Francia

Macron, cara y cruz

En un país donde el poder se ejerce de forma endogámica, los oponentes a la candidatura a la presidencia de Macron le pagan con la moneda de la sospecha de una relación homosexual con su amigo Mathieu Gallet

Mathieu Gallet, presidente del grupo de radios públicas Radio France / El candidato a la presidencia Emmanuel Macron, junto a su esposa,Brigitte Trogneux
Mathieu Gallet, presidente del grupo de radios públicas Radio France / El candidato a la presidencia Emmanuel Macron, junto a su esposa,Brigitte Trogneuxlarazon

En un país donde el poder se ejerce de forma endogámica, los oponentes a la candidatura a la presidencia de Macron le pagan con la moneda de la sospecha de una relación homosexual con su amigo Mathieu Gallet

Gallet, un seductor que no responde a los rumores

En un país donde el poder se ejerce de forma endogámica, los oponentes a la candidatura a la presidencia de Macron le pagan con la moneda de la sospecha de una relación homosexual con su amigo Mathieu Gallet

Carlos HERRÁNZ - París

La de Mathieu Gallet es una de las carreras más meteóricas de la Francia actual. Por encima del rumor aparecido esta semana, intencionado y desmentido por el candidato liberal al Elíseo, Emmanuel Macron, sobre una posible relación homosexual con él, lo cierto es que la vida de ambos hombres tienen varios paralelismos que en ocasiones sus detractores no han dudado en utilizar para intentar desprestigiarlos. Jóvenes, brillantes, preparados, atractivos, con ambiciones y encantadores en el trato. Sus entornos los califican con los mismos adjetivos. Pero sus opositores ven en ambas figuras la ambición desmesurada del pupilo que muerde la mano del mentor o que no tiene escrúpulos para llegar a arañar un puesto mejor. Lo único probado más allá de la intensa rumorología que en la capital francesa circula sobre ambos sendos currículum brillantes.

Rápida ascensión

Mathieu Gallet es el flamante presidente del grupo de radios públicas del país, Radio France, un cargo que ostenta desde 2014 tras varios años de rápida ascensión en el sector público. Originario del sudoeste de Francia, se diplomó en el Instituto de Estudios Políticos de Burdeos en 1999, y después pasó por la Sorbona en París para completar sus estudios con un máster de análisis económicos y administración pública. Pese a que es una de las figuras más importantes del sector audiovisual público francés, forjó su carrera en el área privada, paralelismo que también comparte con Macron y que las encuestas de opinión han evaluado positivamente en el candidato liberal a las presidenciales. Gallet pasó a ser desde el año 2000 responsable de ventas internacionales del grupo Pathé, una de las sociedades galas más importantes en la producción de cine, de donde saltó a Canal+ para tomar las riendas de las relaciones institucionales de la cadena.

Siempre cabalgando entre la comunicación y la política, es en 2006 cuando definitivamente Gallet da el salto a la administración pública. Lo hizo de la mano de la derecha, con varios puestos como asesor de nuevas tecnologías en la recta final del mandato de Jacques Chirac. Pero es el ex ministro de Cultura de Nicolas Sarkozy, Frédéric Mitterrand, quien definitivamente se convierte en su gran valedor. Lo aupó a la presidencia del Instituto Nacional de lo Audiovisual cuando Gallet contaba tan sólo con 33 años. Fue allí donde estableció buena parte de su agenda de contactos. Un nombramiento que le valió no pocas críticas que cuestionaban su preparación para liderar esta institución emblemática de la historia del audiovisual francés. Mismos argumentos que volvieron a escucharse hace tres años, en 2014, cuando fue nombrado presidente de la radio pública. Empezó con polémica el mandato. «Le Canard Enchaîné», el diario que acaba de revelar ahora el escándalo de los presuntos empleos ficticios de la familia del candidato conservador François Fillon, publicó que el por entonces recién nombrado responsable de Radio France había gastado más de 100.000 euros en redecorar su despacho. Una inspección lo acabó absolviendo de culpa justificando el gasto. Ese mismo año, la revista gay «Têtu» lo calificaba como «el hombre más sexy de los medios de comunicación». Pero su físico también ha contribuido a alimentar la rumorología de aquellos que, siempre bajo pseudónimo, han hecho circular miles de teorías sobre sus estrechas relaciones con altos cargos masculinos homosexuales en Francia. A diferencia de Macron, que protagoniza comentadas portadas de «Paris Match» abrazando a su esposa Brigitte Trogneux, Gallet prefiere mantener la discrección sobre su vida privada.

En su «haber» profesional está el hecho de haber abierto el Instituto Audiovisual francés al mundo con importantes acuerdos con plataformas como YouTube o Dailymotion o su voluntad en democratizar el acceso a los fondos de la institución, pero en su caso, el peaje de ser joven, guapo y ambicioso es el de soportar el rumor persecutorio. Los que lo critican aportando argumentos más finos dicen que se esfuerza más en trabajar por su próximo puesto que por la institución. Otros afirman que su capacidad de bailar tanto con la derecha como con la izquierda es su carta de presentación. Lo que pocos niegan es su capacidad de seducción. «Es encantador y muy trabajador», afirma para LA RAZON un amigo suyo que achaca a los corrillos de cenas nocturnas parisinas las especulaciones que han corrido como la pólvora estos días.

