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Poder aéreo

Un nuevo ataque de precisión ucraniano destruye cuatro bombarderos rusos Su-34

La operación con drones se produjo contra la base aérea de Marinovka, a 900 kilómetros de la frontera ucraniana

Un F-16 interceptan un avión ruso SU-34 Fullback. larazonLa Razón

El ejército ucraniano ha llevado a cabo uno de sus ataques más audaces en territorio ruso desde el inicio de la guerra: una operación con drones contra la base aérea de Marinovka, en la región de Volgogrado, que habría destruido parcialmente cuatro cazabombarderos Su-34, el principal vector de bombardeo ruso sobre Ucrania. El ataque, que tuvo lugar en la madrugada del 27 de junio, fue confirmado por las Fuerzas de Operaciones Especiales ucranianas a través de Telegram. Según su comunicado, el operativo —realizado en conjunto con el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y otras agencias militares— golpeó de forma directa tanto los aviones como las instalaciones técnicas donde se realiza su mantenimiento.

«Según información preliminar, cuatro aeronaves fueron alcanzadas, específicamente aviones Su-34, así como instalaciones técnico-operativas», indicó el parte oficial. La base atacada se encuentra a unos 900 kilómetros de la frontera con Ucrania. El gobernador regional, Andrei Bocharov, reconoció ataques con drones en el distrito de Kalanchyovsky —donde está ubicada Marinovka— y ordenó restricciones temporales en el puente sobre el río Don.

Medios como Nexta y fuentes del ejército ucraniano señalan que el ataque representa un nuevo salto en la capacidad de Kiev para golpear infraestructura militar profunda en territorio ruso. El uso de drones de largo alcance sugiere una planificación meticulosa y una sofisticación creciente en la integración de inteligencia en tiempo real con operaciones ofensivas.

Los drones —presuntamente versiones modificadas del Bayraktar TB2 turco y del UJ-22 ucraniano— fueron empleados para penetrar las defensas aéreas rusas, centradas en sistemas como el S-400 y el Pantsir-S1. Estos sistemas, eficaces contra misiles o aeronaves a gran altitud, tienen limitaciones frente a drones que vuelan bajo con firmas de radar reducidas.

Golpe a la fuerza aérea rusa

El impacto estratégico del ataque va más allá de la pérdida de material. Los Su-34, conocidos por su nombre OTAN "Fullback", son el caballo de batalla de los bombardeos rusos sobre Ucrania. Con una carga útil pesada, aviónica avanzada y capacidad de operar en cualquier condición climática, estos cazabombarderos tienen un rol clave en la doctrina rusa de guerra aérea. El coste estimado de cada Su-34 supera los 50 millones de dólares, y Rusia contaba con unas 120 unidades al inicio de 2025. La pérdida de cuatro aviones (dos destruidos y dos dañados) representa un duro revés logístico, al que se suma la destrucción parcial del complejo de mantenimiento técnico de la base.

El ataque recuerda a un incidente similar en junio de 2024, cuando drones ucranianos alcanzaron la base aérea de Morozovsk, también utilizada por Su-34. Entonces, al igual que ahora, las fuerzas ucranianas combinaron drones, inteligencia de código abierto y ataques coordinados para degradar capacidades rusas. La repetición del patrón y el alcance creciente de los ataques —Volgogrado está a más de 320 km del frente— apuntan a una estrategia sostenida por parte de Ucrania para debilitar la aviación rusa desde dentro.

El programa de drones ucraniano ha evolucionado con rapidez desde 2022, permitiendo a Kiev compensar su inferioridad numérica con tecnología asequible y precisa. La combinación de drones de ataque y sistemas de inteligencia modernos ha demostrado ser una fórmula efectiva para atacar activos estratégicos a bajo coste.

Con la guerra estancada en varias líneas del frente y la ayuda occidental fluctuando, el desarrollo de capacidades autónomas y asimétricas como esta podría marcar un punto de inflexión en el conflicto.