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Carros de combate

La OTAN enseña su poderío a Rusia: ha enseñado sus modernos carros de combate

Los tanques más avanzados de Estados Unidos y el Reino Unido se exhiben juntos en Estonia, un despliegue de fuerza de la OTAN en la frontera rusa mientras Moscú se ve obligada a liquidar sus blindados como chatarra

La OTAN enseña su poderío a Rusia: ha enseñado sus modernos carros de combate OTAN

Mientras Moscú se ve abocada a subastar como chatarra los restos de sus carros de combate destruidos en el frente, la OTAN proyecta una imagen de unidad y poderío militar. La venta al peso de blindados rusos, que incluye no solo modelos antiguos como el T-62, sino también versiones modernas como el T-80 o el T-72B3, ofrece un panorama de las dificultades materiales que atraviesa su industria bélica. Esta situación pone de relieve no solo el desgaste en el frente, sino también las vulnerabilidades estructurales que algunos analistas consideran el verdadero talón de Aquiles del ejército ruso.

Por el contrario, a escasos kilómetros de la frontera rusa, la Alianza Atlántica ha organizado una contundente demostración de fuerza. El escenario elegido fue el Campamento Tapa, en Estonia, un enclave estratégico donde se exhibió la capacidad de respuesta y despliegue de las fuerzas aliadas en un momento de especial tensión en la región. Este enclave es solo una pieza en la vasta red de instalaciones aliadas, que incluye algunas de las bases militares más poderosas del mundo, esenciales para la proyección de fuerza de la Alianza.

En concreto, la maniobra del pasado 2 de octubre reunió a dos de los carros de combate más avanzados del arsenal occidental: el M1A2 Abrams estadounidense y el Challenger 2 británico. En la operación participaron unidades de élite como el 6º Escuadrón del 9º Regimiento de Caballería de Estados Unidos y el Escuadrón AJAX del Reino Unido, en una prueba de interoperabilidad que, tal y como han publicado en United24media, envía un mensaje directo al Kremlin.

La alianza de la velocidad y la resistencia

De hecho, el ejercicio sirvió para escenificar dos filosofías de combate complementarias. Por un lado, el Abrams estadounidense, una plataforma que basa su letalidad en la velocidad y la agilidad, equipada con un potente cañón de ánima lisa de 120 milímetros. Por otro, el Challenger 2 británico, un coloso diseñado para la resistencia en combate y la precisión a larga distancia, armado con su característico cañón estriado del mismo calibre.

Asimismo, la elección de Estonia para esta exhibición subraya el compromiso con la defensa colectiva de la OTAN. Desplegar este blindaje pesado tan cerca de puntos críticos como el corredor de Narva o la brecha de Suwałki supone una proeza logística y refuerza la determinación de la Alianza de proteger su flanco oriental ante cualquier amenaza. Esta preocupación es tan real que incluso ha inspirado la creación de un juego de mesa que simula una posible invasión rusa del Báltico, reflejando los escenarios que la OTAN busca prevenir.

En definitiva, el contraste entre la demostración de músculo militar aliado y la liquidación de material ruso da buena cuenta de dos realidades radicalmente distintas. Mientras la OTAN muestra su cohesión y su capacidad tecnológica, Moscú evidencia los estragos materiales del conflicto en el que se encuentra inmerso.