Reino Unido
Sunak pide a los partidos norirlandeses que negocien un Gobierno compartido
El primer ministro británico dice que está "encantado" con el acuerdo firmado con la UE para la provincia de Irlanda del Norte
El silencio es muchas veces la mejor manera de mostrar apoyo en política. Quizás no se diga nada a favor. Pero el hecho de no decir tampoco nada en contra supone ya toda una declaración de intenciones. Y esta es la clave de todo. Por primera vez en siete años el silencio regresaba hoy a Westminster, lo que representa todo un logro para el primer ministro, Rishi Sunak, quien parece que, por fin, podría haber dado carpetazo al Brexit, consiguiendo un consenso inusual dentro del propio Partido Conservador.
El líder "tory" cerraba el lunes un pacto histórico con Bruselas para zanjar la polémica respecto al Protocolo de Irlanda del Norte, pieza clave del acuerdo de divorcio que nunca se llegó a ejecutar por todos los problemas burocráticos y políticos que crearon los nuevos controles aduaneros que había que aplicar a la provincia británica que, debido a su excepcionalidad histórica, no puede tener frontera dura con la República de Irlanda (miembro de la UE).
El nuevo `Acuerdo Marco de Windsor´ marca ahora el inicio de un nuevo capítulo en las relaciones entre el Reino Unido y la UE eximiendo de chequeos a los productos británicos que vayan desde Gran Bretaña hasta Irlanda del Norte. Los controles serán sólo necesarios para los que vayan a la República de Irlanda, que permanece en el mercado único comunitario. Además, permite a Londres aplicar en Belfast el mismo impuesto sobre el valor añadido y ciertos subsidios que en el resto del Reino Unido y ofrece al Parlamento autónomo norirlandés un mecanismo para frenar la legislación comunitaria que considere que atenta contra sus intereses.
Desde hace tiempo se venía hablando de una posible fumata blanca. Sin embargo, según ha demostrado la saga Brexit de los últimos años, el problema real para el inquilino de turno de Downing Street estaba luego en conseguir el respaldo del núcleo duro euroescéptico del Partido Conservador, el mismo que votó hasta en tres ocasiones en contra del acuerdo negociado en su día por Theresa May.
Había gran expectación, por tanto, por ver cuál sería ahora la respuesta de los Brexiteers. Y, de momento, se puede decir que Sunak ha salido triunfal. El premier se reunió ayer a puerta cerrada con sus filas y, al cierre de esta edición, no se había escuchado ninguna crítica en público. Incluso Steve Baker -durante mucho tiempo representante del núcleo duro euroescéptico- aseguró en una emotiva intervención que se habían alcanzado “logros increíbles” por lo que él personalmente cerraba una etapa de siete años que le había costado incluso ansiedad y depresión.
El silencio más significativo es quizá el del ex premier Boris Johnson -enemigo ahora de Sunak- y responsable del protocolo original que nunca llegó a funcionar. El actual inquilino del Número 10 confirmó ayer que mantuvo contactos con el exdirigente conservador para actualizarle de la situación aunque llamó a no caer en personalismos: “Esto no va de nosotros, no va de Westminster. Va de la población de Irlanda del Norte y de lo que es mejor para ellos”, matizó.
En definitiva, con el apoyo de la mayoría del Partido Conservador y el respaldo de la oposición laborista y los nacionalistas escoceses se da prácticamente por hecho que, en esta ocasión, no habrá sorpresas de última hora cuando el `Acuerdo Marco de Windsor´ se someta a votación.
Con todo, todavía queda conseguir el beneplácito de los unionistas norirlandeses del DUP. Apenas tienen ocho representantes en la Cámara de los Comunes, pero su papel es clave para desbloquear la crisis política en Belfast.
Durante el último año, los unionistas se han negado a formar Gobierno de coalición hasta que no se cambiara el protocolo, ya que se oponen a cualquier medida que distancie a Irlanda del Norte del resto del Reino Unido. Su líder, Jeffrey Donaldson, recalcó ayer que necesita “tiempo” para analizar ahora en detalle el nuevo pacto de Sunak. Reconoció que representa “avances significativos”, aunque mantiene que “quedan aún algunos problemas”.
A fin de persuadir al DUP, Sunak estuvo por la mañana con los trabajadores de una fábrica de Coca-Cola cercana a Belfast, donde reconoció que las “preocupaciones” que tenía la comunidad unionista sobre el impacto del protocolo en la región “eran válidas”, pero insistió en que el nuevo pacto ha “corregido” ahora los problemas. “Para aquellos que decía que no tenían soberanía, que había un déficit democrático… hemos arreglado la situación. Damos ahora más poder a la asamblea de Stormont. Así que tienen que volver a formar gobierno para utilizar estos poderes. Con el tiempo espero que vean que es el camino adecuado”, matizó en referencia al DUP, aunque sin nombrarlo.
El gran objetivo de Londres y Bruselas es que el nuevo pacto consiga restablecer el gobierno de coalición en Belfast a tiempo para el 10 de abril cuando se celebra el 25 aniversario del Acuerdo de Paz entre católicos y protestantes en la región.
En cualquier caso, incluso la prensa euroescéptica más conservadora se rinde ahora ante Sunak por haber logrado un pacto con la UE que hace años habría sido impensable. Tras un periodo lleno de escándalos -con la rotación de hasta tres primeros ministros en el último año- Sunak ha vuelto a dar algo de dignidad a su formación. La política británica recupera la imagen de credibilidad y competencia. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se muestra aliviada de estar tratando con un negociador `estándar´ en lugar de un `showman´ escurridizo. Pese a su convicción euroescéptica, el primer ministro británica ha demostrado gran pragmatismo que se ha visto recompensado por la flexibilidad que ha demostrado ahora Bruselas, sin poner en riesgo en cualquier caso el mercado único.
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