Defensa
¿Qué quieren Putin y Rusia con sus constantes incursiones al cielo europeo? Dos expertos lo tienen claro
Dos expertos en Relaciones Internacionales explican muy claramente qué persigue el Kremlin
Vladímir Putin sigue desafiando a la OTAN. El pasado viernes, durante doce minutos, tres cazas MIG-31 rusos sobrevolaron ilegalmente el espacio aéreo de Estonia, en las inmediaciones de la isla de Vaindloo, en el mar Báltico. La incursión fue respondida de inmediato por aviones italianos de la Alianza Atlántica, con apoyo de aeronaves suecas y finlandesas en alerta.
El Gobierno de Tallin calificó la violación de su soberanía como "completamente inaceptable" y de una "audacia sin precedentes". Moscú, por su parte, negó el incidente y aseguró que sus aviones se limitaron a transitar por aguas neutrales, cumpliendo con las normas internacionales.
Pero la tensión no terminó ahí. Esa misma noche, Varsovia denunció que dos interceptores rusos se aproximaron a baja altitud a una plataforma petrolera en aguas bajo jurisdicción económica polaca, un movimiento que interpretó como otra provocación deliberada. Esto se suma a dos incursiones similares hace días tanto en el espacio aéreo rumano como en el espacio aéreo polaco días atrás.
¿Qué quiere Rusia? ¿Por qué estas incursiones constantes? El exjefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell, ya dio las claves sobre por qué Bruselas ha preferido no hablar a las claras de "ataque" ruso. Ahora, dos expertos explican en declaraciones al periódico alemán Tagesspiegel qué persigue el Kremlin ruso con estas maniobras.
Sembrar la discordia en la OTAN
Uno de estos expertos es Andreas Umland, investigador del Centro de Estudios de Europa del Este de Estocolmo del Instituto Sueco de Asuntos Internacionales, estas maniobras "sirven para fines de reconocimiento y distracción, son pruebas y su objetivo es sembrar la discordia en la OTAN".
El analista sostiene que la tibieza de la respuesta aliada abre dudas sobre la firmeza del compromiso atlántico. "Idealmente, tales acciones deberían llevar a la erosión o incluso a la desintegración de la coalición de defensa occidental", advierte.
En la misma línea se expresa Klemens H. Fischer, profesor de Relaciones Internacionales y Geopolítica en la Universidad de Colonia: "El presidente Vladímir Putin pretende sembrar la incertidumbre en la OTAN, que no reconoce una estrategia clara tras las acciones de Moscú y, por lo tanto, se ve obligada a distribuir sus defensas aéreas, ya de por sí limitadas, a lo largo de todo el flanco oriental".
Sin intención de guerra abierta
Aun así, Fischer considera improbable que el Kremlin esté preparando un ataque real contra territorio aliado. "Eso conduciría a una guerra con la OTAN, que superaría con creces las capacidades actuales de Rusia", explica.
La interpretación de Umland va un paso más allá: "La moderación occidental se interpreta en Moscú como desaliento, desunión, temor e indecisión".
A su juicio, la experiencia acumulada desde la anexión de Crimea en 2014 y las sucesivas operaciones militares rusas refuerzan esa percepción. "Hoy, los líderes del Kremlin tienen la impresión de que Estados Unidos les ha dado carta blanca en Europa Central y Oriental", concluye.