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Bombardeos

Zelenski se niega a aceptar ninguna de las exigencias rusas tras la última masacre de civiles de Putin

La Administración Trump discute en secreto con Rusia un plan de 28 puntos al margen del Gobierno ucraniano

Residentes observan cómo los servicios de emergencia trabajan en el lugar del ataque ruso contra un edificio residencial de nueve pisos en Kiev, Ucrania, MAXYM MARUSENKOEFE

Rusia lanzó este miércoles un nuevo ataque masivo contra el sistema energético de Ucrania que dejó 26 civiles muertos –entre ellos tres niños– y 74 heridos en la ciudad de Ternopil, en el oeste del país. El bombardeo alcanzó también las regiones de Ivano-Frankivsk y Leópolis (cerca de la frontera con Polonia) y Járkov, en el este, y coincidió con las revelaciones sobre conversaciones secretas entre Washington y Moscú para un plan de paz que la Administración Trump pretende imponer a Kiev, según fuentes citadas por «Axios» y «Politico».

Al menos un misil J-101 impactó de lleno en un edificio residencial de nueve plantas en Ternopil, destruyendo por completo decenas de apartamentos y matando a sus ocupantes. Otro bloque fue alcanzado y se declaró un gran incendio. «En uno de los edificios de gran altura, 175 apartamentos quedaron gravemente dañados, afectando a casi medio millar de residentes. En otro, 51 viviendas fueron completamente destruidas, dejando a 117 personas sin hogar», informó el departamento de policía local.

Cientos de vecinos esperaban angustiados junto a sus casas dañadas, mientras los equipos de rescate buscaban supervivientes durante todo el día. Al menos una persona fue hallada con vida bajo los escombros. «Memoria eterna a los que hoy han muerto. Todavía quiero creer que alguien responderá por vuestras muertes», escribió una vecina de una ciudad considerada más segura por su distancia de Rusia mientras las redes sociales se inundaron de tributos a las víctimas.

En la cercana Leópolis, a solo 70 kilómetros de la frontera con Polonia, no se registraron víctimas mortales, pero al menos seis empresas –desde el operador postal nacional hasta un productor de pizzas– informaron de daños importantes. En Járkov, 46 personas resultaron heridas en un ataque con 19 drones «Shahed» de largo alcance.

Los daños en infraestructuras energéticas dejaron sin electricidad a varios millones de personas durante gran parte del día, justo cuando las temperaturas habían bajado a cero grados. «Este es el ‘camino a la paz’ de Putin», ironizó Oleksandra Matviichuk, coganadora ucraniana del Premio Nobel de la Paz de 2022.

«Es otro bofetón a la comunidad internacional, liderada por Donald Trump. Rusia demuestra una vez más que seguirá matando, aterrorizando y sembrando genocidio», afirmó el analista militar Oleksandr Kovalenko, que subrayó que el ataque se produjo en pleno auge de actividad diplomática para poner fin a la guerra. El plan estadounidense, cuya existencia ya ha negado el Kremlin, se centra en cuatro ejes: cese de hostilidades, garantías de seguridad, seguridad europea y el futuro de las relaciones de EE UU con Rusia y Ucrania. Sin embargo, los periodistas desconocen cómo aborda los puntos más sensibles: los territorios ucranianos ocupados por Rusia y el destino de los miles de niños ucranianos secuestrados por Moscú.

Las negociaciones las lideran, supuestamente, Steve Witkoff, enviado especial de Trump para Rusia, y Kirill Dmitriev, director del Fondo Ruso de Inversión Directa, con participación activa del Krem-lin. Dmitriev visitó EE UU el mes pasado durante tres días y se mostró optimista en su conversación con «Axios»: «Siento que la posición de Rusia está siendo realmente escuchada». La reunión prevista entre Vladimir Putin y Donald Trump en Budapest queda por ahora suspendida.

Públicamente, Rusia mantiene todas sus exigencias: más territorio ucraniano que aún no controla y el debilitamiento del Ejército de Ucrania, lo que los ucranianos interpretan como un intento de destruir su Estado y su independencia nacional. Según «Politico», la Casa Blanca presentará el plan a Zelenski para que lo acepte, convencida de que la presión en el frente y los escándalos internos de corrupción le dejarán sin alternativa.

El líder ucraniano no tiene ninguna intención de aceptar las exigencias rusas, en sintonía con la opinión mayoritaria de los ucranianos, dispuestos a seguir defendiendo su país hasta lograr una paz justa y duradera.

«Cada ataque descarado contra la vida cotidiana demuestra que la presión sobre Rusia no es suficiente. Sanciones efectivas y ayuda a Ucrania pueden cambiar eso», declaró Zelenski durante su visita a Estambul. El encuentro que Zelenski iba a mantener este miércoles con Witkoff en Turquía habría sido cancelado. «Rusia debe rendir cuentas por lo que ha hecho y debemos centrarnos en todo lo que nos fortalece: derribar misiles, neutralizar drones y detener los asaltos», añadió.

Este jueves, tras regresar a Ucrania, Zelenski se reunirá con sus asesores y su partido. El Parlamento confirmó ayer la dimisión de los ministros de Justicia y Energía, Herman Galushchenko y Svitlana Grinchuk, respectivamente, por su presunta implicación en un esquema de corrupción alrededor del monopolio nuclear del país. Los partidos de la oposición exigen la dimisión del Gobierno y señalan especialmente a Andri Yermak, jefe de la Oficina Presidencial.