Polonia

Putin despliega su Ejército ante el «cerco» de la OTAN

Rusia saca músculo tras las maniobras de la Alianza en el este europeo y moviliza dos brigadas de infantería en su frontera con Ucrania

Miembros de la unidad de reacción rápida de la Guardia Nacional ucraniana en Stare, un pueblo a 80 km de Kiev
Miembros de la unidad de reacción rápida de la Guardia Nacional ucraniana en Stare, un pueblo a 80 km de Kievlarazon

Rusia saca músculo tras las maniobras de la Alianza en el este europeo y moviliza dos brigadas de infantería en su frontera con Ucrania

«Rusia está obligada a reaccionar», dijo el presidente de Rusia, Vladimir Putin, hace unos días, a propósito de las nuevas bases del escudo antimisiles de EE UU en Europa del Este, una puesta recientemente en funcionamiento en Rumanía y otra proyectada en Polonia, en la localidad de Redzikowo, a 180 kilómetros del enclave ruso de Kaliningrado. «Ese escudo puede ser fácilmente adaptado con fines ofensivos. Recuerdo que originalmente lo justificaban para prevenir la amenaza iraní, por el programa nuclear, ¿pero dónde está ése ahora? Ya no existe», criticó Putin. El canciller de Exteriores, Sergei Lavrov, por su parte, exige «garantías jurídicas vinculantes» de que ese escudo efectivamente no apunta contra Rusia.

El supuesto cerco militar de la OTAN y EE UU, incumpliendo un pacto de caballeros acordado al final de la Guerra Fría, es uno de los ejes de la narrativa del Kremlin, con el que azuza el patriotismo y justifica una enorme inversión en Defensa. De hecho, según informó ayer una fuente militar rusa a la agencia Interfax, Rusia ha iniciado el despliegue de dos brigadas de infantería mecanizada en sus fronteras occidentales, junto a Ucrania. «Al mismo tiempo que se forman tres nuevas divisiones (para cubrir las fronteras con Europa), se han reubicado hacia la frontera occidental dos brigadas de infantería mecanizada desde el centro del país», explicó la fuente. La 28ª brigada mecanizada, aseguró, ha empezado a ser reubicada desde Yekaterinburgo (Urales) a la región de Briansk, mientras que la 23ª cambiará su emplazamiento desde Samara (bajo Volga) a la región de Bélgorod. «Sin duda, estas medidas son la respuesta a la creciente actividad de la Alianza Atlántica cerca de las fronteras de Rusia», confesó el militar. A pesar de que tanto desde Moscú como representantes de la Alianza Atlántica aseguran no querer una carrera armamentística ni una segunda Guerra Fría, se acusan mutuamente de ser una amenaza y ambas aumentan su potencial militar en las fonteras comunes, en el caso de Rusia, principalmente en Kaliningrado, sede de su flota del Báltico. Por su parte, la OTAN, además del escudo antimisiles estadounidense, tiene previsto aprobar en la cumbre de los días 14 y 15 de este mes el emplazamiento permanente de entre 3.000 y 4.000 soldados en la frontera oriental, repartidos en cuatro batallones, uno en Polonia y otro en cada uno de los tres países bálticos, los miembros de la Alianza con mayores recelos de Moscú tras la anexión de Crimea. «Desde hace años nos amenazan, este escudo es una respuesta, la presencia estadounidense es una respuesta, es Rusia quien cambia el carácter de las relaciones internacionales y busca redibujar radicalmente la arquitectura de seguridad de Europa», afirma Witold Waszczykowski, ministro polaco de Exteriores. El otro movimiento que escuece en Moscú es el acercamiento de Kiev a la OTAN. Las partes anunciaron ayer una hoja de ruta sobre cooperación militar que debe refrendarse en la cumbre. Una hoja de ruta que incluye líneas maestras del desarrollo armamentístico de Ucrania, así como reformas en su sector defensa para adaptarlos a los estándares de la Alianza de cara a un eventual ingreso, según la misión ucraniana.

Mientras, la situación en la línea de separación en Donbás, en el este de Ucrania, ha empeorado en las últimas semanas y el intercambio de fuego de artillería es cada vez menos esporádico. Kiev informó ayer de que han muerto 286 militares en lo que va de año, 37 de ellos en mayo, mientras que las milicias prorrusas denuncian un goteo de civiles muertos por bombardeos del Ejército en los poblados dentro de su zona de control y cercanos a la línea de separación. Para detener la escalada de tensión se negocia estos días la posibilidad de aumentar el papel de la OSCE, organismo que monitoriza el cumplimiento de la tregua y al que se proyecta dotar de una misión policial para apoyar la labor de sus observadores. La ONU publicó ayer un nuevo informe sobre Donbás en el que eleva a 9.371 los muertos y a más de 21.500 los heridos en el conflicto. Además, el secretario general para Derechos Humanos, Iván Simonovic, alerta de «un grave riesgo de escalada de hostilidades», pues desde mediados de abril, los observadores registran un aumento de la cantidad de armamento pesado cerca de la línea de separación, donde se acercaron los bandos del conflicto.

Paramilitares en Polonia

35.000 son los efectivos que Polonia desplegará en septiembre para crear una nueva fuerza de defensa paramilitar que contrarreste los avances de Rusia. Esta Guardia Nacional polaca estará destinada a hacer frente a una guerra híbrida como la que se saldó con la anexión rusa de Crimea.