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Grecia

Tensión política en Grecia tras nueva serie de ataques incendiarios

El ataque con disparos contra el despacho del primer ministro griego, Andonis Samarás, en la sede de su partido, el conservador Nueva Democracia, constituye una nueva vuelta de tuerca a la serie de actos violentos de los últimos días.

Tras varios ataques con bombas de fabricación casera, la pasada madrugada por primera vez se utilizaron armas de fuego, al usar los agresores dos fusiles kaláshnikov.

Según informó el ministro de Orden Público, Nikos Dendias, las investigaciones policiales realizadas hasta el momento apuntan a que hacia las 03.00 hora local (01.00 GMT) dos personas efectuaron nueve disparos contra la segunda planta del edificio donde se encuentra el despacho de Samarás.

Fuentes de la Policía confirmaron a Efe que un proyectil fue encontrado en el interior del despacho de Samarás y otro en el tejado del edificio.

Poco después de este incidente, un automóvil que había sido robado fue encontrado calcinado en el barrio ateniense de Fáliro, lo que apunta a la posibilidad de que estuviera involucrado en los ataques, de acuerdo con las citadas fuentes.

La nueva ola de ataques se desencadenó tras el desalojo de la conocida como Villa Amalía, una vivienda ocupada desde hace veinte años por grupos anarquistas, en la que, según la Policía, había material apto para la fabricación de cócteles molotov.

Durante este desalojo la Policía detuvo a más de un centenar de personas contra las que se ha abierto una investigación judicial, lo que a su vez originó diversas manifestaciones.

De ellas, la última, el pasado sábado, congregó a más de 10.000 personas.

Los primeros ataques incendiarios se habían registrado el viernes pasado, con el lanzamiento de bombas de fabricación casera contra las viviendas de cinco conocidos periodistas de Grecia, entre ellos el director general de la agencia pública de noticias Amna, Andonis Skyllakos, ante cuya casa estallaron cinco artefactos.

El sábado, los ataques empezaron ya a dirigirse contra las dependencias de partidos gobernantes y cajeros automáticos, así como contra una oficina de la empresa pública de electricidad.

Hasta ese momento, las agresiones se habían efectuado con bombas caseras en las que se utilizan fundamentalmente pequeñas bombonas de de camping gas.

Si bien tanto la Policía como los partidos políticos apuntan a organizaciones anarquistas como las responsables de estos actos -las bombas contra los periodistas fueron reivindicadas por un grupo que se ha denominado Minoría Combatiente - los reproches políticos se dirigen fundamentalmente contra la izquierdista Syriza.

Los gobernantes Nueva Democracia y Pasok reprochan a Syriza -partido que durante la crisis ha experimentado un espectacular ascenso hasta emparejarse en intención de voto con los conservadores de Samarás- no distanciarse lo necesario de los anarquistas y alimentar con ello el clima antisistema.

"Todo tipo de violencia debe ser condenado y, aunque Alexis Tsipras (líder de Syriza) lo haya hecho claramente hace unos días, no todos los parlamentarios de Syriza lo hacen", señaló hoy el portavoz del Gobierno griego, Simos Kedíkoglu, a la radio pública NET.

El portavoz de Syriza, Panos Skurletis, respondió que su partido condena sin distinción esta escalada peligrosa de la violencia.

"Pero es peligrosa también la estrategia de Nueva Democracia de responsabilizar a Syriza de estos actos, creando un clima de guerra civil", agregó.

En medio de este ambiente de tensión, no faltan los que ven en lo que esta ocurriendo una provocación de la ultraderecha para desestabilizar aún más el país.

"Es inadmisible que cada vez que hay un acto de violencia esté acusada Syriza. Lo que debe hacer Nueva Democracia, por si acaso, es analizar si las que han perpetrado estos actos son organizaciones paramilitares de derechas, señaló en el Parlamento Manolis Glezos, diputado de Syriza y uno de los héroes de la resistencia griega contra los nazis.

La respuesta del ministro de Orden Público no se hizo esperar y calificó de "teoría sin fundamento"la supuesta existencia de organizaciones paramilitares de derechas.