Un ganador nato

En un perfil publicado por el diario «Le Monde» cuando fue nombrado presidente de Radio France, se le calificaba como «caso interesante de ascensión contemporánea lejos de las castas habituales del servicio público». Algunos de los colaboradores que ha dejado por el camino dicen de él que tiene una capacidad de análisis psicológico envidiable, propios de quien intuye enseguida los propósitos de su interlocutor sin revelar los suyos y acaba ganando la partida. «Un ambicioso moderno» que conoce los secretos de la digitalización en los medios. Pero a Francia le cuesta creer en la meritocracia pura de este tipo de casos. La sospecha es la moneda de cambio en el ascenso fulgurante en un país donde el poder se ejerce de forma tan endogámica. Quizá no hay ninguna persona en Francia que tenga mayores conocimientos para saber gestionar un rumor sobre su vida personal. Él ha optado por callar.

«El graduado» que se casó con la maestra

El político se adueñó del corazón de su profesora, 20 años mayor que él y con tres hijos, quien dejó a su marido para comenzar una nueva vida

Asunción Serena - París

Emmanuel Macron, presentado por los sondeos como el próximo presidente de Francia a sus 39 años, explicaba el domingo pasado el secreto de su rápida ascensión: «La debo a esa voluntad de no someterme, de amar la libertad, y lo universal, de indignarme, de no aceptar un orden establecido». Y con un cierto pudor revelaba que «cuando nos decían que eso no se hacía, que no era posible, que no era para nosotros, que debíamos respetar las normas, la disciplina, y buscar la felicidad en otro lugar, esos sentimientos son los que me llevaron junto a Brigitte a amarnos, a querer, a construir».

Macron tenía 15 años cuando conoció a Brigitte Trogneux, ella de 34, era profesora de francés en el Liceo La Providence de Amiens. Junto a Brigitte descubrió la pasión por el teatro y no sólo eso: «Las cosas se desarrollaron de forma furtiva y me enamoré», cuenta en su libro «Révolution». Esa pasión llevó a la pareja a reunirse todos los viernes «durante horas» para reescribir una obra de teatro de Eduardo de Filippo. Tras meses de trabajo, decidieron llevarla a escena. «La escritura se convirtió en un pretexto», concluye.

«Me casaré con usted»

Trogneux es la pequeña de seis hermanos. Se casó al finalizar el colegio con un futuro banquero. Tuvieron tres hijos, la segunda de la misma edad que Macron. Mientras que su marido cambiaba de ciudad por razones profesionales, ella le seguía y daba clases en los colegios en los que sus niños estaban escolarizados. En una entrevista a «Paris-Match» Brigitte, hoy convertida en Brigitte Macron, relataba hace unos meses el inicio de la relación: «La escritura nos reunía cada viernes y desencadenó una gran proximidad. Tenía un enorme ascendiente sobre mí». Al observar el acercamiento, la profesora pidió al alumno que fuera a París a seguir sus estudios en el Liceo Henri-IV, uno de los establecimientos más elitistas de Francia: «Me aseguró que volvería. Fue un desgarro, pero no rompimos. Al contrario, pasó a ser algo pasional y con 17 años Emmanuel me dijo: “Haga lo que haga, yo me casaré con usted”».

«Imposible resistirse»

Doce años más tarde, el 20 de octubre de 2007, contraían matrimonio en el Ayuntamiento de Touquet. El amor «arrastró todo a su paso y me condujo al divorcio. Fue imposible resistirse», comenta Trogneux. La pareja se instaló en París. Mientras él terminaba sus estudios de Filosofía y Ciencias Políticas, ella encontró empleo en la enseñanza en el Liceo Saint Louis de Gonzague, conducido por los jesuitas, que ha mantenido hasta ahora. Todo cambió cuando en agosto de 2014 Hollande decidió nombrar ministro de Economía e Industria a su antiguo consejero en el Elíseo. Macron se convirtió en el más joven titular de esta cartera del último medio siglo. Aunque el matrimonio se instaló en el apartamento de funciones del Ministerio, durante los primeros meses Brigitte mantuvo su trabajo en la otra punta de la ciudad, cerca de Trocadero, hasta que en junio de 2015 decidió consagrar todo su tiempo a su marido y su familia. Desde que Emmanuel creó el partido En Marche! y anunció su candidatura a las presidenciales, su cónyugue le sigue en sus desplazamientos, participa en las reuniones y procura mantener los lazos. La campaña electoral está comenzando a salpicarse con la hiel de los ataques y rumores que lanzan quienes quieren denigrar su imagen. El último es de hace meses, que ya desmintió en su día pero que ha tenido que atajar de nuevo. Como dijo con ironía ante un grupo de militantes: «Si os dicen que llevo una doble vida con Mathieu Gallet o con cualquier otro, es mi holograma que se me ha escapado. No puedo ser yo. Para empezar, es desagradable para Brigitte, pero además, como comparte toda mi vida, se pregunta cómo podría ser».