Coaching

«La ilusión tiene un grandísimo poder terapéutico»

Lecina Fernández lleva más de tres décadas dedicada a la psicología clínica, ámbito que compagina con la docencia y la investigación a través de Lab Ilusión, el laboratorio de investigación, formación y divulgación de la ilusión. Su libro «Ilusión positiva» propone de forma muy práctica herramientas para sacar el máximo partido a la ilusión.

Lecina Fernández / Psicóloga Clínica
Lecina Fernández / Psicóloga Clínicalarazon

Lecina Fernández lleva más de tres décadas dedicada a la psicología clínica, ámbito que compagina con la docencia y la investigación a través de Lab Ilusión, el laboratorio de investigación, formación y divulgación de la ilusión

-Acaba de publicar un libro cargado de estrategias prácticas para convertir la ilusión en una herramienta para el crecimiento personal. ¿Qué es exactamente la ilusión positiva?

-Incluye optimismo, esperanza y felicidad. Además de muchos otros rasgos psicológicos, habilidades personales y fortalezas humanas. Se trata de una representación mental en la que tú eres el protagonista y eso nos provoca emociones positivas y nos despierta un gran potencial de habilidades y estrategias para pasar a la acción y lograr hacerla realidad.

-¿La ilusión puede tener poder terapéutico?

-Sí, y es grandísimo, tanto desde la parte clínica como desde la psicológica. En los dos ámbitos cabe perfectamente. Cuando una persona está deprimida una de las caracteristicas básicas es la tristeza y el sentimiento de no encontrar sentido a la vida, que es justamente lo contrario a lo que implica la ilusión, que es sinónimo de alegría, de capacidad y de creer en uno mismo. Por eso, la ilusión es clave en el tratamiento de la depresión. Por otro lado, sin partir de una patología, es decir, en una persona sana, la ilusión conlleva factores de prevención en trastornos conductuales, como consumo de sustancias, anorexia o bulimia, así como de enfermedades físicas como el cáncer. Se sabe que las personas optimistas contraen menos enfermedades infecciosas que las pesimistas y que la desesperanza es capaz de causar enfermedades físicas.

-¿Es posible encontrar la ilusión perdida?

-Sí, porque sigue estando dentro de nosotros, nunca desaparece, aunque en ocasiones esté dormida. El primer paso es indagar en nuestros recuerdos para buscarla y sentirla. Después, hay que hacer el esfuerzo de imaginar la historia que quiero hacer ilusionante y, por último, pasar a la acción. Para ello es clave la predisposición. Lo bueno de la ilusión es que tiene la magia de ser la fusión de varias cosas, pues es estimulante y te empuja a hacer cosas, a la vez que es una acción y un hecho.

-¿Hay personas más propensas a perder la ilusión?

-Sería interesante plantearlo desde el prisma de si hay personas más o menos predispuestas a buscarla y a vivir con ilusión. Si desde pequeños aprendemos a fomentarla seremos más propensos a vivir con ilusión. Así, cuando pase el tiempo y, por alguna circunstancia de la vida, perdamos esa chispa estaremos más entrenados para volver a buscarla y encontrarla. El libro nace para poder sembrar y educar en ilusión. Si eso no forma parte de nosotros, nos va a costar más buscarla.

-¿Sería positivo educar desde niños a cuidar y descubrir la ilusión?

-Sin duda. Estamos acostumbrados a que la ilusión nos cae por sí sola. A nivel innato nacemos con todas las capacidades para ilusionarnos y de adultos entra en juego la parte de aprendizaje para construir ilusiones. Estamos acostumbrados a hablar de ella y tenerla, pero no se ha planteado como una herramienta de crecimiento personal tanto en el entorno educativo como sanitario o laboral.