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México

Sheinbaum, un año en el poder bajo la sombra de Trump y la herencia de Obrador

La presidenta de México enfrenta una relación tensa con Trump y un legado de corrupción de su antecesor

La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum Isaac EsquivelEFE

Primer aniversario de «la doctora» como presidenta de México. La nueva inquilina del Palacio Nacional, Claudia Sheinbaum, se instaló en la sede del Gobierno el pasado 1 de octubre bajo la sombra de dos grandes incógnitas: si su antecesor, mentor y líder carismático Andrés Manuel López Obrador iba a desaparecer realmente de la política nacional y dejarla encontrar su propio sello, por un lado. Y, por otro, quién sería el ganador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos solo unas semanas después: si la demócrata Kamala Harris, que abriría un escenario histórico con las dos primeras mujeres presidentas de Norteamérica, o si volvería a la Casa Blanca Donald Trump con las maletas llenas de amenazas arancelarias contra México.

Los enigmas no tardaron en despejarse. López Obrador cumplió con su palabra de retirarse a su rancho de Palenque (Chiapas) y casi no lo ha abandonado en el año desde que dejó la presidencia. Y aunque López Obrador no haya interferido en el día a día de Sheinbaum, sí lo ha hecho su legado: un armario con varios cadáveres. La red de contrabando de combustible de la empresa pública Pemex, en la que están implicados la Armada mexicana y otros funcionarios, o el jefe de seguridad del estado de Tabasco que al mismo tiempo dirigía el cártel de la Barredora, son algunos de los casos heredados.

El segundo interrogante tampoco tardó en aclararse. Trump arrasó en las elecciones del 4 de noviembre, un hito que marcaría el rumbo de la recién estrenada presidenta Sheinbaum. La relación con Estados Unidos ha sido un verdadero «vía crucis» que Sheinbaum ha sorteado con elegancia, firmeza, determinación y mucha «cabeza fría», su consigna favorita en la estrategia para aplacar la ira dialéctica de Trump. A día de hoy, y después de haber esquivado en varias ocasiones los aranceles, México disfruta de una calma tensa con Washington.

Estados Unidos le sigue exigiendo más contundencia contra el narco y el flujo de fentanilo a través de la frontera que los une. Sheinbaum ha dado algunos golpes importantes, como el envío en dos tandas de 55 narcos de alto perfil para que sean juzgados y cumplan condena en Estados Unidos.

Los datos de seguridad en México, los que presenta el Gobierno, parecen mejorar. El índice de homicidios nacional ha descendido un 32 %, según los datos oficiales desde que Sheinbaum llegó al poder: de 87 víctimas diarias en septiembre de 2024 a 60 en agosto de este año. Esta mejora es difícilmente perceptible en un país con zonas en guerra abierta como Sinaloa, donde las dos facciones del cártel fundado por Joaquín «El Chapo» Guzmán e Ismael «El Mayo» Zambada se disputan el liderazgo en las calles de Culiacán. La estadística de desapariciones, que no deja de subir, también ensombrece los logros que exhibe Sheinbaum. A fecha de hoy, ya hay 133.798 personas desaparecidas en México, muchas de ellas previsiblemente sin vida.

Entre los ecos del obradorismo y las intimidaciones de su vecino del norte, Sheinbaum sigue buscando su voz propia. Hace unas semanas, en el 215.º aniversario de la Independencia de México, Sheinbaum dio su primer grito, histórico por ser la primera mujer en darlo en más de dos siglos, una metáfora de su estilo propio. Fiel a su formación como científica —es doctora en Ingeniería Energética—, Sheinbaum es metódica, previsible y disciplinada. El día empieza puntual a las 7:30 de la mañana con su comparecencia diaria ante la prensa, «La Mañanera», heredada de López Obrador. Los fines de semana los dedica a visitar los estados, a darse un baño de masas con el pueblo. En su primer año, Sheinbaum ha mantenido un índice de popularidad entre el 70 y el 80 %; mucho se atribuye a la política de ayudas económicas a las clases más desfavorecidas.

A su favor, además, cuenta con una oposición muy debilitada. El PRI y el PAN, los partidos tradicionales mexicanos, están completamente desnortados después de que las últimas elecciones configuraran mayorías absolutas para Morena en el poder Ejecutivo y Legislativo. Ahora, tras las primeras elecciones para escoger a los jueces, como era de esperar, también el Poder Judicial está dirigido por magistrados próximos al partido de la Cuarta Transformación.

Por delante, Sheinbaum tiene cinco años para sellar su legado. En el futuro próximo, deberá llegar a un acuerdo de seguridad que satisfaga a Estados Unidos y, en 2026, afrontar la renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que durante los últimos 30 años ha propiciado que Norteamérica sea una de las zonas económicas más prósperas del mundo. El año que viene, México —junto con Estados Unidos y Canadá— será anfitrión del Mundial de fútbol que pondrá el foco mundial en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Garantizar la seguridad y asegurar las mejoras en infraestructuras serán clave para la imagen internacional del país y de su presidenta. En el medio y largo plazo, Sheinbaum tendrá que garantizar un crecimiento económico que haga sostenible el desembolso en subsidios que han dado tanta popularidad a los gobiernos progresistas de la Cuarta Transformación.