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Salvini destruye campamentos de refugiados para expulsar a los «que traen la guerra a Italia»

El ministro de Interior deja en la calle a cientos de migrantes y romaníes al desalojar y arrasar sus campamentos improvisados

Una excavadora destruye una de las tiendas del campamento de Baobab, levantado frente a la estación de Tiburtina, en Roma/Foto: Efe
Una excavadora destruye una de las tiendas del campamento de Baobab, levantado frente a la estación de Tiburtina, en Roma/Foto: Efelarazon

El ministro de Interior deja en la calle a cientos de migrantes y romaníes al desalojar y arrasar sus campamentos improvisados.

"Expulsar a la gran cantidad de inmigrantes ilegales que nos traen la guerra a Italia es mi deber", ha dicho este miércoles Matteo Salvini, ministro de Interior viceprimer ministro italiano, a través de su cuenta en la red social Twitter después de dos días de desalojos y destrucción de los hogares improvisados de cientos de refugiados.

Tras esta campaña de expulsiones, cientos de migrantes y romaníes se han quedado sin hogar después de que Salvini haya justificado la actuación diciendo que estaba restaurando el orden en el país.

Los voluntarios que dirigen el campamento de Baobab en Roma han señalado a la Policía que expulsó el martes a la fuerza a unos 150 refugiados e inmigrantes indocumentados y arrasó sus refugios improvisados, y la mayoría no tienen dónde dormir.

"Los desalojos no solo están ocurriendo en Roma y no son solo en Baobab", afirmó en otro tweet, añadiendo que "un edificio municipal ocupado ilegalmente por 150 romaníes fue liberado"en la ciudad de Foggia, al sur del país, el miércoles por la mañana.

"Estamos recuperando la legalidad, la seguridad y el orden en toda Italia. De las palabras a las acciones", aseveró.

Salvini, jefe del partido ultraderechista Liga, ha estado rechazando a los barcos humanitarios que transportaban migrantes en el Mediterráneo y prometiendo evitar que Italia sea "el campo de refugiados de Europa".

Más de 600.000 migrantes han llegado a las costas italianas desde el norte de África desde 2014. Mucho antes de que la migración se convirtiera en una crisis política y humanitaria europea, Salvini también apuntó contra los 26.000 romaníes de Italia, pidiendo que sus campamentos fueran demolidos porque en su opinión son focos de delincuencia.

Las autoridades de la ciudad de Roma retiraron a alrededor de 450 personas de un campamento oficial de romaníes en junio, semanas después de que Salvini dijera que deberían ser contados y, si eran extranjeros, expulsados.

El pasado mes de septiembre, la coalición formada por el populista Movimiento Cinco Estrellas liderada por Luigi Di Maio y la soberanista Liga Norte, que encabeza Salvini, aprobaron por unanimidad un paquete de medidas que endurecían drásticamente las reglas en el ámbito migratorio.

El decreto ley, que recoge fundamentalmente las promesas electorales de la ultraderechista Liga, permite bloquear el ingreso en Italia de extranjeros expulsados de otros países de la zona Schengen, el área de libre circulación de la Unión Europea.

La nueva normativa contempla medidas como la supresión del derecho a solicitar asilo si se considera que el inmigrante es "peligroso" o si ha sido condenado por algún delito en primera instancia.

Además, en el texto aprobado en septiembre se acaba casi completamente con la concesión del conocido como 'permiso humanitario' que se otorgaba a los ciudadanos provenientes de países con situaciones económicas, políticas y sociales delicadas. También limita el alcance del programa SPRAR, uno de los programas de integración de refugiados y solicitantes de asilo más exitosos que ha tenido Italia.

Salvini festejó el decreto alegando que era el paso para que Italia fuera más segura y combatir al mismo tiempo a las mafias que trafican con personas.

Se trata de la legislación más dura y restrictiva que jamás haya aprobado un gobierno italiano y una de las más intransigentes del bloque comunitario.

Pero cuando el texto de la ley se convierte en algo tangible es cuando el miedo de cientos de personas que han huido de la guerra o del hambre se hace visible también en el llamado primer mundo.

Nazaro Amr Uddin, un refugiado afgano que aseguró que había estado viviendo en el campamento de Baobab durante tres meses y que tenía permiso para vivir en Italia hasta el año 2020, afirmó que la Policía le despertó el martes y le envió a un tribunal para confirmar su residencia.

Amr Uddin manifestó que la Policía le impidió volver al campamento por la tarde para recoger sus mantas y zapatos. "No sé a dónde iré esta noche", señaló a Reuters. "Tengo miedo de que alguien me robe la bolsa mientras duermo. Estoy muy cansado. La vida es muy dura aquí", ha aseverado.

Un portavoz del Ayuntamiento de Roma, Genaro Barbieri, recalcó que la autoridad había ofrecido alojamiento alternativo a todos los migrantes en Baobab la semana pasada.

"Algunas personas han rechazado las propuestas y otras abandonaron el área por su propia cuenta", ha indicado Amr Uddin.

Es la vigésimo segunda vez que la Policía evacua el campamento de voluntarios desde que se estableció en 2015, en el momento más crítico de la crisis migratoria en Europa.

Myriam El Meyer, una voluntaria de Baobab, dijo que era la primera vez que la Policía había cerrado completamente el lugar.

"Estamos esperando afuera para ver si pueden proporcionar algún alojamiento de emergencia para algunas de las personas que quedan, pero honestamente no tengo ni idea", ha afirmado. "Hemos estado en conversaciones con el consejo durante tres año y muy poco ha cambiado", ha añadido.