
Hablan los expertos
Fase lútea: el momento del ciclo en el que más cambia tu piel (y cómo cuidarla)
Durante la fase lútea, la piel se vuelve más grasa y reactiva. Te contamos cómo cuidarla con los activos que realmente funcionan

Parece mentira que algo tan invisible como las hormonas pueda tener tanto poder sobre nuestra piel. Pero sí: si notas más brillos, algún granito rebelde o una textura más irregular justo antes de la regla, estás viviendo en plena fase lútea, ese tramo del ciclo que abarca los días 15 al 28 y en el que el cuerpo (y la piel) entran en auténtico modo montaña rusa.
Durante estos días, el incremento de progesterona puede alterar por completo el equilibrio del cutis, aumentando la producción de sebo, dilatando los poros y dejando esa sensación de piel inestable que ni el mejor maquillaje consigue camuflar. Por eso, entender qué ocurre y cómo tratarla en este momento es clave para mantenerla bajo control.
La fase lútea es, probablemente, una de las más traicioneras para la piel, pero también una de las más fáciles de gestionar si sabes qué necesita. Como explican las cosmetólogas consultadas, este es el momento de dejar respirar la piel, apostar por fórmulas ligeras y centrarse en la seborregulación, la hidratación inteligente y la protección solar. En otras palabras: escuchar lo que la piel te está pidiendo y ofrecerle justo lo que necesita.
Así cambia tu piel en la fase lútea
Entre los días 15 y 28 del ciclo, la piel tiende a producir más grasa por el aumento de progesterona. "Los niveles de esta hormona suben, y con ellos, la secreción sebácea. Por eso aparecen más brillos, los poros se notan y los granitos se vuelven invitados no deseados", explica Estefanía Nieto, directora de dermocosmética de Medik8. El secreto, según las expertas, está en regular sin resecar. "La clave está en incorporar activos seborreguladores como el ácido salicílico, la niacinamida o el zinc, y evitar las texturas densas o aceitosas", añade Raquel González, cosmetóloga y creadora de Byoode.
Press & clear, de Medik8 (42 euros)

Tónico exfoliante con 5,5% de gluconolactona y 2% de ácido salicílico que purifica y suaviza sin deshidratar. Su extracto de sake fermentado y ácido tranexámico lo convierten en un aliado diario para prevenir y tratar imperfecciones sin irritar.
Watercress & copper lyric, de Byoode (55 euros)

Un sérum equilibrante e iluminador que combina berros, gluconato de cobre y niacinamida para regular la grasa y mejorar la luminosidad. Ideal para mantener la piel firme y libre de brillos.
Los imprescindibles que completan tu rutina en esta fase
Aunque la piel esté más grasa, no hay que olvidar los pasos básicos. De hecho, mantener la barrera cutánea hidratada y protegida es esencial para evitar el efecto rebote. "La hidratación es fundamental para equilibrar la piel y preservar su función barrera", recuerda Mireia Fernández, directora de dermocosmética de Perricone MD. A esta hidratación se suman otros dos pilares que, según las expertas, no deben faltar nunca: la vitamina C y los retinoides. "Ambos mejoran la textura y la luminosidad, además de ser activos antiedad de referencia", añade Estefanía Nieto.
Hyaluronic intensive moisturizer, de Perricone MD (78 euros)

Gel-crema con ácido hialurónico, niacinamida y extracto de romero. Hidrata sin saturar y refuerza la barrera cutánea.
Retin-a night, de Byoode (75 euros)

Sérum nocturno con retinal, péptidos y factores de crecimiento que mejora la firmeza, redensifica y combate el envejecimiento sin irritación. Estimula el colágeno hasta un 90% más que el retinol clásico.
C-tetra advanced, de Medik8 (87 euros)

Con un 20% de vitamina C estabilizada, esta fórmula antioxidante aporta luminosidad visible y fortalece la piel frente al envejecimiento prematuro.
Skin tint essence, de Boutijour (39,99 euros)

Loción con color y SPF 50+ PA++++ que hidrata, calma y protege gracias al agua de loto, pantenol y flor de granado. Ligera, luminosa y perfecta para evitar brillos.
En definitiva, la fase lútea puede ser todo un reto, pero también una oportunidad para reconectar con tu piel. Aprender a leer sus señales y adaptar la rutina es la clave para que el ciclo no marque tu cutis. Porque sí, las hormonas mandan… pero con los activos adecuados, quien realmente tiene el control eres tú.
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