Brexit

Reino Unido, a la cabeza de la inflación en el G-7

Los últimos datos económicos muestran a un país en recesión y con los precios disparados, cuyo PIB ha caído un 5% desde el Brexit

Clientes en un supermercado de Londres
Clientes en un supermercado de LondresANDY RAINAgencia EFE

Cuando el ministro del Tesoro, Jeremy Hunt, presentó en primavera los últimos Presupuestos en los Comunes, se enorgulleció al anunciar una medida que dijo «no habría sido posible si Reino Unido estuviera en la UE». «A partir del 1 de agosto el impuesto sobre los productos de barril en los pubs será hasta 11 peniques más bajo que el impuesto en los supermercados», recalcó. Se bautizó como la «Garantía de pubs Brexit». Pero la cuestión es que a partir de esa fecha, también entrarán nuevos impuestos post divorcio comunitario sobre alcohol y, anticipándose a la jugada, los cerveceros han reducido la graduación de las pintas cobrando lo mismo a los clientes. Al fenómeno se le ha llamado «drinkflation». Con el Brexit, siempre hay letra pequeña.

Se cumplieron el 23 de junio siete años desde que los británicos decidieran abandonar el bloque. Y por mucho que el Gobierno conservador quiera sacar pecho por haber «recuperado la soberanía», lo cierto es que la salida sigue sin dar beneficios. Al menos en el terreno económico, que es el que va a tener en cuenta el electorado de cara a la próxima cita con las urnas.

Reino Unido es el único país del G-7 que sigue sin recuperar los niveles económicos prepandemia y la inflación sigue disparada. Los últimos datos relativos a mayo muestran que el índice se mantiene en el 8,7%, el más alto del G-7 y el doble que la de EE UU. Más preocupante aún es que la inflación subyacente –que excluye el precio de la energía, alimentos no procesados, alcohol y tabaco– pasó del 6,8% en abril al 7,1% en mayo, cuando tanto en EE UU como en la zona euro ha estado bajando suavemente (llegó al 5,3% en mayo, en ambos lugares).

Esto ha llevado al Banco de Inglaterra a ejecutar su decimotercer aumento consecutivo de las tasas de interés, en esta ocasión de 0,50 puntos, hasta situarlo en el 5%, su nivel más alto desde antes del colapso de Lehman Brothers y la crisis financiera de 2008.

El gobernador de la institución, Andrew Bailey, cuyo trabajo precisamente es mantener la inflación por debajo del 2%, vaticinó en julio de 2021 que el incremento de precios sería «transitorio» y en marzo recalcó que habría una «fuerte caída» este año. Pero todos los pronósticos han fallado.

La mayoría de las entidades financieras británicas han revisado al alza las condiciones de oferta de sus hipotecas por lo que los propietarios se exponen a una subida anual de sus pagos de casi 3.400 euros. El Gobierno ha tenido que llegar a un acuerdo con los principales bancos y sociedades de crédito inmobiliario para ofrecer a los ciudadanos una serie de medidas de alivio y facilitar el pago de sus préstamos, incluyendo la introducción de una moratoria de al menos doce meses antes de llevar a cabo los embargos.

Tampoco puede obviarse que la participación en la fuerza laboral se mantiene también por debajo de su nivel previo a la pandemia. Una parte de los trabajadores desaparecidos son aquellos (quizás medio millón más que antes) que están demasiado enfermos o cansados para buscar trabajo. También faltan trabajadores de la UE. Y mientras que, después del Brexit, han llegado inmigrantes de fuera del bloque, muchos son refugiados o estudiantes, no trabajadores a tiempo completo.

Fullers, una cervecera, dice que está recurriendo a menores de 18 años y mayores de 50 años para trabajar en los pubs este verano. Otros bares y restaurantes simplemente están recortando horarios. La alta demanda con una oferta restringida ha dejado algunas partes de la economía, como los servicios profesionales y la hospitalidad, funcionando al máximo, mientras que otras, incluido el servicio de salud, luchan con cuellos de botella y huelgas.

El panorama no beneficia en absoluto al primer ministro, Rishi Sunak. Tras el terremoto que supuso la breve Liz Truss, Sunak se presentaba como el hombre capaz de recuperar la estabilidad. Pero los «tories» van perdiendo credibilidad en materia económica –el que siempre fue su fuerte– a pasos agigantados a medida que se acercan las próximas elecciones.

Solo un 7% de los británicos ve satisfactorio el estado actual de las relaciones entre Reino Unido y la UE, según refleja una encuesta del Instituto para el Cambio Global. Una mayoría de los encuestados votaría ahora mismo a favor del retorno al bloque y que uno de cada cinco que votó a favor de la salida en el referéndum del 23 de junio de 2016 cree que su decisión fue equivocada. Desde entonces el PIB ha caído un 5%.