSF estaban literalmente "amurallando" a la población civil para impedir su fuga, controlando las rutas de escape y castigando los intentos de salida. Y Penicaud teme precisamente por quienes siguen atrapados en esa red: "Seguimos muy preocupados por todas aquellas personas que aún no han podido salir de El Fasher o que podrían estar atrapadas en la carretera. Muchas de ellas corren el riesgo de sufrir violencia o abusos antes de poder encontrar refugio."
Al Burhan acusó a las RSF en un discurso emitido este lunes de "destrucción sistemática y matanza sistemática de civiles" en El Fasher. Prometió represalias y habló de venganza, asegurando que recuperará "cada pulgada profanada" por el grupo paramilitar. Todo quede dicho, esta indignación representada por Al Burhan tampoco absuelve al ejército sudanés de su propio historial de atrocidades en el conflicto, que no llegan a los niveles genocidas de las RSF pero que han despertado también múltiples críticas desde organizaciones internacionales.
Respondiendo a la muerte con más muerte. La guerra de Sudán está lejos de terminar. La batalla por Darfur no terminará con la caída de la ciudad, sino que puede entrar en una fase de la guerra que será aún más brutal.
El genocidio
El 7 de enero de 2025, el Departamento de Estado de los Estados Unidos determinó oficialmente que miembros de las RSF y sus milicias aliadas "han cometido genocidio en Darfur", y anunció sanciones contundentes contra el comandante de la RSF, Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti, y contra empresas vinculadas. Washington acusó a las RSF de asesinatos sistemáticos de hombres y niños por su origen étnico, así como de violaciones y violencia sexual dirigida contra mujeres y niñas. Todo ello se ha cumplido punto por punto. Primero en Geneina, capital de Darfur Oeste, en 2023; luego en El Fasher, capital de Darfur Norte, en 2025.
Hasta hoy, ningún otro gobierno ha emitido una determinación legal equivalente (ni la Unión Europea, ni Reino Unido, ni mucho menos los países árabes), aunque casi todos emplean ya términos como "atrocidades masivas", "limpieza étnica" y "crímenes de guerra" al hablar de El Fasher. En paralelo, está aumentando la presión diplomática sobre Emiratos Árabes Unidos.
Cabe a recordar que investigaciones periodísticas, analistas independientes y diversas organizaciones internacionales llevan meses documentando envíos de armas, munición y apoyo logístico desde Emiratos hacia las RSF, lo que convierte a los emiratíes en los principales valedores extranjeros del genocidio. Y la única manera de detener el horror pasa, precisamente, por presionar a quienes financian al sanguinario grupo paramilitar.
Las RSF no son, pese a todo, una milicia surgida "de la nada". Realmente se tratan de la evolución de las milicias árabes conocidas como janjaweed, utilizadas por el régimen del expresidente Omar Al Bashir en la guerra de Darfur de 2003-2004. Aquella campaña, dirigida contra comunidades no árabes como los masalit, fur y zaghawa, dejó tras de sí cientos de miles de muertos y sí que fue calificada de genocidio por la comunidad internacional.
Y fue a partir de 2013 cuando el régimen incluyó parte de esos mismos combatientes dentro de las Fuerzas de Apoyo Rápido. Que acabaron convirtiéndose en un actor armado autónomo y con ambiciones de poder nacional, y uno de los dos contendientes principales de la actual guerra civil.
La Corte Penal Internacional llegó a emitir en la década de los 2000 órdenes de arresto contra Al Bashir... aunque no ha llegado hasta tal extremo en lo que respecta al actual instigador de las masacres, Hemedti. Alivia saber que no vivimos en el año 332 a. C y que quienes matan a miles de civiles ya no son jaleados como héroes por el resto del mundo. Pero aterra saber que se siguen asesinando a miles de civiles en dinámicas calcadas. Y la certeza de que volverá a ocurrir en algún lugar, algún día, mientras los culpables siguen (como antes) caminando impunes.
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