Elecciones

La sombra de la injerencia rusa planea (otra vez) sobre la Casa Blanca

Washington acusa a Moscú de pagar a influencers para hacer propaganda y de interferir de nuevo en las elecciones con una campaña de desinformación

Vladimir Putin dice responder a «las amenazas de Occidente»
Vladimir Putin dice responder a «las amenazas de Occidente»Alexander ZemlianichenkoAgencia AP

Estados Unidos vive una campaña presidencial de infarto, no solo por el torbellino de sucesos que se han generado desde julio con el atentado contra Donald Trump, la salida de Joe Biden de la carrera y el empuje de Kamala Harris a los demócratas, sino que ahora el fantasma de la interferencia electoral rusa vuelve a empañar los comicios justo en la recta final.

Esta semana, el Departamento de Justicia acusó a Rusia de utilizar a influencers estadounidenses de derecha -sin que ellos lo supieran- de intentar difundir propaganda del Kremlin antes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.

En una investigación conjunta de la oficina del Fiscal General, Merrick Garland con el Departamento del Tesoro, Estados Unidos anunció sanciones personales a miembros del círculo de Vladimir Putin y acusó a al menos dos empleados del medio estatal ruso RT de participar en un esquema para financiar y dirigir en secreto la producción de videos en redes sociales que acumularon millones de visitas generando «desinformación» sobre el proceso electoral.

Los empleados de RT, identificados en la acusación como Kostiantyn Kalashnikov y Elena Afanasyeva, se enfrentan a cargos de conspiración para cometer blanqueo de capitales y violar la Ley de Registro de Agentes Extranjeros. En concreto, se les señala de canalizar casi 10 millones de dólares a una empresa de Tennessee sin nombre que contrató a influencers con grandes audiencias en la red.

«La empresa nunca divulgó a los influencers ni a sus millones de seguidores sus vínculos con RT y el gobierno ruso», dijo Merrick Garland. Los detalles en la acusación coinciden con Tenet Media, con sede en Nashville, en cuya página web se puede leer que es «una red de comentaristas heterodoxos que se enfocan en temas políticos y culturales occidentales».

Tenet fue fundada en 2022 por Lauren Chen, una ‘youtuber’ conservadora canadiense, y su esposo, Liam Donovan, cuyo perfil en la red social X lo describe como presidente de Tenet Media. Chen presenta un programa en BlazeTV de Glenn Beck y es colaboradora del grupo activista de derecha Turning Point USA. También se sabe que la mujer escribió artículos de opinión para RT en 2021 y 2022.

Según la acusación, los fundadores de la empresa de Tennessee trabajaron con Kalashnikov y Afanasyeva -a quienes sabían que eran rusos- para reclutar influencers para hacer vídeos que se publicaron en YouTube, TikTok, Instagram y X. La acusación afirma que sus casi 2.000 vídeos en YouTube acumularon más de 16 millones de visitas, lo que coincide con las estadísticas públicas del canal de YouTube de Tenet Media. Los cargos contra Kalashnikov y Afanasyeva surgen cuando la inteligencia de Estados Unidos afirma que los esfuerzos extranjeros para influir en el resultado de las elecciones están en aumento.

Solo esta semana, el Gobierno federal incautó 32 dominios de internet relacionados con una operación de influencia rusa separada, mientras que Irán ha sido recientemente también acusado de intentar hackear tanto las campañas presidenciales republicana como demócrata. Lo que diferencia a la operación de RT de muchos otros esfuerzos de interferencia es que parece que con la operación se logró alcanzar una audiencia real gracias a los nombres reconocibles asociados. La batalla de Estados Unidos contra RT viene de tiempo atrás. Muchos distribuidores de televisión estadounidenses retiraron al canal de sus parrillas tras la invasión a Ucrania en febrero de 2022, acusando al medio de desinformación. Pero ahora, según la nueva acusación, las redes sociales permitieron a RT alcanzar otras audiencias estadounidenses sin presencia en las ondas radiales.

Después de que la noticia estallase, algunos de los colaboradores de Tenet Media rechazaron que fuerzas externas hayan influido en su trabajo. «Nunca en ningún momento hubo alguien más que yo con control editorial completo del programa y el contenido del programa es a menudo apolítico», escribió la compañía. Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, negó cualquier relación de Rusia con los hechos denunciados, afirmando que «aunque es difícil hablar de un enfoque unificado, estamos monitoreando de cerca la política editorial de los medios extranjeros».

Para Peskov, «algunos de ellos intentan equilibrar la presentación de la información sobre lo que está sucediendo, principalmente alrededor de Ucrania, pero otros no se molestan en intentar mantener el equilibrio y presentan la información de manera sesgada», dijo. Sin embargo, el funcionario resaltó que eso no excusa a Estados Unidos de «aplicar una presión inaceptable a los medios rusos» que, para el Kremlin, «intenta asegurarse de que la perspectiva de Moscú sobre los asuntos mundiales no estuviera disponible para la gente», sentenció a periodistas.

Y en un giro que adquiere más polémica y añade preguntas a esta trama, en las últimas horas el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó (aparentemente en forma de broma) que Rusia estaría apoyando a la candidata demócrata Kamala Harris sobre el republicano Donald Trump, debido a su «risa contagiosa». «Primero, [Joe] Biden recomendó a todos sus seguidores que apoyaran a la Sra. Harris; previamente dijimos que Biden era nuestro candidato preferido, [pero] ahora haremos lo que él dijo: la apoyaremos», señaló el presidente ruso durante una sesión pública del Foro Económico Oriental en Vladivostok, Rusia. «En segundo lugar, ella ríe de manera tan expresiva y contagiosa – eso significa que le está yendo bien», comentó en una observación irónica que no generó muchas risas en Estados Unidos.

Putin autorizó operaciones de injerencia para ayudar a Trump en los comicios de 2020, mientras que su campaña electoral de 2016 se benefició del hackeo por parte de agentes de inteligencia rusos y de un esfuerzo encubierto en las redes sociales, según las fuerzas del orden y los servicios de inteligencia estadounidenses.