Oriente Medio
Misiles iraníes destruyen años de investigación en el Instituto de Ciencias Weitzmann de Israel
"Se ha perdido una enorme cantidad de conocimiento de investigación en oncología, neurociencia, ciencias ambientales y geociencias”, lamenta su presidente
“Los misiles borraron por completo décadas de investigación; tendremos que empezar de cero”, dijo el profesor Alon Chen, presidente del Instituto de Ciencias Weizmann, en una visita a la institución que dirige.
El domingo por la mañana dos misiles balísticos lanzados desde Irán impactaron contra dos edificios del complejo y, a pesar de los graves daños físicos, asombrosamente no hubo heridos.
Chen declaró lo triste que es caminar en ese escenario de destrucción, y que más allá de los 500 millones de dólares estimados en daños materiales, “se ha perdido una enorme cantidad de conocimiento de investigación en oncología, neurociencia, ciencias ambientales y geociencias”, señaló.
Aproximadamente 400 metros separan los dos edificios de investigación destruidos. La onda expansiva también destruyó laboratorios de investigación y apartamentos donde vivían estudiantes de todo el mundo. Doscientos estudiantes e investigadores fueron evacuados, algunos abandonaron Israel por la frontera con Egipto y desde allí volaron a sus países de origen.
Fundado en 1934 por el primer presidente de Israel y destacado científico, Chaim Weizmann, el Instituto Weizmann es una institución de investigación multidisciplinaria líder mundial en ciencias naturales y exactas, el complejo alberga, además de laboratorios y aulas, a profesorado y estudiantes nacionales e internacionales.
Una de las investigadoras del centro, quien prefirió no identificarse, lamentó a La Razón que la intención del régimen iraní sea atacar a la comunidad científica israelí, con el argumento de que los israelíes atacaron antes a sus científicos nucleares. Fue así como empezó esta guerra el pasado día 13, cuando Israel llevó a cabo lo que llamó un ataque preventivo contra instalaciones nucleares y científicos de esa materia en un esfuerzo por impedir que Teherán obtenga una bomba nuclear.
Al sonido de las alarmas el domingo temprano, los residentes del campus corrieron a los refugios y, todavía dentro de ellos, empezaron a recibir fotos en sus grupos de WhatsApp de la destrucción de afuera, y así fue como el profesor Eldad Tzahor, quien llevaba viviendo en el campus los últimos 22 años, se enteró de que su laboratorio había sido destruido.
Tzahor, conocido en el área de regeneración cardíaca y director del laboratorio de biología celular y molecular especializado en medicina regenerativa, publicó en redes sociales: “Esto es duro y triste, ya que no quedó nada que salvar. Estudiamos medicina regenerativa, así que nos regeneraremos, nos regeneraremos y nos reconstruiremos. Uno de mis estudiantes dijo que lo único que no se perdió fue nuestra motivación”.
Pero el gran revés, según Tzahor, fue para la investigación científica. Como parte de su investigación sobre enfermedades cardíacas, lesiones cardíacas, infartos e insuficiencia cardíaca, él y su equipo recolectaron miles de segmentos de corazón de animales y humanos.
"Y no queda nada", dijo al diario Haaretz. "No es como un microscopio dañado que se puede comprar uno nuevo. Hay un proceso cuando se publica un artículo científico: hay que proporcionar fotos de la histología, información en bruto, y ya no es posible proporcionar eso. Se acabó".
Otro laboratorio que también fue arrasado fue el de la doctora Liat Yankielowicz-Keren, investigadora de cáncer en la Facultad de Biología, cuyo equipo estaba compuesto por 12 científicos.
Yankielowicz-Keren declaró al Jerusalem Post que, al enterarse de la destrucción, sintió que estaba de luto. Los dispositivos científicos que cuestan cientos de miles de shekels (moneda israelí) pueden reemplazarse “pero lo que no es posible son las numerosas muestras tumorales tomadas y estudiadas durante cinco años de pacientes con cáncer, no solo en Israel, sino también en Estados Unidos, Francia, Suiza y otros países. Estas no se pueden reemplazar”. Añadió que los datos registrados estaban a salvo, pero la pérdida de las muestras en el laboratorio es un gran problema.