África
Sudán se desangra entre asedios: el cerco a Dalang y Kadugli redefine la guerra en Kordofán Sur
La caída de El Fasher marca un nuevo capítulo en una guerra civil que mezcla rivalidades militares, divisiones étnicas y el fracaso internacional ante una crisis que deja millones de desplazados

Este domingo se confirmó la caída de El Fasher (Darfur Norte, Sudán) a manos del grupo paramilitar conocido como las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Y los días siguientes han supuesto una concatenación de imágenes violentas donde combatientes de las FAR asesinan de forma masiva y sistemática a miles de civiles, despertando indignación en todo el mundo. Sin embargo, en el contexto de la tercera guerra civil sudanesa, la caída de El Fasher tras más de 500 días de asedio es sólo otro episodio de horror dentro de un panorama mucho más extenso. La guerra continúa en otros lugares. Aún quedan ciudades asediadas por las FAR que pueden sufrir la misma suerte que El Fasher.
Dos son las ciudades amenazadas con un desenlace fatal. Dalang y Kadugli, ambas ubicadas en el estado de Kordofán Sur, ambas separadas aproximadamente por 120 kilómetros.
En Dalang, el cerco se instaló a finales de junio de 2023, cuando la guerra entre el Ejército de Sudán (SAF) y las FAR se expandió desde la capital hasta el corazón de Kordofán. Los accesos por carretera quedaron cortados de forma paulatina. Primero fue por combates en torno a localidades intermedias, y luego por el control de las rutas secundarias de abastecimiento. En Kadugli, capital de Kordofán Sur, el asedio tomó forma tras interrumpir las FAR el eje que sube desde El Obeid. El flujo de alimentos, combustible y medicamentos se redujo a mínimos a principios de junio de 2023.
Los combates se han sucedido de forma intermitente y la balanza de la Fortuna juega con ambos bandos. A lo largo de 2025, ha habido momentos donde las SAF parecieron abrir grietas en el cerco. En febrero, el ejército aseguró haber roto parcialmente el bloqueo a Dalang, reabriendo de manera intermitente la conexión con Kadugli. Meses más tarde, en agosto, entraron convoyes humanitarios que dieron un respiro a los habitantes de ambas ciudades.
La ayuda sigue llegando de forma puntual, irregular e imprecisa. Las ventanas de oportunidad para las organizaciones humanitarias se abren y se cierran. Desde dentro, los civiles racionan, esperan la ayuda sin saber cuándo o cuánta llegará. Desde fuera se planifican convoyes, sin garantías, para mantener el goteo de ayuda que permita sobrevivir a quienes viven atrapados en el interior de ambas ciudades. Cada día es incierto y el último convoy que entró en Kadugli lo hizo en septiembre. El acceso de la ayuda es en extremo irregular. Tras enviar el primer convoy, Sheldon Yett, Representante de UNICEF en Sudán, indicó que esto “demuestra que, con acceso humanitario, podemos brindar esperanza y ayuda tangible a los niños que la necesitan desesperadamente. Pero un solo convoy no basta. Sin un acceso humanitario sostenido, muchos niños simplemente no sobrevivirán”.
En el mapa militar, las alianzas que dan forma a cada uno de los bandos son igual de complejas. Por un lado, el ejército sudanés mantiene guarniciones clave en defensa de las plazas: la 14.ª División combate en Kadugli y la 54.ª Brigada lo hace en Dalang. Colabora con ellos la facción de Malik Agar del Movimiento Popular de Liberación de Sudán-Norte.
Guerra a cuatro manos
En ambos cercos actúan dos actores que a menudo operan de manera paralela: las infames Fuerzas de Apoyo Rápido (responsables de las matanzas en El Fasher), y la facción de Abdelaziz al-Hilu del Movimiento Popular de Liberación de Sudán-Norte. Estos últimos mantienen una importante presencia en los Montes Nuba y dedican sus esfuerzos, precisamente, a cortar los caminos y desgastar las guarniciones. Cabe destacar que las FAR y el SPLM-N no siempre coinciden ni comparten objetivos más allá de la presión al ejército; los primeros aspiran a un control estatal y los segundos no dejan de ser una milicia regional.
Breve contexto adicional: El SPLM/SPLA nació en 1983 bajo John Garang como un movimiento político-militar del sur que se alzó contra Jartum al estallar la segunda guerra civil sudanesa, con la idea de un “Nuevo Sudán” laico y plural. Tras el Acuerdo de Paz de 2005 y la independencia de Sudán del Sur (2011), los cuadros que quedaron en Sudán (Montes Nuba y Nilo Azul) formaron el SPLM-N, del que luego se escindirían las facciones al-Hilu y Agar.
Para entender por qué dos facciones del SPLM-N aparecen hoy en los dos lados de la línea, habría que volver brevemente a 2017. Ese año, tras una acumulación de desencuentros internos, el movimiento se partió en dos. De un lado quedó el SPLM-N (al-Hilu), dominante en Kordofán del Sur y anclado en una plataforma que aspira a un Estado laico, al derecho de autodeterminación para las “Dos Áreas” (Kordofán del Sur y Nilo Azul) y la exigencia de un solo ejército nacional. Esa agenda lo llevó a no firmar el Acuerdo de Paz de Juba de 2020 y a negociar por su cuenta, en 2021, una declaración de principios con el jefe del ejército sudanés.
Del otro lado quedó el SPLM-N (Agar), con base en el Nilo Azul, que sí firmó el acuerdo de Juba y optó por la integración gradual en las instituciones nacionales. Y la actual guerra civil consolidó la escisión entre ambas facciones. Mientras que Malik Agar fue nombrado vicepresidente del Consejo de Soberanía por Abdel Fattah al-Burhan (líder de las SAF), al-Hilu mantuvo su autonomía desde los Montes Nuba y colabora de forma puntual con las FAR en su territorio.
Quien controle Kadugli y Dalang controla las puertas de los Montes Nuba, un macizo montañoso de alto interés estratégico al extenderse saeteado por rutas secundarias que permiten abastecer frentes en la región, mover tropas, proteger o acosar aldeas…. Además, el binomio Dalang-Kadugli está encajado en un corredor que conecta con El Obeid, que es un nudo de caminos de enorme importancia en el gran mapa del conflicto. Si ese corredor se mantiene abierto, las SAF conservarán una arteria que permita sostener sus posiciones en el sur de Kordofán y proyectarse hacia Darfur una eventual ofensiva contra Darfur.
Las agencias de la ONU y las ONG presentes en Sudán han denunciado de manera sistemática la situación de cerco, el impacto en la seguridad alimentaria y el riesgo para el personal y los transportes. La financiación humanitaria, además, no alcanza a cubrir los objetivos. A octubre de 2025 todavía no se ha conseguido recaudar más del 27% de lo requerido (van 1.140 millones de los 4.162 millones requeridos). Y las declaraciones de condena habituales y los apáticos llamados a proteger a los civiles marcan el tono diplomático internacional.
El drama de Dalang y Kadugli condensa la anatomía de una guerra de asedios. El asedio de Geneina terminó, luego el del Fasher, concluyó también la batalla de Jartum con la victoria de las SAF. Cada localidad conquistada puede implicar que el bando victorioso se anexione miles de kilómetros cuadrados de territorio en un país casi cuatro veces más grande que España. Cada localidad se combate como quien combate por todo el país. Y las masacres y las venganzas que siguen cumplen con la misma proporción.