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Opinión

Tarea urgente: oposición mexicana unida

El tradicional Partido Acción Nacional (PAN) y Ricardo Salinas Pliego, empresario multimillonario cercano a Milei que levanta la bandera de la batalla cultural antisocialista, deberán conversar de cara a las elecciones de 2027 y 2030

Ricardo Salinas Pliego LR

Uno de los errores más frecuentes de aquellos que defienden a la democracia liberal y son frontales en contra del populismo, es la división. En América Latina, resulta una tarea titánica consolidar proyectos políticos que permitan unir liderazgos y distintos partidos políticos. Hoy, la oposición mexicana se encuentra ante el inmenso reto de unir esfuerzos para enfrentar a un adversario más grande y poderoso. El fantasma de la división asoma su cara.

Por un lado, el Partido Acción Nacional (PAN) ha relanzado su marca semanas atrás. Lo hizo rescatando sus principios originales, anclados en valores como la familia y la libertad. Hace un año, renovó a su plana mayor y a algunos cuadros medios. Por el otro lado, el fenómeno libertario, de la mano de Ricardo Salinas Pliego, empresario multimillonario cercano a Milei. Ambas fuerzas —la primera cargada de tradición, y la segunda, un movimiento unipersonal que levanta la bandera de la batalla cultural antisocialista— deberán conversar de cara a las elecciones legislativas de 2027 y las presidenciales de 2030. Sin unidad, no hay futuro.

El presidente del PAN, Jorge Romero, ha afirmado que no descarta construir una alianza con el magnate mexicano. Su apertura es buena señal; la división solo beneficia a MORENA. Sin embargo, de cara a las citas electorales, el pacto no será suficiente. Hoy, la presidente Claudia Sheinbaum mantiene niveles de popularidad superiores al 60%. Ciertamente, la totalidad de su apoyo no responde a un sentimiento de optimismo y esperanza. En buena medida —concretamente más de la mitad de su voto— se sostiene sobre la base de una orfandad de liderazgo dentro de la alternativa democrática al Gobierno. Ese segmento huérfano es hoy el gran target.

En este sentido, el reto del PAN y de Salinas Pliego es plantear una narrativa totalmente distinta al Gobierno. Hoy, la primera mandataria, Sheinbaum, sabe muy bien cómo marcar los ritmos de la conversación pública; domina un lenguaje, ciertamente manipulador, pero finalmente atractivo, que le permite correr con ventaja. La mayoría de los mexicanos hablan de los temas y en los términos que el Gobierno quiere. Así, el primer gran reto de la oposición es desmontar el diccionario y el guion que relata una coyuntura política y social alejada de la realidad, pero lo suficientemente creíble para darles cierto margen de error en la gobernabilidad.

La batalla cultural que ha planteado Salinas Pliego es una oportunidad también para el PAN. Sus principios calzan con una visión política que traspasa los límites de lo inmediato. Urge también rescatar a una institucionalidad cuasi secuestrada y a una libertad de expresión maniatada. Tanto 2027 como 2030 representan dos puntos de inflexión de cara a la salvaguarda de la democracia por las próximas décadas. Y la prueba de fuego comienza por la unidad de todos quienes adversan al gobierno. Sin sacrificio y desprendimiento, MORENA y el populismo de izquierdas mexicano seguirán por años en el poder.