Bruselas

Salmond apela a la fe para defender la independencia

La Razón
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Alex Salmond recalcó ayer que había llegado el momento para la independencia escocesa. Desde que se firmó el acuerdo para celebrar el referéndum con el que la nación podría romper el cordón umbilical que la mantiene unida al Reino Unido –desde hace más de trescientos años–, el líder nacionalista viene repitiendo frases ya manidas para animar a los suyos a dar el paso. Y su discurso podría tener algo de credibilidad si lo completara con datos o argumentos. Pero el problema es que todo se queda siempre en palabrería. Ayer habría sido un buen día para coger el timón, pero una vez más, el jefe del Partido Nacionalista Escocés (NSP, por sus siglas en inglés) desperdició la oportunidad para presentar una hoja de ruta creíble.

El que se ha convertido en el «braveheart» del siglo XXI fue el gran protagonista de la clausura del congreso anual de la formación. La cita suele pasar desapercibida en la agenda política de Westminster, pero, debido a que se trataba del último congreso antes del histórico plebiscito, señalado para el 18 de septiembre de 2014, la intervención había levantado cierta expectación.

Sin embargo, los que esperaban grandes titulares se quedaron con la ganas. La independencia sería «un acto de reafirmación», «un acto de fe y de confianza nacional» o un «triunfo no sólo para el partido sino para todos los escoceses», fueron algunas de las frases más repetidas.

La única novedad fue el anuncio para presentar el llamado Libro Blanco. El documento, que verá la luz el 26 de noviembre, debe dar respuesta a todos los temas controvertidos –como la moneda, la Defensa o las relaciones con Bruselas– en caso de ser independientes.

El líder nacionalista dijo que el Libro Blanco tendría dos funciones. La primera, establecer lo que ocurriría entre el logro de la independencia y las primeras elecciones del Parlamento escocés, marcadas para la primavera de 2016 . La segunda, establecer «la Escocia que buscamos». «Queremos un país con una constitución escrita, no sólo la protección de las libertades para el pueblo sino enunciar los derechos del ciudadano». Por otro lado, Salmond dijo que desde que se logró tener un parlamento descentralizado (en 1999), se había utilizado para poner en marcha políticas como la prohibición de fumar en lugares públicos, la atención personal gratuita para los ancianos y la congelación de los impuestos municipales. «Con sólo una muestra de independencia, hemos sido capaces de poner en práctica políticas más justas», recalcó.

En este sentido, incidió en que poner fin a la unión entre Inglaterra y Escocia forjada en 1707 es un «argumento de sentido común». «Consideremos lo que podemos lograr ampliando los poderes de Escocia sobre asuntos que ahora no controlamos». Por su parte, el Instituto Nacional de Investigación Económica y Social ha calculado que Escocia debería asumir la carga de unos 180.000 millones de euros de la deuda acumulada por el Reino Unido. El Gobierno escocés ha rebajado la estimación a 67.200 millones de euros. En cualquier caso, Salmond dejó claro que cualquier negociación sobre el peso de la deuda está ligada al derecho a seguir usando la libra esterlina como su moneda corriente «por todo lo que hemos aportado», una posibilidad descartada por el ministro del Tesoro, George Osborne, como «altamente improbable».